La Jove Muixeranga de València.

La sala II de L’ETNO. Museu Valencià d’Etnologia acoge hasta el 26 de septiembre la exposición Muixerangues al cel, una muestra sobre la tradición festiva valenciana de construcción de figuras y torres humanas que hoy identificamos como muixerangues, y que en otros lugares conocen como baile de los valencianos.

La exposición ha sido producida por L’ETNO. Museu Valencià d’Etnologia en colaboración con la Federació Coordinadora de Muixerangues, y está comisariada por Joan Bofarull i Albert Costa, conservador de l’ETNO.

La muestra quiere aproximar al espectador a este fenómeno poliédrico que junta tradición, nuevas formas de asociacionismo, fiesta, ritual y, por qué no decirlo, una forma de entender la identidad de los valencianos. Además se pretende generar un discurso didáctico sobre los códigos e intenciones que hay detrás de la construcción de las figuras y las torres humanas de las muixerangues.

Un fenómeno que tiene en Algemesí su máxima expresión (de hecho es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad), pero que es una tradición extendida por nuestro territorio (incluso documentada en la ciudad de València) que, a pesar de que fue menguando en el paisaje festivo, se conservó o renació en otros pueblos en los cuales hoy vemos muixerangues tradicionales como parte del ritual de las fiestas.

Aunque cada una de estas muixerangues tiene particularidades y nombres diferentes (muixeranga, negrets, moixiganga, dansants y varetes), todos estos grupos festivos comparten los aspectos esenciales que las identifican: el baile burlesco, una música e indumentaria específica y, por supuesto, hacer torres.

Desde hace un tiempo vivimos un interesante fenómeno de recuperación: la creación de nuevas pandillas muixerangueres que, con formas del asociacionismo contemporáneo, encuentran en las muixerangues tradicionales un modelo a seguir. Una tradición que se expande e, inevitablemente, cambia, se renueva y actualiza y donde las mujeres participan, por fin, en igualdad. Ahora más que nunca, nos damos cuenta de su valor como patrimonio cultural y festivo. Mudadas con uniformes de colores vivos, exhibirán sus habilidades buscando la aprobación del público. Ilusión, esfuerzo, sufrimiento, nervios y alegría que acabará haciéndose protagonista de la fiesta.