La compañía de danza-teatro Fil d’Arena cumple diez años. Lo celebra con su octavo montaje, Nimbes. Un espectáculo creado e interpretado por mujeres de entre 4 y 70 años.
Nimbes nació en las residencias artísticas de Graners de Creació 2021, posibles gracias a la colaboración de Espacio Inestable y La Rambleta como salas anfitrionas. Por eso mismo, la pieza se representará en ambos escenarios, del 29 al 31 de octubre y del 5 al 7 de noviembre, respectivamente.
¿Qué es Nimbes?
Habla de mujeres que tratan de empoderarse de manera transversal y comunal, huyendo de ensalzamientos gloriosos y sobrehumanos que comban sus espaldas con más cargas y metas asfixiantes.
Rehusa sacralizar a la mujer, deshumanizarla, erigirla semidiosa, decirle que puede con todo, someterla a unos superpoderes inventados por un capitalismo complaciente que la quiere aún más subyugada y ocupada.
Habla de mujeres fuertes que no tienen otro remedio que serlo.
Trata de la herencia, del legado invisible que se transmiten de unas mujeres a otras.
En Nimbes, la compañía abre sus brazos a otras profesionales de la danza y a invitadas muy especiales. En escena, por tanto, el público se encontrará con diez personajes en diversos momentos vitales, con experiencias, realidades y motivaciones bien distintas, que se comunicarán mediante diferentes lenguajes escénicos contemporáneos, desdibujando los límites entre la danza, el circo y el teatro de texto y de objetos.
Junto a tres integrantes de Fil d’Arena (Isabel Abril, Clara Crespo y Roseta Plasencia), autoras y directoras de la obra, estarán Cristina Andreu y Estela Tartajo, así como las intérpretes no profesionales Isabel Fernández, Empar Navarro, Mariola Serra, India Richart, Joana Cantó y Amalia García.
Como decíamos al principio, Fil d’Arena cumple este 2021 diez años encima de los escenarios. Por eso les hemos pedido (a Abril, Crespo, Plasencia y, también a la cuarta integrante de la compañía aunque ausente en Nimbes, Irene Ballester) que echen la vista atrás y recuerden un momento especial de toda su trayectoria.
Isabel Abril
Son miles las anécdotas que podría contar con las Fil d’Arena. Llevamos 10 años compartiendo experiencias de vida, creaciones, viajes, aventuras, alegrías y tristezas. 10 años creciendo juntas. Pero voy a contar una de nuestras primeras aventurillas:
Allá por 2012 hicimos nuestro primer bolo internacional. Nos seleccionaron en el Back Street Festival de Alejandría, Egipto, y allá que nos fuimos a representar nuestro primer espectáculo, Café Sol. Se trata de una pieza en la que cuatro mujeres reabren una antigua sala de fiestas y resulta ser todo un desastre… Terminan borrachas y liándola parda. Además, son un poco picantonas, con sus pantaloncitos cortos, enseñando pierna, algo un poco atrevido para una comunidad árabe. De hecho, necesitábamos imprimir algunos programas de mano, más que nada para prevenir al público y que el espectáculo no fuera un escándalo, y mandamos a unas ayudantes del festival, que nos trajeron el programa impreso en un formato más pequeño que una tarjeta de visita. Nadie quería imprimirles el programa porque se nos veían las piernas en la foto. Y, claro, esto nos hizo temer la puesta en escena, cuando nos vieran en directo. Pues, bueno, al acabar la función el público estaba encantado y la directora del festival todavía más, pero decidieron poner a nuestro servicio un séquito de hombres que «nos protegerían» durante el resto de nuestra estancia en Egipto. Nos llevaban a todos los lugares que queríamos visitar y no nos dejaban solas ni un segundo. Siete chicos y tres de nosotras, todos metidos en un coche de aquí para allá, visitando museos, mercados y monumentos.
Nunca olvidaremos ese viaje. Nos unió más como compañía y nos empujó a buscar nuevas aventuras. Para mí, ellas son las compañeras ideales de viaje. Más que eso, somos hermanas.
Roseta Plasencia
Cuando empezamos el proceso creativo de Salt en L’Obrador, un espacio de creación en Deltebre, me fui a comprar cosas al chino, sin saber muy bien qué… Fue allí donde encontré las bolsas que después usaríamos en escena, pero que en principio cogí solo para cargar el resto de cosas que había comprado, entre ellas una tienda de campaña y otros cachivaches que nunca utilizaríamos en la pieza. Jugando, ya fuera del ensayo, Isabel se metió dentro. Fue algo casual y espontáneo que, posteriormente, se convirtió en un elemento muy importante de la dramaturgia de la obra.
Cada proceso creativo es una experiencia única e irrepetible, llena de momentos de todo tipo, de lo mejor y lo peor, porque todo se intensifica. Haciendo retrospectiva, me vienen todas las escenas que hemos generado, y finalmente desechado, en cada uno de ellos. Normalmente, han sido aquellas que más trabajo nos han dado y que luego hemos tenido que soltar. Mirando atrás, solo puedo reír pensando en ellas. Se merecen un «making off». Momentos de intensidad, de incertidumbre, de nervios, de risas, de genialidad. En Fil d’Arena no somos solo compañeras, somos hermanas, y durante todo este camino hemos compartido experiencias de vida, tanto dentro como fuera del escenario.
Clara Crespo
Después de todos estos años con Fil d’Arena, nos embarcamos en el proyecto Nimbes, que nace con el deseo de hacer un proyecto intergeneracional. Pero nos encontramos en medio de la pandemia de la Covid19, lo que impedía poder plantear sesiones con gente que fuera externa a nuestro núcleo estable, por los riesgos que esto suponía para las participantes. Para poder desarrollar el trabajo decidimos invitar a nuestras madres a unas sesiones de trabajo, la experiencia fue muy enriquecedora, divertida y emotiva. Estuvimos charlando sobre su experiencia personal con la danza y nos dimos cuenta que ellas han vivido un proceso de transformación de la danza social muy importante para las mujeres. En su primera juventud tenían que esperar sentadas a que los hombres las sacaran a bailar y quedarse sentadas, y más adelante, en los guateques en los que ellas podían ocupar la pista de baile solas y disfrutar de su cuerpo y la danza de forma libre. A partir de esta experiencia decidimos que no queríamos que Nimbes fuera solo intergeneracional, sino que esas diferentes generaciones se vieran representadas por las mujeres más próximas a nosotras. Nimbes se ha convertido en una gran aventura, ya que compartimos la escena con madres, maestras, alumnas e hijas.
Irene Ballester
Hacia el 2015 fuimos de intercambio a Alemania con el Conservatorio Superior de Danza. Un día, llovía mucho y cogimos unos cartones para taparnos de la lluvia. Llevábamos uno entre dos o tres, y nos emocionó hacer equilibrios con ellos sobre la cabeza, bailando. Ese fue el germen de la pieza La sal que ens ha partit, donde investigamos con planchas de policarbonato. Fil d’Arena no son solo ensayos y trabajo, también son encuentros y convivencia.