Gorka Otxoa, María Castro y Miguel Hermoso se suben al escenario del Teatro Olympia (del 22 al 25 de abril) con La coartada. Un thriller psicológico de Christy Hall, adaptado y dirigido por Bernabé Rico, sobre «una mujer que está al límite. Divorciada y atormentada por su pasado, pide ayuda a su mejor amigo para prepararse a testificar en la que sin duda será la declaración más importante de su vida». A ese mejor amigo le da vida el actor vasco Gorka Otxoa (San Sebastián, 1979), con quien hablamos de la obra y de su profesión.

¿Cómo llegas a La coartada?

Coproducían dos de las productoras de la obra anterior en la que trabajé, Juntos, de las que por cierto aún nos quedan algunos bolos por hacer, y me lo propusieron. Pensaron en María Castro y en mí, que ya habíamos coincidido en Juntos, vamos casi como una cosa familiar.

Como dices, vuelves a coincidir con María Castro en el escenario. ¿Qué ventajas e inconvenientes supone trabajar con alguien a quien conoces tan bien?

Inconvenientes ninguno. Y con María menos. Coincidir con alguien a quien conoces y con quien tienes confianza y cercanía siempre es mucho más fácil a la hora de trabajar, pero es que María es una máquina en todos los sentidos. Es muy curranta, muy empollona, tiene mucho talento…es todo muy fácil. Es la tercera obra en la que concidimos, la primera vez fue hace más de diez años en «La ratonera», y hemos trabajado también en series como «Cafetería Manhattan» (Antena 3) y «Vivo cantando» (Antena 3). Es una gozada y nos entendemos muy bien.

¿Reconoces en tu personaje de «La coartada» algún rasgo de otros anteriores que hayas interpretado y que te ha permitido incorporarlo a este?

No, el personaje es muy distinto a todo lo que he hecho anteriormente. Le aporto cosas mías, como siempre, porque al fin y al cabo lo interpreto yo, pero lo que mola es hacer algo distinto cada vez. Además, en este caso es un personaje muy alejado de mi persona y eso es un regalazo porque exploras terrenos, expresiones y sentimientos que no son tuyos del día a día. Y eso es muy divertido como actor. Por eso elegimos esta profesión entre otras cosas. Es un reto, algo nuevo, diferente.

¿Se podría catalogar «La coartada» como un thriller?

Sí, thriller psicológico con parte policial-judicial, porque yo ayudo a preparar al personaje de María una comparecencia judicial en la que se juega su vida y recuperar a su hija a la que hace tiempo que no ve. Los espectadores viajan por los pensamientos, a veces oscuros y turbios, que tiene esta mujer. E irán descubriendo toda la historia junto a ella.

«La coartada» tiene fechas cerradas hasta 2022. ¿Cómo se gestiona convivir tanto tiempo con un personaje sin caer en la rutina?

El personaje se va transformando un poco, en su justa medida, porque la base son los ensayos y el trabajo con el director, pero la magia del teatro es esa, nunca se repite una función tal cual exactamente como la anterior. Lo que generas un día no vuelve a suceder nunca más. Pero en un noventa y mucho por ciento, la base de los personajes, de la manera de actuar, lo que sucede… es la misma base. La clave es hacerlo vivo, hacerlo de verdad cada día y sentirlo como si fuera la primera vez que lo haces. No caer en la rutina de darle al play y tirar el texto, ahí sí que se muere el teatro. Jugar, porque al final actuar es eso, jugar, de hecho en inglés es la misma palabra.

Las representaciones de «La coartada» las estás compaginando con el rodaje de la serie «Un asunto privado» para Amazon.

Sí y afortunado yo que puedo hacer las dos cosas a la vez. Con la serie estaré rodando en Vigo hasta el 14 de junio y los bolos son viernes y fines de semana, o de jueves a domingo como en el caso de València, pero hay buena voluntad y ganas de todas las partes de que se pueda compaginar. Y a mí la paliza de ir de un sitio a otro y cambiar de personaje, pues bienvenida sea. Soy un privilegiado.

Incluso te dio tiempo a ir a la final de la Copa del Rey a animar a la Real Sociedad.

(risas). En Semana Santa no tenía representaciones de la obra y también paró el rodaje de la serie, y tuve el privilegio de que me invitaran y difrutarla y que ganara la Real.

En 2013 recibiste el Premio Un Futuro de Cine en Cinema Jove. Pasados 8 años, ya se puede hablar de ti como actor de presente, ¿no?

Sí, sigo trabajando como actor y eso para mí es tener presente y futuro. Tengo la suerte de no haber parado de trabajar desde que me dieron aquel premio, compaginando películas, series muy chulas y obras de teatro con las que disfruto mucho. Eso es el éxito para mí.

Cuando agradeciste aquel premio hiciste un juego de palabras entre el mismo, un futuro de cine, y tu deseo de «un futuro con cine». ¿Cómo ves la situación actual del cine?

La pandemia ha sido la medio estocada final que le faltaba para terminar de hundirlo. Estamos, de alguna manera, en el principio del fin. Me cuesta mucho decirlo, pero es así, muchos cines han cerrado, con el confinamiento mucha gente se abonó a todas las plataformas del mundo que, no hay que olvidarlo, gracias a ellas, también, se están produciendo muchas series y películas. Pero el cine como tal, como espacio físico al que ir, cada vez disminuye más y la gente cambia de hábitos, ve lo que quiere, cuando quiere y desde el sofá de su casa. Vienen tiempos muy duros para el cine.