Conversando con el diseñador gráfico Jaime Sebastián se descubre que además de talento tienen mucha inquietud por todo lo que sucede a su alrededor. También destaca por ser muy reflexivo y madurar su opinión antes de compartirla. Tres características que deberían estar siempre muy presentes en su profesión y que así sucede al menos en su caso.
¿Cómo surgió tu interés por el diseño?
De pequeño cuando visitaba el San Pío V con mi abuelo, pasaba muchas tardes en la librería. Me interesaban sobre todo todos los libros que tuvieran algún tipo de mecanismo o juego con el formato. Desde entonces siempre he me ha interesado el espacio para la creatividad que ofrece el diseño gráfico y el proceso imaginativo que surge en la creación de un diseño.
¿Es Valencia una buena ciudad para dedicarse al diseño?
Valencia es una ciudad complicada para hacer diseño gráfico de manera independiente, pero también creo que merece mucho la pena intentarlo. Hay potencial de sobra en la ciudad, gente con ganas de sacar proyectos adelante y generar cultura.
¿Qué importancia ha tenido (o tiene) la formación en tu carrera?
Tanta como la experiencia. Trabajé dos años en publicidad al acabar el grado y me vinieron genial para entrar a estudiar después la especialización de Diseño Editorial. Echarle muchas horas y producir mucho me ayudó a descubrir qué quería aprender y porqué.
Has diseñado portadas de discos, carteles de conciertos, webs, imágenes de marca, folletos de exposiciones,… ¿en qué formato te sientes más cómodo?
El libro me parece un formato muy especial, me gusta que tenga tanta historia y puedas buscar referentes desde antes de la imprenta. Se ha escrito mucho sobre cómo hacer libros a lo largo de la historia, desde William Morris a Massimo Vignelli. Por otro lado, cd’s he hecho pocos hasta ahora pero es un reto que me encanta abordar. Cuantas más limitaciones te da el formato más creativo tienes que ser.
Uno de los proyectos en los que has participado está relacionado con la película In the mood for love (Wong Kar-Wai, 2000). ¿En qué consistió?
In the Mood for love es un proyecto del máster que hice junto con Josep Lozano, Alba Piera y Diana Pinar, que son todos unos cracks. El reto consistía en transladar la experiencia de la película de Wong Kar-Wai a una publicación impresa. Nos fijamos sobre todo en el ritmo y en el secretismo que envuelve toda la historia. Lo resolvimos con un libro que esconde algunos de los planos más potentes de la película entre fragmentos de diálogo reordenados de manera que generaban una nueva historia.
¿Crees que el diseñador tiene que tener un estilo propio (reconocible, pero diferente en cada proyecto) o su trabajo tiene que diluirse en el resultado final?
Creo que, como diseñadores, nos deberíamos centrar más en tener un proceso de trabajo propio. Desarrollar un buen sistema de trabajo para sacar ideas, experimentar y resolver problemas de manera personal permite expresarse a la vez que servir al resultado final del trabajo.
¿Qué secuencia sigue tu proceso creativo?
Depende mucho del proyecto. Con el diseño de discos por ejemplo, me gusta involucrar a la banda todo lo posible. Invitarles a mi casa y sacar ideas entre todos hasta que no podamos más. En cuanto a la inspiración, si no tengo ningún encargo que hacer, investigo por mi cuenta recursos con los que experimentar. Siempre llevo proyectos personales en la cabeza.
¿Reconoces influencias en tu trabajo que no son expresamente del mundo del diseño (música, cine, libros, series, arquitectura,…)?
Del cine me fascina el trabajo del montador, que tiene que construir la historia con una única herramienta: cortar y pegar. Por otro lado la arquitectura también se puede reducir a algo tan sencillo como la forma y la contraforma y a pesar de ello puede ser algo muy complejo. Me gusta pensar que la tipografía tiene un poder y unas limitaciones parecidas. Existe una cantidad determinada de caracteres y formas de componer un párrafo. Pero nada de esto ha impedido que el diseño gráfico siguiera evolucionando.
¿Tienes alguna manía o ritual a la hora de ponerte a trabajar?
Me encanta prototipar cualquier pieza, ya sea un cartel, folleto o libro. Imprimir, cortar y montar una idea con tus manos, es sin duda la parte que más disfruto. Aunque la pieza final se produzca en una imprenta, hacer las piezas a mano me ayuda a ver lo que funciona y lo que no.
¿Qué redes sociales utilizas? ¿Qué importancia crees que tienen desde el punto de vista profesional?
Me abrí cuenta de Instagram hace unos meses, para usarla como plataforma para mostrar mi trabajo y estoy muy contento con la respuesta que está dando. Te anima más a tenerlo actualizado y sin lugar a dudas, es una herramienta básica hoy en día para hacer visible el trabajo del diseñador.
¿Cuáles son tus proyectos más cercanos?
Esta semana está en imprenta el Gabinete Poético, un poemario que diseñé para la obra de teatro de mi hermano Nelo Sebastián. Es un espectáculo muy especial, para un único espectador, en el que la gente interactúa con una serie de objetos y colabora en la creación de un poema único. Durante un año estuvimos recopilando los mejores poemas y gracias a toda la gente que se animó a participar en el proyecto conseguimos financiarlo mediante crowdfunding. ¡En breves llegarán las recompensas a sus destinos!