La exposición Juegos Reunidos, de Manuel Antonio Domínguez (Villablanca, Huelva, 1976), en Gabinete de dibujos (hasta el 14 de abril) es «un proyecto de sesgo autobiográfico y ánimo festivo, muy chill y con mucho orgullo». Sobre todo, apuntan también desde la galería, porque Manuel no había vuelto a mostrar su obra en València desde su intervención El traje de chaqueta en lo que era Gabinete de dibujos en 2015 y la muestra individual en la desaparecida Sala La Perrera, en 2008, tras vivir sus años de estudiante de Bellas Artes en la ciudad.

Ahora, tras numerosas exposiciones en galerías nacionales y ferias internacionales, es el reencuentro con sus elaboradas composiciones en perfecto equilibrio y su dominio de la acuarela, que narran a su manera sus peripecias vitales de los últimos años.

Los juegos reunidos que nos presenta Manuel Antonio Domínguez, explica Bartolomé Limón en la hoja de sala, «parten de una serie de encuentros tanto con personas como con los propios juegos que conforman las obras expuestas. Estos tableros de Juegos reunidos que son parte de las piezas fueron encontrados mediante una búsqueda azarosa (en esa dicotomía de búsqueda y suerte) en el rastro de Madrid y como en obras anteriores del artista, Manuel Antonio decidió utilizarlos e intervenirlos para hablarnos de su situación actual. Así decidió situarse en el centro de estos juegos, iniciando una búsqueda pero, al mismo tiempo, dejándose llevar».