Societat Doctor Alonso imparte un laboratorio en La Mutant a cargo de Sofia Asencio y Tomás Aragay. Esta actividad, que se llevará a cabo durante el 11 y 12 de octubre, se denomina Prácticas del asombro y pone en el centro la salud.

Este laboratorio acogerá a un total de quince personas con las que la compañía trabajará los procesos performativos en los que ellos se basaron para llevar a cabo su última producción: Hospital de campo. Se trata de una actividad abierta a cualquier persona interesada en la temática de las curas y los lenguajes escénicos, sin ser necesaria ninguna experiencia previa.

La investigación gira alrededor de las ideas de lo doliente, el desdoblamiento y la relación entre el paciente y el que cura. Estos ejes dramatúrgicos, que formaron parte de la investigación inicial, ahora los comparten con los participantes. Además, en palabras de la compañía «el hecho de compartirlos con otras personas abre un campo de conocimiento que ahonda de una manera más profunda en las cuestiones que aborda este espectáculo”.

A partir de estas premisas, en la actividad se va a jugar al desdoblamiento a través del uso de marionetas, que establecerán el diálogo ente el paciente y el principio activo que lo cura. En este dispositivo de artes vivas, «un objeto cura a un sujeto usando el asombro para despistar a la dolencia”, avanzan desde la formación.

“Vamos a abrir un hospital donde cada espectador y cada espectadora que venga va a ser tratado. Son elementos efímeros, porque no sabemos la dolencia ni la cura. Se desarrollará una vía transformativa que todavía desconocemos”, adelanta Sofia Asencio.

Por otro lado, el juego del desdoblamiento a través de marionetas tiene como objetivo crear nuevas ‘performances’ para tratar enfermedades y poner en el centro la salud. Esta es una práctica de curación de individuo a individuo, donde cada uno experimenta a partir de su propio concepto de la salud, la curación y el cuidado del otro.

Las días 4 y 5 de octubre, en La Mutant se pudo ver Hospital de campo, que partió de la premisa de que todos estamos enfermos. La práctica artística se convirtió en un juego donde el público llegó a ser sanado por los doctores, que eran interpretados por marionetas. De esta manera, los intérpretes se convirtieron en mediadores del espectáculo.

Desde la Societat Doctor Alonso explican el punto de partida de la obra y el laboratorio: “En el ámbito sanitario se reproducen, constantemente, una serie de separaciones (entre el cuerpo y la mente, entre el individuo y la colectividad, entre el individuo y su entorno, entre lo visible y lo invisible), que han dado lugar a una relación extraña y extrañada con nuestros propios cuerpos”.

Fotos de Raúl Sánchez.