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Foto: Javier Rosa.

Me llamo Liberto Peiró, soy padre de dos personajillos maravillosos y estoy enamorado de la mujer más maravillosa del mundo. Además estoy a punto de cumplir 25 años como fotógrafo de prensa musical y actualmente soy el encargado de sacar a la calle la edición comunidad valenciana de Mondo Sonoro.

Empecé fotografiando conciertos en las salas Gasolinera, Babia y otras tantas desaparecidas del underground valenciano del siglo XX. Por mi objetivo han pasado más de 3000 grupos en directo, he perdido la cuenta. Y espero llegar a la jubilación con una Nikon en el cuello. Tengo unos amigos que no me merezco y gracias a ellos sigo encantado de fotografiar todo lo que se mueve encima de un escenario. Ah…! Y si me ves en un concierto no me pidas fotos para tu Facebook…


Un disco:
Partimos de la base que elegir un disco es muy difícil, pero lo haré, y no por ello voy a menospreciar a cualquiera de todos los demás. Podría poner “¿Cuándo se come aquí?”, de Siniestro Total, o el «Ferpectamente», de Los Enemigos, o el “Música moderna”, de Radio Futura, “Ok Nastassia Kinski”, de Las Ruedas o “En desconcierto”, de Seguridad Social… Pero definitivamente voy a decantarme por “El tiovivo de la locura”, de Amor Sucio, que con canciones como “Entre mis piernas” o “El callejón del olvido”, debería estar en las estanterías de cualquier discoteca casera que se precie.

Una película: Me encanta “Los Gritos del Silencio” de Roland Joffé, por representar de maravilla lo cruel que puede llegar a ser la raza humana y como el periodismo lo debe mostrar. Me gustan “Trainspotting” de Danny Boyle y “Swingers” de Doug Liman, por demostrar que la diversión humana no tiene límites. “El Dormilón” de Woody Allen, que cada vez que la veo, me vuelvo a morir de risa con el “orgasmatrón”. Y me voy a quedar con dos trilogías, la de “El Padrino”, de Coppola y “La Guerra de las Galaxias”, de Lucas, Kershner y Marquand.

Un libro: Cualquiera de Alberto Vázquez Figueroa, o “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, la biografía de Keith Richards y voy a seleccionar “Powder”, de Kevin Sampson, novela molona que narra las aventuras y rivalidad entre dos grupos de música en Liverpool.

Una serie de tv: Hace años que no tengo tiempo ni ganas de esperar al siguiente episodio de cualquier serie por muy fantástica y espectacular que sea. Me tragué de un tirón muchos capítulos de “Perdidos” por la locura colectiva que le dio a todo el mundo y me cansé pronto de tantas tonterías. Vi algunos capítulos de “House”, hasta que descubrí que todo lo curaban con 20 mg de pentazotaína o algo similar.

Una serie de dibujos de tv: Me crié con Mazinger Z, Heidi, Marco, El bosque de Tallac y unos dibujos de The Beatles en los que siempre se metían en líos. He crecido con Los Picapiedra, Oliver y Benji y odiando a Son Goku, y ahora me trago por mis hijos desde Las Tortugas Ninja, Spiderman, o “Gormiti”, hasta Monster High o Looney Tunes. Pero me quedo con Los autos locos, con ese Pierre Nodoyuna y su perro Patán… inmejorables. Aunque reconozco que South Park y Futurama eran la bomba.

Una revista: La nueva etapa de Mondo Sonoro en la comunidad valenciana, que la hace un equipo de gente muy maja y muy profesional. Igual habla de grupos conocidos, que de grupos que empiezan y por consagrar de cualquier estilo musical. De hecho el mes que viene saldrá a modo de homenaje, una foto de un rockero que acaba de celebrar su 60 cumpleaños con un concierto espectacular, rodeado de amigos, que no sé porque no tiene que salir, si fuera Johnny Cash o cualquier extranjero, es cool, pero al ser de aquí, para muchos incultos de la historia del rock es como cutre… pues un respeto.

Un icono sexual: Ursula Andress en la película “Dr. No”, de James Bond; Raquel Welch en «Hace un millón de años»; Brigitte Bardot en los años 60, antes de que se le fuera la pinza y aún comía carne, o Jean Seberg en “Al final de la escapada”.

Una comida: Arròs amb fesols i naps de mi madre, o el rape en salsa de la mujer que más quiero, imposible no mojar pan hasta que se acaba.

Un bar de Valencia: La Tasca de Russafa, con sus bravas, sus cervecitas de barril y la fideuà de Amparito.

Una calle de Valencia: La Plaza de Patraix, es como mi pueblo, con sus fiestas animadas y su gente.