Los santos inocentes

Nadie puede negar que Nuno es uno de los entrenadores más coherentes que hay actualmente. Lee igual de mal los partidos antes de jugarlos que después. Y por supuesto, tampoco está muy lúcido durante. Sus ruedas de prensa podrían ser intercambiables sin importar el rival que su equipo haya tenido enfrente. No siendo consciente del problema que tiene el Valencia C.F., difícilmente sea la persona más idónea para solucionarlo. Dos goles, cada uno conseguido al final de una parte en partidos distintos, lo mantienen con vida. Por ahora.

Si el sábado, Alcácer no llega a marcar en los minutos de descuento, el equipo che contabilizaría un tercio de los puntos posibles, después de haber hecho frente a un calendario tan difícil como el que tenía, con Rayo, Deportivo y Sporting como primeros rivales. Unos paupérrimos resultados acompañados de un juego inexistente. Eso sí, para la prensa mayoritaria es irregular. Más blandos son aún si de la gestión de Lim y Mendes hablamos. Menos mal que está Kempes para explicar lo que muchos periodistas o no quieren o no se atreven a decir.

Alesanco fue el otro protagonista de la semana. Quiere que, en un futuro, el cincuenta por cien del primer equipo salga de la cantera. Seguramente, también querrá la paz mundial. O el exbarcelonista lleva dos años largos viviendo en un zulo o no sabe el equipo por el que ha fichado. Que busque en google Academia Gloval y después se tome algo para el dolor de estómago. Por cierto, los tres puntos frente al Sporting lo ganaron, precisamente, dos jugadores de la cantera. Jaume en la portería y Alcácer en la delantera. En el primero confiaban tanto que este año se fichó a Ryan y el pasado a Yoel. En una empresa normal se pedirían responsabilidades por no saber lo que se tenía en casa y haber salido al mercado a buscarlo. En una empresa normal, claro. Alcácer, por su parte, ha sido condenado al ostracismo y al banquillo desde que se enfadó por su sustitución en el partido de ida contra el Mónaco. ¿Casualidad? La misma que ha ido llevando a la titularidad a Rodrigo, Negredo, Mina o Piatti, sin que ninguno haya funcionado.

La planificación deportiva de la temporada parece la de un grupo de amigos que se van al campo a comer el fin de semana. Si se han olvidado de las chuletas pues se comen morcillas y si no hay jamón, no se le hace un feo al chóped. La salida de Otamendi faltaba que se anunciara en un bando municipal. Pero aún así el plan B tardó en llegar. Y Vezo fue titular en la eliminatoria más importante del curso, que se salvó agónicamente. En una empresa normal se pedirían responsabilidades, aquí se jugó a las bombas de humo, esas que se anuncian y nunca llegan. Los que sí aterrizaron fueron unos cuantos chavales con la misma ilusión con que los participantes de «Cracks» (aquel concurso de Cuatro que quería ser el Operación Triunfo del fútbol) entraron en el programa. Jugadores de futuro se apuntaba desde el club. Jugadores de futuro para un equipo con urgencias en el presente. Por el bien de todos que el símil televisivo no vaya a más.

De Nuno nunca se ha valorado su sistema de juego. Principalmente porque nunca ha tenido. Sus errores han sido sus grandes aciertos. Prescindir de Javi Fuego para convertirlo en indiscutible. Convertir a Rodrigo en indiscutible para prescindir de él. Y así va girando la pelota y sumando puntos, aunque sea rácanamente. Y todos tan contentos y cuando Lim va al campo se le recibe como al terrateniente en tiempos añejos. Cualquier día saltará el espíritu de Paco Rabal al campo y se meará en las manos. Eso sí, que no llame a la milana bonita porque hace tiempo que se largó llevándose con ella al murciélago del equipo. Pero poco importa. Kim Lim es muy graciosa, Enzo Pérez un crack introspectivo, han pintado el campo y el equipo está en Champions. Y todos tan contentos. Por ahora.