Y la nave va…? (Sala Russafa, hasta el 6 de enero) es la nueva obra de la compañía valenciana Arden Producciones. Una travesía a bordo de El Holandés Errante, a la búsqueda de «una nueva vida, en un lugar nuevo, con una sociedad nueva, rumbo a esa isla virgen y desconocida que acogerá a todos los que están hastiados de este perverso mundo».
Chema Cardeña firma la dramaturgia y la dirección, además de compartir protagonismo con Joss Doménech, Juan Carlos Garés, Rosa López, Iria Márquez, Dario Torrent, Raquel Ortells y Jaime Vicedo.
Y la nave va…? como es habitual en algunos montajes de Arden, cuenta con música en directo. Versiones de Iggy Pop, Neil Diamond, Boney M, Katrina & The Waves o Abba a cargo de José Montoro, Juanma Pastor (Johnny B. Zero) y David Campillos. Precisamente con este último, integrante también de la compañía valenciana y actualmente formando parte de la banda de Julie Doiron, hablamos de las sensaciones que viven encima del escenario y de más cosas.
¿Qué crees que aporta vuestra música en directo a la obra?
En primer lugar, creo que marca la diferencia con respecto a otro tipo de producciones, al tener una banda tocando en directo sobre el escenario. Y pensamos que con la música creamos un vínculo emocional muy intenso con el espectador, sobre todo al estar tocando canciones que en su mayoría, te gusten o más o menos, has escuchado muchas veces a lo largo de la vida.
Y como músicos, ¿qué os aporta a vosotros estar arriba del escenario acompañando musicalmente una obra de teatro?
En mi caso, mucha satisfacción al poder estar actuando en mi compañía de teatro, Arden, y en mi propia casa, que es la Sala Russafa, además de poder desarrollar y compaginar mi faceta como músico con la de gestor cultural. Me consta que están muy contentos con la experiencia, con Juanma es la cuarta obra que hacemos juntos y la quinta con José, y siempre que estamos a punto de acabar la exhibición, preguntan si repetiremos el año siguiente…
Estáis arriba de un escenario tocando en directo, pero no es un concierto, ¿qué diferencias encontráis?
La sensación al estar tocando en una obra es bastante distinta a cuando estás en un concierto con tu propia banda, ya que se trata de estar interactuando con un grupo de actores y actrices quienes, además, cantan gran parte del repertorio. Es decir, los músicos no “bailamos” solos, ya que tenemos que ir al unísono con las ocho personas que hay en escena, aparte de nosotros.
¿Cómo fueron los ensayos? ¿Los hicistéis los músicos por vuestra parte y luego hubo uno general?
Los músicos ensayamos por nuestra cuenta para adaptar las versiones, llevándonoslas a nuestro terreno y adaptándolas para que estén al servicio de la función. En las cuatro obras en las que hemos estado Juanma, José y yo, sólo pudimos ensayar un par de días con los actores, con la dificultad y estrés que ello conlleva. En esta ocasión, afortunadamente, hemos podido ensayar más tiempo con el resto del elenco antes de hacer pases con público, lo cual aporta mucha tranquilidad y cohesión a todo el equipo.
¿Cómo se seleccionó el repertorio?
La selección musical la hacemos entre Chema Cardeña y yo. Buscamos canciones que sean reconocibles para la mayor parte del público. Los temas los escogemos en función de la dramaturgia del espectáculo y siempre tienen que ver con lo que está sucediendo en ese momento de la obra.
Arden es de las pocas compañías que apuestan por la inclusión de músicos tocando en directo en sus obras, ¿por qué crees que es algo que no se extiende más?
Pienso que hay varias razones para que no hayan muchas compañías que lo hagan. Hay que tener en cuenta la complicación que plantea hacer funciones con música en directo, tanto logísitica como artísticamente, también los factores económicos…Pero el resultado es tan satisfactorio para nosotros y para el público, que pensamos que merece la pena hacer tanto esfuerzo y asumir estos riesgos a cambio de poder tener música en directo.
¿Alguna anécdota curiosa después de tantas representaciones?
Bueno, siempre hemos intervenido en comedias, así que nos han pillado algunos ataques de risa, a pesar de que veamos la función decenas de veces. También nos ha atrapado la función y nos hemos quedado empanados alguna que otra vez… Otro momento curioso es cuando el público empieza a aplaudir mientras suena algún tema y acaba llevando un ritmo que para nada tiene que ver con el de la canción, así que hay que intentar abstraerse para no irte de tempo tú también. Son cosillas del directo,que lo hacen todavía más divertido.