El proyecto El llibret de falla: una oportunitat cultural (IVAM, hasta el 24 de abril) desvela desde su título sus intenciones. Para ello, el arquitecto Ricardo Ruíz, su director, opta por un itinerario cronológico en una suerte de biblioteca abierta, que es al mismo tiempo un recorrido por la historia, la política, la estética, el diseño, las fallas, la publicidad, la edición…en la Comunitat Valenciana. Una muestra que no se queda en la simple reivindicación del formato. Cada publicación, que se puede leer allí mismo, es contextualizada (fotografía de la falla, datos sobre la misma, índice del llibret…) con el objetivo de entender su importancia más allá de su papel como contenedor de información sobre las comisiones, sus actividades a lo largo del año o su calendario de fiestas.
Nos citamos con el propio Ricardo para hacer una visita guiada por la exposición. Le cedemos la palabra.
¿Cómo surge el proyecto?
Me llamaron del IVAM y me propusieron hacer algo en torno a los llibrets de fallas porque yo llevaba bastantes años trabajando el tema. Además, soy el editor del llibret de la Falla Castielfabib desde hace años, a la que también pertenezco. Cogí el relevo de José Francisco Carsí y Roberto Heredia. Ellos no eran falleros de la comisión, pero desde fuera se encargaron de la dirección de los llibrets y el diseño. Y eso se pudo hacer porque dentro de la falla había personas que creíamos en esa forma de hacer las cosas, vinculando a personas del mundo de la cultura, saliéndonos del esquema convencional, que tampoco en eso éramos los primeros, ya había otras comisiones que también lo estaban haciendo, como por ejemplo Corona.
Viendo la exposición se puede ver que no hemos inventado nada. Pero sí que es cierto que últimamente, y en la exposición también se refleja, lo están haciendo más comisiones y se está generando un caldo de cultivo interesante como potencial nicho del mundo de la cultura, que no deja de ser un mundo como todos los de la cultura, bastante precario, pero que por lo menos sí que es, y eso es lo interesante o lo que se quería poner en valor desde el proyecto, bastante transversal en la forma de divulgarla. Alcanza a mucha gente y muy diferente y no se queda siempre entre los mismos, que luego vas a un evento de este tipo y siempre conoces a todo el mundo. En este caso, es una plataforma que mueve a muchísima gente, de muchas edades, de muchas orientaciones sexuales, de muchas ideologías… es sobre todo muy intergeneracional, desde el abuelito hasta el niño están en la falla y es una forma también de que la cultura se mueva por distintos puntos y se genere pensamiento crítico, que de eso trata la falla, porque si no, no tiene sentido.
¿Cómo te plantestaste la muestra?
Como un proyecto cultural para poner en valor el llibret de falla. Yo había escrito un artículo hace ya años y retomé un poco su idea, la de una biblioteca que se salva del fuego. Recoger todos esos llibrets que yacen en las casas de distintas personas de la ciudad y reunirlos en un formato biblioteca para explicar que están generando una biblioteca por toda la ciudad y no somos conscientes de que eso está ocurriendo porque se queda muy dentro de las comisiones y porque quien no lo conoce piensa que es algo como muy casposo, que en muchos casos lo es, pero que hay muchos otros en que se generan ediciones a todos los niveles, de contenido, de diseño…, muy interesantes. Estamos generando un archivo de forma inconsciente que cuenta mucho de nuestra historia y no somos conscientes de ello.
Empezamos el recorrido. Primera parada: 1855.
No es el primer llibret de falla de la historia, seguramente ese llibret no se conozca por nadie. De hecho, aquí todavía no se utilizaba la denominación llibret. Pone Explicació i relació de la falla. La palabra llibret viene después. Eran escritos de la época que se hacían sin la voluntad de perdurar más allá de la celebración de la fiesta. Era algo que estaba en la calle y se repartía para entender un poco la falla que solía ser muy sencilla, muy básica. Un ninot con un pequeño entablado y se contaba algo del barrio. Este es el primer llibret que casi todos los estudios han mostrado como el primero. No obstante, se han encontrado un par de textos anteriores en 1850.
1866. Los llibrets más allá de la capital.
Este es muy interesante, es el primer llibret de falla de una comarca, ya fuera de la ciudad de València. Es de Blai Bellver, que era de un perfil parecido a Bernat i Baldoví, autor de los dos primeros llibrets de la exposición, pero más progresista, bastante polémico. Tenía una imprenta y produjo muchos llibrets a bajo coste, ampliando las últimas tecnologías y este fue bastante famoso porque fue censurado desde València porque ponía en jaque a la estructura de la familia, por el Arzobispo, por el Capitán General, por el Alcalde, se intentó retirar y eso hizo que se difundiera más.
