Confesiones01
María Hervás es Jbara, una joven pastora marroquí que pronto aprenderá lo duro que es ser mujer en este mundo. Ella intenta buscar una explicación hablando con su Dios, mientras va creciendo y adentrándose en una espiral cada vez más trágica y peligrosa. Una historia localizada geográficamente pero que podría trasladarse a cualquier otro lugar del mundo, con sus propias particularidades. Son casi dos horas en las que la actriz, sola en el escenario, se desnuda emocionalmente a través de su personaje. «Confesiones a Alá», que así se llama la obra, está dirigida por Arturo Turón, quien también se ha encargado de la adaptación del texto, basado en una novela de Saphia Azzedine. Con este montaje, Hervás fue finalista a los premios Valle Inclán.

¿Cómo llegas a la obra?
Arturo Turón hace un casting para el que soy convocada. Tras pasar por todo tipo de dudas, e incluso plantearme no acudir por miedo a no poder hacerme cargo del papel, finalmente me presento….y hasta hoy.

¿Preparaste el papel de alguna manera especial?
Trabajé (y aún a día de hoy sigo trabajando) mucho el texto, cada palabra, cada intención. Fuimos muy rigurosos con la cultura del islam, tratando de documentarnos para no cometer errores. Además, tuve la suerte de tener asesoramiento con el idioma y el acento por parte de dos personas marroquíes que me ayudaron desinteresadamente. El trabajo corporal evolutivo es otro de los pilares del personaje. ¡Tantos matices!

Teniendo en cuenta que se trata de un monólogo ¿trabajaste mucho el acento? ¿Tuviste miedo de que el registro escogido no fuera el adecuado con lo que ello podría significar para la obra?
El registro es algo que me preocupó hasta el mismo día del estreno, en que la chica marroquí que me ayudó (sin conocer la historia) vino al teatro embarazadísima. Al acabar, se acercó a mi camerino y me dijo: «Esta historia podría ser la historia de muchas mujeres de mi país, es duro pero no me ha escandalizado».

¿Tu manera de interpretar a Jbara ha ido cambiando a medida que has ido haciendo más representaciones?
Sí, claro. Pasa con cualquier obra de teatro. Y si no pasa, es preocupante, porque entonces no está viva. Sigo buscando constantemente cómo contar mejor esa historia. Para ello, y siempre con la ayuda del público, que es al que quiero llegar, voy afinando matices: en la palabra, en la intención, etc. Cada función que pasa descubro algo nuevo. A veces lo incorporo porque me parece un hallazgo, y a veces solo lo respiro, anhelando que vuelva a suceder en otra representación, pero sin buscarlo, o forzarlo. La «forma» no debe ser el camino.

¿Crees que la obra podría trasladarse a la actualidad occidental?
Yo creo que ya está trasladada. Es una historia que resuena en nuestros corazones porque forma parte de nuestra cultura también. Es maravilloso que se ubique en otro lugar, porque ese distanciamiento es el que nos facilita poder implicarnos (creyendo que no es nuestro conflicto) y descubrir cosas en nosotros. Cuando nos hablan de historias que a priori son «la nuestra», nuestros mecanismos de defensa no nos dejan modificarnos tan fácilmente. Nos ponen a la defensiva.

¿Cómo es la relación de Jbara con su Dios?
Paternofilial, confidencial, de amistad….no sabría definirla. Es una relación de lealtad, de confianza y de honestidad. Y de amor, por supuesto. Cómo crecer y evolucionar de la mano de alguien que siempre está ahí para escucharte sin juzgar. Alguien incondicional. Es una relación pura, pero con altibajos, como todas.

¿Piensas que al margen de ver una historia ficcionada, la gente sale de la obra con algún mensaje concreto sobre la que reflexionar?
Me imagino que salen con muchos mensajes sobre los que reflexionar. Yo, como artista, no tengo claro cuáles son, ni manipulo al espectador para llevarle a un camino concreto. Eso es lo maravilloso, que cada cual haga su recorrido y su viaje personal.

Confesiones02Casi dos horas delante del público, totalmente sola, en una obra dura, ¿pasa factura? ¿Eres de las que se lleva los papeles fuera del escenario? ¿Te has sorprendido en algún momento de tu vida diaria preguntándote qué pensaría de ello o cómo reaccionaría Jbara?
Es una obra que requiere de gran forma física. Hago mucho deporte y como muy sano. Además, emocionalmente tienes que estar serena. Creo que de lo contrario sería irrealizable. Pero no me llevo al personaje a casa. Por supuesto, voy con él de forma constante. En mi día a día descubrí cosas de su comportamiento a través del mío propio, o del de alguien que observo. Hay que saber separar el trabajo de la vida (al menos para mí es importante), pero siempre estar alerta para descubrir nuevas cosas que aportar a la historia. No sé cómo reaccionaría Jbara, pero trabajo de manera muy rigurosa para hacer justicia a todas las posibles Jbaras que hay en el mundo.

¿Has tenido algún contacto con la escritora Saphia Azzedine, autora del libro en el que está basada la obra?
De momento no, pero es algo que me encantaría. Soy una gran admiradora suya.

Tienes pendiente de estreno la película «Cómo sobrevivir a una despedida», dirigida por Manuela Moreno, en las antípodas de tu papel de «Confesiones a Alá». ¿Te coincidieron en algún sentido ambos papeles?
Por estar rodando la película no pude acudir a la entrega de los premios Valle-Inclán para los que estuve nominada, pero fueron mis padres. Eso es lo máximo que se solaparon.

¿Y qué puedes contar sobre ella?
Es una comedia divertida y muy loca sobre una despedida de soltera en Canarias. Nada que ver con la obra, pero muy necesaria también: ¡hace falta reírse! Manuela Moreno es maravillosa, creativa, entusiasta. Tiene una mirada muy bonita de la vida, y se la presta a todo lo que hace.

Otro estreno pendiente es el de la serie «Aquí paz y después gloria», en Telecinco, que ha sufrido algún que otro vaivén, ¿en qué estado se encuentra?
Aún seguimos en proceso. Sí, ha costado mucho sacarla adelante, pero creo que pronto verá la luz. Es una comedia española, de barrio, muy alocada. Me lo paso pipa grabando. En el equipo hay muy buen rollo y creo que eso se va a transmitir. Volver a trabajar con Resines es algo maravilloso. Es un compañero generoso y taaaaan profesional. Siempre puedes contar con él. Soy fan.

Teatro, cine, televisión, ¿ventajas e inconvenientes de cada med
io?
En el teatro, como ventaja, el público delante, lo vivo del acto artístico, y poder realizar el arco completo. Inconveniente: El 21% de IVA. Ningún otro. Del cine, ventaja, la familia que haces con el equipo. Poder poner la lupa donde quieras a través de la elección de los planos, de la luz, etc. y repetirlo hasta quedar satisfecho. Inconveniente: La no continuidad y las horas y horas de espera en las que se te puede ir la energía a los pies si no aprendes a controlarla. Y respecto a la tele, como ventaja, el ritmo frenético y la comodidad de llegar y que esté todo preparado para actuar. La mediaticidad. Llegar al público con tanta facilidad y poder meterte en sus casas. Inconveniente: A veces te gustaría tener más tiempo de ensayos para construir mejor el personaje.