Hace casi ochenta años, Albert Camus publicaba uno de los ensayos más fascinantes sobre el sentido de la existencia humana. En El mito de Sísifo, el pensador francés planteaba la vida de hombres y mujeres como un viaje inevitable hacia el absurdo, ya que, debido a su rutina diaria, las personas entran en un bucle sin sentido donde cualquier respuesta es insatisfactoria. Pero Camus encendió una llama para la esperanza, y al final Sísifo se rebelaba contra sus castigadores aceptando la penitencia y disfrutando de ella.
El mito de Sísifo fue, junto a los conceptos del eterno retorno y el amor fati de Nietzsche -consistentes en la aceptación de que en el mundo todo se repite eternamente-, el punto de partida de la coreógrafa madrileña Mercedes Pedroche para su espectáculo Artificios y leopardos, que el próximo 11 de diciembre se representará sobre las tablas de La Mutant (20.30 h), y que viene directamente de exhibirse en el Teatro La Abadía de Madrid. En él, Pedroche se sube a un escenario en su condición más natural, sin telones, cajas ni bambalinas, solo con una matriz cuadrada compuesta por dieciséis soportes de micrófono orientados hacia el público, una circunstancia nada casual. “El espacio escénico también es el patio de butacas y la zona de los espectadores”, señala la creadora acerca de la importancia de los asistentes en el devenir de la pieza. “Algunas escenas conllevan intervenciones o manifestaciones espontáneas del público, que tiene la libertad de moverse o trasladarse en el espacio si lo desea, atendiendo siempre a las medidas anti Covid”.
Artificios y leopardos comienza, precisamente, debajo del escenario. Mientras los asistentes entran a la sala, una mujer realiza la acción absurda de levantarse y sentarse una y otra vez, primera de las muchas manifestaciones que el mito expresado por Camus tendrá a lo largo de la obra. En ella, una mujer atrapada por una experiencia digna de Sísifo se presenta en una encrucijada vital, un punto muerto. “Deambula solitaria como una hembra leopardo enjaulada, negando credos y manadas”, comenta Pedroche. “Consciente de su vulnerabilidad, rastrea en su fracaso el impulso vital que le permita vivir al margen de los decorados y las creencias ficticias que impone el engranaje social”. A partir de este punto, y con la complicidad de los espectadores que la acompañan, tratará de encontrar en la danza la vía de escape de su prisión.
Esta propuesta se enmarca dentro de la línea de colaboraciones que La Mutant tiene con las asociaciones del sector. En este caso, la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunidad Valenciana (APDCV) propone CIRCULA!, un programa que favorece la circulación de piezas de danza por todo el Estado, y que se completa con un clase de Mercedes Pedroche en el Conservatorio Profesional de Danza de València.