A medida que fueron apareciendo algunos concursos, como el de Lo Rat Penat por 1900, eso provocó que se controlaran un poco más los contenidos de los llibrets. Los profesionaliza, eso es cierto, hace que más escritores quieran participar en ellos, pero al mismo tiempo significa que las autoridades tengan cierto control sobre el contenido en un contexto bastante polarizado.
1924. Innovando hace un siglo.
Las fallas por aquel entonces estaban mal vistas por la burguesía porque eran como muy del populacho. En 1924 se planta una en la calle de la Paz, en la zona burguesa de la ciudad, hecha por el Círculo de Bellas Artes. El llibret explora los mecanismos para que las clases altas participen del mundo de la falla sin perder su estatus. Ahora parecemos como súper modernos y esta falla tenía una serie de escenas repartidas por toda la calle. 1924 y ya se hacían fallas así. Cuando a veces, ahora, se habla de innovación es justamente lo más tradicional.
En el espacio de cada llibret, se incluye una foto de la falla, su ficha técnica, situación geográfica…la exposición abarca los llibrets de diversas localidades, no centrándose exclusivamente en València.
Era uno de los objetivos del trabajo. De hecho, en las últimas décadas, el llibret donde más poso ha tenido ha sido en otras comarcas, no en València capital, sino que por ejemplo, en Gandía, Sagunt, Xàtiva… Ves los llibrets desde hace años y se ha invertido mucho, se cree en el llibret, y queríamos que eso se viese reflejado.
Queríamos, también, dejar patente que sin falla no hay llibret. Por lo tanto, tiene que haber una foto que refleje que el llibret nace de una pieza escultórica en el espacio público. Y, también, que estuviera el llibret original, o una edición facsímil en los más antiguos, para que se pueda ver y leer, e información sobre su índice editorial, para que aún sin abrirlo siquiera, se pueda entender de qué se trata. Y además, algunos comentarios que van narrando las enseñanzas que he hecho a través de la investigación del trabajo, un poco de contexto histórico y explicación de por qué son importantes como para estar en la exposición.
La Segunda República
En el periodo republicano se nota mucha riqueza artística, ya no es algo anecdótico. Hay muchos llibrets que son, a nivel de contenido y estética, muy buenos y eso se nota porque las artes estaban valoradas en el imaginario colectivo. Hay algunas fallas que beben de corrientes más europeas como el art noveau. Los llibrets en esta etapa son muy ricos, es como que ya se asientan. Hay llibrets de sesenta páginas, con varios artículos firmados porque hasta entonces eran anónimos, por autores reconocidos como, por ejemplo, Almela y Vives.
La Guerra Civil
Los de estos años son una maravilla. Tiene mucho que ver la figura de Renau. Él siempre había creído en el sentido popular y revolucionario que tenían las fallas. En 1937 se alinea con Gori Muñoz, con Regino Más y con una serie de artistas en La Aliança d’Intel·lectuals per a la Defensa de la Cultura y plantean cuatro fallas antifascistas que luego no llegan a salir de los talleres, pero que los proyectos quedan en la revista Nova Cultura. A nivel visual, las ilustraciones de la época, en particular las de Renau y Muñoz, tienen mucha potencia.
Fallas en el exilio
Nos vamos a Francia. La realizan exiliados del franquismo, el pintor Balbino Giner junto a otros que había en Perpiñán. Queman al dictador y editan el llibret y lo llaman de esa manera Cremem a Franco. Falla de los exiliados. Es muy emotivo y significativo. Hubo fallas en otros lugares como Argentina, donde también viajaron represaliados de la dictadura. Esto contradice ese tópico de asociar las fallas siempre a una ideología más conservadora.
La dictadura franquista
El régimen intentó controlar una fiesta cuya naturaleza es incontrolable y por lo tanto desnaturalizó bastante las fallas. De hecho, durante esos años se creó la Junta Central Fallera, cuyo objetivo dijéramos era ese, controlar las fallas para que no hubiese crítica al régimen franquista. Es un dato curioso que el franquismo sí que permitió que los versos explicativos de las fallas fuesen en valenciano, era lo único que era legal. El resto de contenidos de los llibrets es en castellano, la prosa tenía que ser en castellano.
