Una completa retrospectiva que ofrece un recorrido por la pintura, el dibujo y la escultura de Antonio López desde los años 50 hasta la actualidad. Es lo que podrá contemplar y disfrutar quien se acerque a la exposición de la Fundación Bancaja, comisariada por Tomás Llorens y Boye Llorens.
La muestra, que ha contado con la colaboración del propio artista y de su entorno familiar próximo en el comisariado, acerca al público el singular proceso creativo del artista e incluye algunos de los principales cuadros y esculturas en los que se encuentra actualmente trabajando en su taller, y algunas obras en proceso que ha querido mostrar al público. El conjunto reúne una selección de casi un centenar de piezas gracias a la colaboración de una treintena de instituciones y particulares que han cedido obra de su colección, permitiendo una selección única.
La exposición, que se podrá visitar hasta el hasta el 28 de febrero de 2021, indaga en el carácter singular de su complejo y exigente proceso de trabajo, que le ha permitido definir y consolidar una poética realista extremadamente rigurosa y original, tremendamente personal. Pretende mostrar cómo ese proceso de trabajo refleja una investigación profunda y minuciosa que ha impuesto un enfoque multidisciplinar y la insistente, casi obsesiva, recurrencia de determinadas temáticas de la realidad cotidiana a lo largo de los años.
En busca de un lenguaje figurativo propio
La exposición recoge, en primer lugar, sus obras de los años iniciales, en los que Antonio López, frente a las tendencias generales hacia la abstracción, maravillado por el arte clásico, busca configurar un lenguaje figurativo propio bajo la influencia de los pintores metafísicos y la admiración que sentían por el Quattrocento italiano, un amplio espectro del surrealismo y los recursos matéricos del expresionismo compartidos con sus amigos informalistas. Se trata de una etapa compleja y densa, introspectiva y muy personal. La crítica lo relacionó con el surrealismo y con el realismo mágico, pero también se habló de realismo subjetivo, realismo cotidiano y realismo trascendental, entre otros. Antonio López escapaba con sus pinceles y su formón a toda clasificación, concentrado en su entorno más próximo y familiar según había aprendido de su tío, el también pintor Antonio López Torres.
El tiempo como gran tema de Antonio López
La segunda sala muestra un registro más objetivo. El artista busca captar la esencia misma de las cosas, aquello que permanece y perdura en el tiempo para descubrir la naturaleza misma de la realidad. Los dibujos y las esculturas en torno a la figura humana revelan un interés plástico predominante por las formas y las texturas, con un dominio magistral de la escala. Las escenas de interiores, principalmente del propio estudio, reconstruyen el espacio por medio de la luz, dominado por los contrastes del claroscuro. Un tiempo estático queda suspendido en la luz del cielo que modula la profundidad de campo de las grandes panorámicas urbanas, mientras los bodegones y los estudios de rosas, frutales y membrilleros reflexionan sobre la fugacidad o el transcurso inexorable del tiempo. El tiempo viene a constituirse en el gran tema de la pintura de Antonio López.
La pintura de María Moreno. Afinidades y contrastes
La muestra antológica de Antonio López incluye también una sección dedicada a la pintora figurativa María Moreno, su mujer, recientemente fallecida, que supone la primera ocasión en la que exponen juntos ambos artistas, al margen de exposiciones colectivas junto a otros creadores. Las obras evidencian tanto las afinidades como los contrastes en las propuestas temáticas y en las inquietudes plásticas de ambos artistas, su admiración mutua y su mutuo compromiso vital. Formada en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, es una de las figuras imprescindibles del nuevo realismo que surgió en España a mediados de los 50. Los motivos de sus obras, que están siempre ligados íntimamente a ella, abarcan los paisajes, en los que Madrid tiene un lugar destacado, aunque también los de La Mancha; los retratos de personas de su entorno de la primera etapa; los interiores, que han estado presentes desde el comienzo de su carrera; los bodegones; los jardines y muchas flores, por las que ha tenido especial predilección a partir de los años noventa.
Con motivo de la exposición se editará un catálogo con la reproducción de las obras expuestas acompañadas de fotografías del montaje del proyecto expositivo, así como de una cronología de exposiciones y recepción crítica de Antonio López, elaborada por Boye Llorens, y un texto de Tomás Llorens a partir de más de nueve horas de conversación mantenidas con Antonio López en diferentes sesiones durante los últimos meses. Además, con el objetivo de acercar el arte a todos los públicos, se realizarán talleres didácticos sobre el artista y su obra dirigidos a los diferentes colectivos de personas con diversidad funcional, personas en riesgo de exclusión y escolares.