La compañía castellanoleonesa Rayuela presenta este sábado 22 de noviembre en la Sala L’Horta una reinterpretación de El sueño de una noche de verano en la que el universo de Shakespeare se traslada a nuestros días para ironizar sobre la obsesión contemporánea con la autoayuda y la realización personal.

En esta propuesta, escrita y dirigida por Nina Reglero, el escenario se convierte en un aeropuerto -un “bosque de los deseos” poblado de personas en tránsito-, donde los personajes viven una noche caótica y surrealista llena de encuentros y situaciones impredecibles. El elenco de esta comedia está formado por Jesús Ruiz, Cristina Hilenia, Adriana Herrador, Diego Rioja, Laura Cocho y Daniel de la Hoz.

Al igual que en el bosque shakesperiano, los pasajeros de este aeropuerto moderno se enfrentan a emociones intensas -la ansiedad de los retrasos, la frustración ante los cambios de plan, la alegría del reencuentro o la sorpresa de una conexión inesperada- que reflejan las mismas tensiones, deseos y contradicciones humanas que el autor británico exploró hace más de cuatro siglos.

En la comedia original, el tejedor Fondón anhela convertirse en un gran actor y termina, literalmente, convertido en un burro: un deseo hecho realidad de forma absurda y cómica. En esta versión, esa ironía se pone en diálogo con una sociedad contemporánea donde el lema “quiero que se cumplan mis sueños” se ha convertido en un ideal casi universal, alimentado por las redes sociales y la cultura del “hacerse a sí mismo”. “Esta obsesión con la realización personal a menudo ignora las complejidades y posibles consecuencias de los sueños cumplidos”, explican desde la compañía.

Una fábula infantil que celebra la diferencia

El 23 y el 30 de noviembre, la veterana compañía Tutatis regresará a la Sala L’Horta con Elmer, l’elefant multicolor, adaptación teatral del célebre cuento de David McKee, que ha vendido más de 8 millones de ejemplares en más de 50 idiomas.

Elmer es un elefante muy divertido. A diferencia de sus amigos, él es multicolor. Pero él está harto de ser distinto porque piensa erróneamente que los demás se ríen de él, cuando en realidad esas risas significan que aporta mucha alegría a la manada. Elmer decide un día escaparse y buscar un remedio para poder tener el mismo color de piel que los demás. Camina a través de la selva hasta que encuentra un árbol con frutos de “color elefante”. Se revuelca una y otra vez encima de ellos hasta que no deja rastro del amarillo, el azul, el rosa y el verde que le caracterizaban y lo hacían único. Después de esto emprende camino de regreso al grupo, pero al llegar pasa algo raro: nadie le reconoce, y todos los elefantes están serios, quietos y silenciosos. La alegría vuelve al grupo cuando empieza a llover; el agua arrastra el tinte de color elefante y revela de nuevo la singular piel multicolor del miembro más querido y divertido de la manada.

Venta de entradas aquí y en taquilla una hora antes de cada función.