La falla de Dalí
Este es un llibret muy difícil de encontrar. Es de los más valiosos de la exposición, porque se editaron muy pocos. Llama mucho la atención porque mucha gente no sabe que Dalí diseñó una falla en 1954. No la construyó él, evidentemente, fue el artista fallero Octavio Vicent. Fue para la comisión de la Falla del Foc, eran los señoritos de la ciudad que plantaban en la actual Pl. del Ajuntament. Dalí diseñó, además, la insignia que se incluye en la exposición, que como otro material de la muestra nos la ha cedido Rafa Solaz. En general, fue una falla que no gustó, por su propia composición o por lo que fuese, se sentía como que había desvirtuado lo que se entendía por fallas. El llibret, eso sí, tiene algunas ilustraciones muy interesantes.
1963. Un caballo de Troya en las fallas
Ricardo Rubert con su falla El nuevo caballo de Troya, que se plantó en 1963, en la actual Pl. del Ajuntament, empezó a tener como cierta estética que hoy llamaríamos claramente experimental. Esta exposición pone de manifiesto que es una falacia eso que nos hemos creído durante los últimos cuarenta años de decir y diferenciar entre lo que es una falla y lo que no.
1978. Falla King Kong
El primer llibret de la falla King Kong, de 1978, es una joya, con portada de Micharmut. La Falla King Kong la fundó Julio Tormo, que fue quien me dejó también los pósters que hay en la muestra. Es un momento en el que las fallas tenían un componente muy conservador, y desde King Kong, en una zona burguesa de la ciudad, hablando de la cultura del País Valencià, hacían unas cosas maravillosas. Por ejemplo, dedicaron una tarde a la arquitectura valenciana, con Antonio Escario, Emilio Jiménez, Manolo Portaceli…, arquitectos que han escrito la historia de la ciudad Era una comisión muy comprometida con la cultura, con la apertura cultural en un momento que había ganas de libertad y esta simbolizaba la libertad desde la cultura. En el llibret hay colaboraciones de Jordi Teixidor, Joan Fuster, Boix, Armengol, Heras, Alfaro, Sento… El llibret, todo en sí, tiene un diseño y un encanto…, en esa época que sería todo bastante rancio y gris, tuvo que ser muy divertido.
Fallas diferentes
Hay una serie de fallas que a lo largo de la historia han marcado cierta diferencia, por algún aspecto u otro. Por ejemplo, en esos años, en los que la crítica en las fallas se había erosionado mucho y no había casi lugar para cualquier manifestación cultural que no fuese puro folklore, hubo otras fallas como la de Jacomart que eran como la disidencia a todo eso.
Hubo otra que se plantó en el Lago de la Albufera y la incluyo por su vinculación con el territorio, me pareció muy interesante. Versaba sobre Blasco Ibáñez, hicieron incluso una exposición sobre Cañas y barro, cómo relataba el autor el paisaje. Y era también igual que la que hemos visto, de 1924, con escenas repartidas. Esta falla la descubrí en una feria de coleccionismo fallero y me puse a investigar. En Todocolección me encontré con el llibret, pero ya estaba vendido, le seguí el rastro y al final me lo dejaron en Na Jordana, que tienen un buen archivo de llibrets.
Falla Arrancapins
Es una falla diferente, republicana, sin fallera mayor y siempre han hecho llibrets con un contenido muy potente, muy crítico a nivel político. Este, de 1987, por ejemplo iba del urbanismo de la ciudad. De Arrancampins hay varios en la exposición, que van tocando distintos temas y que son siempre problemáticas totalmente actuales.
Llibrets en otros formatos
El llibret de la falla municipal de 1987 fue en formato caja, preludio de muchas otras que llegarían después. Esta falla era una maravilla, representaba la fachada del Ayuntamiento plantada justo enfrente de la real. Los políticos se veían reflejados en una falla que ardería. Fue un poco recuperar la fórmula de Dalí, pero con artistas de aquí. Se juntaron Manuel Vicent, Sento Llobell y Manolo Martín e hicieron la falla. Incluso Francis Montesinos vistió a varios de los ninots. El llibret, como digo, es una caja que contiene, por ejemplo, un álbum de fotografías de todo el proceso, dibujos de taller, textos incluso filosóficos, escritos a mano, planos de la fachada del Ayuntamiento. Este ejemplar es una maravilla.
Años 90
Estos años son más pobres a nivel general de llibrets,sobre todo a nivel estético, siempre con alguna excepción. Se nota una involución a todos los niveles. Se han buscado algunos sobresalientes por algún tema, pero era más difícil encontrarlos. En las fallas había calado mucho ese discurso, además el mundo de la cultura rehuía de ellas, especialmente la izquierda académica. En las fallas siempre ha habido gente progresista como estamos viendo en este recorrido. En los últimos años ya se ha quitado bastante ese miedo y ese estigma. Esta exposición en el hall del IVAM hace quince años no se la hubiera imaginado nadie.
