Paco Mir es uno de los vértices de Tricicle. Junto a Carles Sans y Joan Gràcia lleva más de 35 años llenando teatros y despertando carcajadas entre el público. Ahora lo hace con el espectáculo «Hits» (del 19 de octubre al 13 de noviembre en el teatro Olympia), una especie de grandes éxitos del trío. Pero, ¿qué hace reír al que hace reír?
¿Cuál es tu primer recuerdo de algo que te hizo reír?
La película «Los tres caballeros» de Walt Disney.
Y ahora, ¿qué cosas te hacen gracia?
Me hace más gracia el humor elaborado, el irónico, pero no descarto carcajadas por tonterías muy tontas.
¿Cuándo decidiste que el humor era lo tuyo?
De pequeño ya quería ser humorista gráfico. En casa teníamos la colección de humor «Al monigote de papel» y seguramente me contagié.
Si hablamos de humor en España, ¿de quién te encuentras más cercano?
De Pepín Tre, Eduardo Mendoza, el Roto, Pere Bardagí… por poner ejemplos de varios campos
.
¿Y a nivel internacional?
Les Luthiers o las buenas sitcoms americanas.
¿Crees que la comedia está, en todos los sentidos, infravalorada?
Siempre y no creo que cambie. Mi teoría es que, a pesar de todas las desgracias que nos envuelven, lo normal es pasárselo bien y una parte de este pasárselo bien es reír. Las tragedias son los sucesos atípicos (aunque constantes). Por eso reír se asocia más a una cosa normal, y por lo tanto fácil, y hacer llorar a una cosa atípica, y en consecuencia más difícil de hacer. Pero es mi teoría.
Y en España, ¿esa sensación no es aún mayor? ¿Que gente como Tip y Coll, Gila, Rafael Azcona o Eugenio, por ejemplo, deberían gozar de mayor reconocimiento?
En España tenemos tendencia a valorar más a los de fuera. Una tendencia que, habiendo leído una zarzuela de hace 150 años en la que se quejaban de lo mismo, no es nueva. Será genético.
Tricicle lleva más de 35 años haciendo reír a la gente, ¿cuál es el secreto de no haberos cansado y seguir en plena forma?
Suena a topicazo folclórico pero el tener un público que tanto nos quiere y al que tanto queremos, ayuda mucho.
Y, además, sin decir prácticamente ninguna palabra. ¿Por qué optasteis por esa opción?
Por circunstancias de la época. El humor gestual era lo que se llevaba en el momento en que quisimos dedicarnos al mundo del espectáculo.
¿Cómo os planteáis la temática de un espectáculo: partís de un gag muy potente y construís al resto a su alrededor, elegís el tema por alguna razon concreta,…?
Pues a veces elegimos el tema y éste da paso a un listado de posibilidades (aeropuertos, deportes, sillas…) y otras tenemos ideas sueltas y buscamos algo que las una («Manicómic», «Garrick», «Bits», …)
¿En vuestro espectáculos está todo guionizado o hay lugar a la improvisación?
Es una combinación. Por una parte seguimos fielmente una partitura interior y por otra podemos improvisar e incorporarla el nuevo gag si ha funcionado. Siempre hay más gags al final de un espectáculo que al principio.
En «Bits», vuestro anterior espectáculo, internet era el nexo de unión entre los gags. ¿Cómo es vuestra relación profesional con la red? ¿Habeis descubierto algún tipo de humor interesante y 100% nacido y desarrollado allí?
Pues “en casa del herrero…”. Nos gustan las facilidades de la red pero ninguno de los tres es un fan de las redes sociales ni se pasa el día buscando cosas al azar.
Habéis hecho teatro, televisión y (en menor medida) cine. Imagino que los códigos del humor serán distintos en cada uno de esos campos. Desde ese punto de vista (el de la comedia), ¿qué beneficios e inconvenientes tiene cada uno de ellos?
La comedia más efectiva es la que tiene relación directa con el público, el directo, donde puedes alargar o acortar las situaciones según convenga. En los medios grabados has de suponer que el público se reirá donde tú has pensado que se rían y a veces no es así. Un espectáculo cómico en directo siempre se puede arreglar o mejorar; una obra grabada, no.