El MuVIM presenta una exposición gráfica basada en la novela clásica japonesa escrita por Murasaki Shikibu en el siglo XI
El príncipe resplandeciente es el título de la exposición que se puede visitar en la Sala Alta del MuVIM hasta el 7 de septiembre. La muestra reúne tres colecciones gráficas que reinterpretan La historia de Genji, la influyente obra de Murasaki Shikibu, considerada la primera novela psicológica moderna de la literatura universal.
Organizada en 54 secciones correspondientes a los capítulos originales de la novela, la exposición reúne una selección de xilografías y litografías realizadas entre el siglo XIX y el XX por tres artistas japoneses. Se trata de Utagawa Kunisada (Toyokuni III), que elaboró grabados en el siglo XIX; Ebina Masao, que retomó la historia en los años veinte del siglo pasado; y Shirahata Yoshi, autor de una serie de ilustraciones impresas en 1972.
Genji Monogatari fue escrita a comienzos del siglo XI, en pleno apogeo del periodo Heian, y retrata la vida del ficticio Hikaru Genji, apodado ‘el príncipe resplandeciente’. El texto explora su vida sentimental, las intrigas cortesanas y las tensiones sociales de su entorno, con una perspectiva introspectiva que examina los sentimientos humanos con una profundidad inusual para la época.
La novela, de más de un millar de páginas, ha inspirado durante siglos a generaciones de artistas y sigue siendo un referente en la cultura visual japonesa. Sus escenas se han plasmado en biombos, rollos ilustrados, libros y grabados ukiyo-e, que captan momentos clave de la vida de Genji y su entorno. Estas imágenes servían además como indicador del nivel educativo y cultural de sus propietarios, extendiendo su popularidad más allá de los círculos literarios.
Utagawa Kunisada, activo durante el siglo XIX, adaptó los episodios de la novela a un estilo accesible y ornamental, dotando a sus grabados de una expresividad sutil en los gestos, los detalles arquitectónicos y los textiles. En su obra, Genji aparece como símbolo de sensibilidad y refinamiento, rodeado de figuras femeninas que encarnan emociones como el deseo, la melancolía o la nostalgia.
En el siglo XX, Ebina Masao introdujo una estética más estilizada. Su enfoque visual propone una lectura poética y melancólica de la obra, a través de líneas suaves, composiciones silenciosas y colores planos que subrayan la fragilidad emocional de los personajes y la fugacidad del tiempo.
La tercera colección, obra de Shirahata Yoshi, reúne ilustraciones creadas en 1972 con técnicas tradicionales japonesas. Estas imágenes no solo representan escenas narrativas, sino que traducen visualmente los estados anímicos de los personajes. Cada imagen actúa como una contemplación pictórica de lo efímero, enfatizando la emoción contenida mediante el ritmo, el color y la forma.
La exposición propone así un recorrido visual por la evolución artística de La historia de Genji a lo largo de más de un siglo, desde el grabado clásico hasta la ilustración contemporánea, y revela cómo el legado de Murasaki Shikibu ha trascendido el tiempo y los formatos, manteniendo su relevancia en el imaginario colectivo japonés y mundial.
La historia de Genji no solo destaca por su extensión y complejidad, sino también por su profundidad psicológica y su belleza formal. A través de las relaciones de sus personajes y la sofisticación del entorno cortesano, la obra ofrece un retrato íntimo de la vida aristocrática del Japón del siglo XI. Su influencia ha sido tan duradera que sigue inspirando nuevas lecturas e interpretaciones visuales más de mil años después.