Más allá de València
La producción de llibrets fuera de la capital siempre ha tenido su importancia como hemos visto antes, actualmente es bastante más potente. Hay dos concursos organizados por la Generalitat en los que se premia la promoción y el uso del valenciano, uno de València y otro de la Comunitat. Los segundos suelen ser verdaderos tochos. En Valencia, salvo Na Jordana, nadie los hace así.
Hemos seleccionado algunos de Torrent que son, realmente, libros de historia de Torrent. En este caso, no hay correspondecia con la temática de la falla. Deciden hacer un llibret sobre el trenet e incluyen planos, fotos históricas, el recorrido del trenet, textos… es como un libro de historia totalmente. Esto fue en 2018 y luego en 2019 repitieron la fórmula con la historia del mercat de Torrent y en 2020 con la historia de las discotecas y los locales de ocio de Torrent. Es una manera de recoger el archivo histórico. De manera similar lo hacen en Oliva. Hay uno con portada de Malota, en tapa dura, de diseño exquisito, dedicado a las fábricas de ladrillo, toda la industria. Y las fotos de las representantes han tenido el gusto de hacerlas en un entorno así. En la exposición hay otro sobre los cines en Oliva y sigue el mismo patrón de recuperar el archivo histórico y el llibret va más allá de la falla plantada.
Alfredo Ruíz
La falla de Alfredo Ruíz en Quart-Palomar fue una barbaridad, en el buen sentido de la palabra. Su trayectoria es una de las más interesantes de la ciudad. Su hija es Anna Ruíz, que también es artista fallera. Como digo, es una maravilla a nivel de abstracción geométrica con discursos súper filosóficos de Nietzsche, de Malevich…Ruíz venía de ganar el primer premio de Sección Especial con El Pilar con otro tipo de falla y fue durante años derivando hacia algo más experimental hasta la de Corona en 2008, que fue la abstracción pura, es como una línea roja en el suelo. Fue muy criticado no sólo por el mundo popular, sino dentro del propio gremio artistas falleros por la derivación de su lenguaje, lo típico de que eso no eran fallas. Creo que la historia ha demostrado que era una percepción totalmente equivocada.
Na Jordana
Es una comisión que para estar en Sección Especial siempre ha estado bastante relacionada con el mundo de la cultura. Por eso va apareciendo en varios momento de la exposición. Hay uno de los años ochenta, con Víctor Valero, que es también un artista que dentro de las fallas ha hecho cosas muy importantes a nivel de estética y de contenido, que me recuerda mucho a ciertos carteles de la Ruta. En estos llibrets hay colaboraciones de Ramón Marcos, Mariscal… y el lenguaje, como digo, es parecido al de aquellas discotecas de las que era coetáneos. Más adelante, por ejemplo, hay otro llibret sobre mujeres pioneras en la fiesta que acaba convertido en un estudio brutal, traspasa lo que es el llibret para convertirse en una obra de referencia y consulta.
Falla Mossén Sorell-Corona
Actualmente son una referencia tanto por las fallas que plantan como por sus llibrets. Los dos últimos de las Yinsen son fantásticos. Hay varios en toda la exposición. Aquí empezaron Dídac Ballester e Ibán Ramón a diseñar llibrets y, en este caso, a diseñar también la falla. La hicieron con Emilio Miralles, que fue quien la ejecutó. Y claro, aparece el llibret como objeto precioso de diseño a todos los niveles. Hasta el apartado más rancio de la comisión se presenta de una manera como muy poética y preciosa. La verdad es que tampoco soy especialmente crítico con el contenido folklórico, porque te cuentan una historia, pero es que a nivel estético, con esas cenefas, ese barroquismo exacerbado… Y aquí eso aparece y me parece bien que esté, porque es algo propio del llibret, pero lo introducen de una manera muy agradable y encaja perfectamente en el diseño del llibret. Hasta la publicidad han conseguido, digamos, domarla. Juntos, o por separado, lo que han aportado Dídac e Ibán a nivel de diseño al mundo del llibret es espectacular. De Corona, desde ese año, hemos elegido todos, son una maravilla.
Ibán Ramón, además, ganó con el llibret de 2017 de Mossén Sorell-Corona, un ADG Laus de bronce. Ese año no dieron ni oro ni plata, fueron tres bronce y quedó empatado con un catálogo del MOMA de Nueva York y otro del MACBA de Barcelona. Un llibret de falla estuvo en la élite mundial del diseño en la categoría editorial.
