Kike Correcher (València, 1966), uno de los fundadores de Filmac, es el encargado de inaugurar nuestra nueva sección, Diseño 3D, en la que invitaremos a profesionales del sector a opinar sobre lo que les gusta, lo que no les gusta y lo que les gustaría hacer en València.
Entre sus últimos trabajos, Correcher destaca «una edición bilingüe de La tierra baldía de T.S. Eliot, que se acaba de publicar, con la traducción de Sanz Irles, en Olé Libros, de la que estoy muy contento. También lo realizado con Cultural València, porque es un paso hacia esa construcción de identidad para la ciudad, aunque de momento no haya podido ir más allá. Ojalá el proyecto pueda crecer. Y, en tercer lugar, ando con un proyecto personal en el que intento bucear en la memoria visual de mi infancia. Recupero iconos de diseño que me impactaron de niño y, posiblemente, determinaron la manera en la que hoy veo las marcas, los envases y los objetos a través de su geometría básica. Lo llamo «Improntas»».
Un diseño de València que te gusta
No puedo dejar de elegir el rótulo de los tres refugios que quedan de la guerra civil en València. Pero debo añadir que, para mí, ese rótulo forma parte del cuarteto fundamental de la epigrafía moderna valenciana, en el que están también los cines Metropol, Capitol y Jerusalem. Pura geometría.
Un diseño de València que no te gusta
Aunque sea algo superficial, no soporto encontrarme a diario con el pegajoso color vainilla con el que pintaron la Estación del Norte en la última restauración. Hace ya tantos años que nadie recuerda su color blanco original. Espero que el proyecto que va a comenzar ahora se recupere su verdadera personalidad. El color original destacaba la policromía de la decoración y emparentaba con el sezesionismo vienés.
¿Que te gustaría diseñar en València?
Me encantaría diseñar una baldosa para las aceras de València. En realidad me gustaría diseñar todo un sistema de identidad para la ciudad, tal vez para el Ayuntamiento. Hay muchos detalles únicos en esta ciudad que pasan desapercibidos porque no les damos importancia, y en su lugar apostamos por formas neutras e impersonales que no tienen nada que ver con nosotros.