Alexandría, una Musa cansada de ser víctima de su condición, quiere encontrar su voz mediante la música. Algo que tiene totalmente prohibido, ya que los Musos y las Musas solo deben limitarse a inspirar. Álex cruzará su camino con Santi y Elio, un variopinto grupo de antimúsicos que trabajan en un karaoke. El mundo de Álex cambiará desde entonces, al igual que el de Elio y Santi que, huyendo de cualquier deseo de reconocimiento, tendrán que enfrentarse a un universo mágico lleno de canciones pop.
Este es el argumento de «Las fabulosas canciones para desaparecer», el musical de la compañía CanallaCo y el músico Tórtel, que se representará en el Espai Mutant, de Las Naves, del 10 al 13 de noviembre. Hoy, en Verlanga, estrenamos, en exclusiva, el trailer de la obra:
«Las fabulosas canciones para desaparecer» versa sobre qué hacemos aquí (si es que hacemos algo) y sobre lo difícil que es ser dueño de nuestro propio destino. Sobre artistas que aspiran únicamente a contar historias sin querer llamar la atención y sobre viajes a la Luna sin perderse a uno mismo en el trayecto…
Son las intenciones de la obra, pero queremos saber más. Arrancamos a Nacho López Murria, autor y director, y a Jorge Pérez (Tórtel), de ensayos y reuniones y les sometemos a un pequeño cuestionario para conocer mejor lo que están tramando.
¿Qué es «Las fabulosas canciones para desaparecer»?
Nacho.- ¿Es una tragedia? ¿Es una comedia? ¿Es un musical? ¿Es una obra de teatro? ¿Es un compendio de todo?
Jorge.- Una obra de teatro, con canciones, que habla de los valientes intentos de una chica por burlar su propio destino, de la opción de hacer música sin querer ser popular y de algunas alucinaciones estrafalarias.
¿Qué no es?
J.- No es un Auto Sacramental.
N.- No sabemos aún qué no es. Sabemos que es algo que estamos disfrutando y que esperamos que el público disfrute tanto o igual que nosotros.
¿A qué suena «Las fabulosas canciones para desaparecer»?
N.- Transcurre en un karaoke, así que, el sonido es decadente pero pulcro. Las canciones son pegadizas, los estribillos son ágiles y directos…
J.- Suena a una armónica gigante soplada por el viento.
¿A qué no suena?
J.- A una pelea de gatos.
N.- No suena a una cisterna.
¿A qué se parece «Las fabulosas canciones para desaparecer»?
N.- Aunque no es un musical donde están todo el tiempo cantando y beba mucho del estilo de todo lo último que hemos hecho hasta el momento, con esa esencia pop, hemos querido mantener líneas muy clásicas en cuanto a estructura de musicales. Al igual que en las canciones y lo que aportan y en qué momento deben sonar.
J.- Se parece a una secta extraña y maravillosa que vive en una playa.
¿A qué no se parece?
J.- No se parece a ningún disco de Tórtel ni a ninguna obra de Nacho L. Murria.
N.- ¿A Sonrisas y lágrimas?
¿A quién le gustará?
N.- A mi padre y espero que a mucha gente más. También le gustará a toda la gente que son seguidores de la cultura en términos generales (cinéfilos, teatreros, comiqueros, seriéfilos, amantes de la música, etc.) Siempre intentamos marcar una estética muy clara y junto a Tórtel esa estética se realza.
J.- A los que buscan deseo y placer.
¿A quién no?
J.- A los que disfrutan de los cruceros de lujo.
N.- Pues a mi archienemigo, a programadores que no quieren entender que hay muchas compañías «jóvenes» que dejan de ser jóvenes, a los que se dedican al arte y no saben reírse de los estereotipos de «artista», y no sé… Puede que a mí tampoco me guste.