En 2019, Ibán Ramón hizo una maravilla de llibret en Corona. Era el proyecto de Miguel Hache y se publicó en tapa dura. Una delicatessen. Era como un libro de artista.
Yogur de Fresa
Ahí está el Llibret més gran de la història. ¿Por que los llibrets tiene que ser libritos? Este lo hizo Yogur de Fresa, un estudio muy importante que llevan muchos años haciendo llibrets de fallas. Hacen 30 ó 40 todos los años y a un precio bastante razonable, y así han llevado el diseño a muchos niveles. Son, además, personas bastante comprometidas, tienen un vídeo en YouTube explicando la historia del llibret de falla. Gracias a ellos muchas comisiones tienen buen diseño en sus llibrets. Cuando les dejan, hacen cosas más locas, como por ejemplo en la comisión Eduardo Merello de Sagunt.
En otra ocasión, hicieron como formato una especie de caja de trons de bac y el llibret era una serie de relatos, viñetas, pósters… en distintos papeles de colores, muy chulo. Creo que este es uno de los mejores trabajos de Yogur de Fresa, eso sí luego veías la falla y ni fu ni fa.
Falla Castielfabib
¿Cuál ha sido su sello? Que se ha convertido en falla de arquitectura efímera durante algunos años que hacían muchos arquitectos, había mucho debate sobre el espacio público. Y eso se plasmaba en los llibrets. En este caso, era Ciutat Encallada, que por eso era una ballena encallada, también se hablaba de la ciudad desde distintas ópticas. Estos llibrets empezaron a hacerlos en mi comisión José Francisco Carsí y Roberto Heredia y luego cogimos el relevo Daniel Escobedo y yo porque es muy difícil sacar la rentabilidad económica del esfuerzo que requieren.
Este otro de Castielfabib fue muy gamberro, era un partido político ficticio, Valencia en Venda, que tenía una serie de carteles electorales que van como estructurando todos los apartados del llibret, que es especialmente cañero. Además tiene colaboraciones muy buenas, como por ejemplo de Elías Taño. Hay algunos detalles importantes como ciertas secuencias arriesgadas con el Presidente de la Comisión, que tuvo que entender que esto era un juego. Y otras todavía más arriesgadas con la Fallera Mayor o con los anuncios. Al fin y al cabo, esto es una falla y vamos a reírnos de todo
Falla Borrull Socors
Borrull Socors es una falla experimental del centro, que tiene una carga social siempre como muy importante. Este llibret de las sillas, Ikèhiha?, imitando un catálogo de Ikea, va de historias de sillas. En él está ese humor valenciano, popular, pero a medida que te lo vas leyendo vas descubriendo también un contenido interesante y en algunos momentos intelectual. Y estéticamente, además, es muy bonito, con portada de Luis Demano y tipografías de Joan Quirós.
Falla El Mocador
En el llibret cuesta menos innovar que en otras cosas. Creo que es porque no se somete al juicio popular. Es algo muy desconocido para el gran público, hay mucha gente que no sabe ni que existe. En El Mocador, en Sagunt, suelen hacer verdaderas salvajadas. Es una comisión que apuesta claramente por el llibret antes que por la falla. Un buen ejemplo es este que tenemos aquí, decidieron dividir el llibret en ocho volúmenes y contaron con la participación de Ricard Balanzá, Paco Roca, Marina Puche, Ortifus, Mariscal…En 202o editaron este que recogía biografías y obras de artistas falleros infantiles, una información que no se puede encontrar en ningún otro stiio, es como un catálogo sobre la materia.
La Meditadora
La de La Meditadora quería que estuviese porque fue un símbolo. El llibret con los dibujos de Escif, las poesías de Alba Fluixà y las fotos de José Bravo. Fue una falla que podía gustar del todo tanto a los clásicos como a los modernos, por muchas cosas. Y la verdad es que era preciosa, con esos colores, la pintura…
La exposición se acaba con con una muestra de los llibrets de este año y con un pequeño apartado que no es, especificamente, de llibrets de fallas, sino publicaciones editadas por colectivos independientes o por fallas que no son comisiones pero que que quieren serlo o lo quieren ser de otra manera. Antes de despedirnos, una última reflexión de Ricardo: «Pese a todo lo que se le puede achacar al colectivo fallero, hay llibrets que hablan de libertad sexual, de la mujer, de cambio climático… Vale, algunas cosas que se le achacan a este mundo puede que se digan con razón, pero muchas otras por desconocimiento de que no se sabe que esto se hace. No hay que olvidar que si son así todos los llibrets que hemos visto, es gracias a las personas que forman las comisiones, nace de ellas, nadie se lo impone. Por eso, es injusto escuchar determinados comentarios».