La Tempesta es el título de la nueva producción del Institut Valencià de Cultura que llega al Teatre Rialto, del 5 de febrero al 13 de marzo. La versión y la dirección de la obra de Shakespeare es de Roberto García y cuenta con un reparto de nueve actores y actrices encabezados por Teresa Lozano, en el papel de Pròsper, Premio de Honor de las Artes Escénicas Valencianas 2020, y que hacía más de veinte años que no trabajaba en una producción pública valenciana. El resto de intérpretes son Marina Alegra, Álvaro Báguena, Paula García Sabio, Nelo Gómez, Jaume Ibáñez, Jacobo Julio Roger, Jaime Linares y Manuel Maestro.

«La Tempesta se considera la última obra de William Shakespeare. Es una obra extraña, peculiar y poco representada. Una patraña efectista creada para deleitar al rey Jacobo I de Inglaterra y a sus acompañantes de la alta sociedad sentados en sillas en un espacio interior, a diferencia del Globe, en el que el público, formado por gente de clase baja, asistía a las obras de pie», explica Roberto García..

Una de las cosas que más interés despertó en el director de la obra fue «que estamos básicamente ante un artefacto metateatral. La isla que aparece en la obra no deja de ser el espacio de creación de ese dramaturgo llamado Pròsper y de ese director de escena denominado Ariel. Es decir, un teatro dentro de otro teatro. Y como espacio de creación que es, hablamos de un lugar donde puede pasar cualquier cosa y donde los personajes son lanzados a vivir un viaje revelador y de transformación».

Todo ello sin olvidar los grandes temas: el ejercicio del poder, la libertad a la que apelan todos los personajes, las prisiones mentales y físicas, la relación entre padres e hijos, la venganza, el perdón y las segundas oportunidades.

Shakespeare se despidió del teatro con esta obra. Se despidió de la política mostrando el juego sucio en el que se mueve, se despidió de la comedia con los bufones borrachos, se despidió del romance con los jóvenes enamorados… Y después de mostrarlo en una isla, que es un teatro dentro de otro teatro, y de evidenciar la futilidad de todo porque está hecho de la misma materia que los sueños, decidió perdonarlo todo y perdonar a todos.