Carolina Durante, como The Office, conecta con su generación a través del ingenio y la capacidad de transformar lo cotidiano en algo especial
La intro de The Office es una musiquita bien simpática con pocas pretensiones. Podríamos decir que es un buen catalizador de la magia de la serie: algo desenfadado que gusta justo por eso, porque es desenfadado, pero en realidad con mucho ingenio.
Que Carolina Durante lo eligiera para abrir sus primeros conciertos de gira los pasados 16 y 17 de enero en el Palau Alameda de Valencia debe de ser también por eso. Porque es un poco lo que le pasa a su música. Letras concretas con tintes de humor, pero que en el fondo gustan porque te conectan con algo. Es un algo un poco difuso así que de momento no gastaremos energías en intentar definirlo.
Que Diego, para cantar el inicio de Misil tal y como suena en el disco, coja un megáfono, es un poco The Office. Es una forma ingeniosa de conseguir lo que se quiere sin muchas complicaciones. Otra vez, eso es lo que le pasa a Carolina Durante.
Posiblemente también por eso cantar a pleno pulmón «hamburguesas, el fútbol, mi madre» pareció ser casi una experiencia catártica. Sin ponernos especialmente intelectuales, podríamos hablar de un librito, bien simpático también, de Marc Augé que se llama Las pequeñas alegrías. En él, viene a desarrollar el saber popular de que «la felicidad está en las pequeñas cosas». En vez de intentar entender qué y cómo se es feliz, observa en qué ocasiones experimentamos «la evidencia tangible de un momento y un movimiento de felicidad. Un momento y no un estado». Comiendo una hamburguesa.
Que Diego, para cantar el inicio de Misil tal y como suena en el disco, coja un megáfono, es un poco The Office. Es una forma ingeniosa de conseguir lo que se quiere sin muchas complicaciones. Otra vez, eso es lo que le pasa a Carolina Durante.
Dice que son «esos momentos de conciencia total», y aún más, que son «las promesas de un futuro mejor». E incluso plantea que en estas pequeñas alegrías hay cierto potencial transformador, cierta capacidad para conectarse colectivamente. Algo así es lo que pasa cuando un salón de fiestas readaptado para ser sala de conciertos se llena de personas cantando que «solíamos bailar por el paseo marítimo». Y ahí, te gustan hasta las gaviotas (unos animales un poco siniestros, ¿no?). Y en esa sala de fiestas, hay una pequeña alegría compartida, con tus amigos, que «nos queremos», pero también con todo el mundo.
La letra de Hamburguesas podría ser el primer capítulo del libro de Augé, que de hecho se llama «Las pequeñas alegrías pese a todo». Las hamburguesas, el fútbol, mi madre. En mi caso añadiría a mi abuela. Y a mi padre. Y a mi hermana. Y a los jueves (porque despiertan un entusiasmo raro de que llega el fin de semana). Y muchas cosas más. En resumen, los momentos en los que dices «Dios tiene planes para mí». Algo que, de nuevo, dice Carolina Durante. Porque si se me hace pasar por todo esto, es para que luego disfrute las cosas así. Habrá que agradecerlo y todo.
Se comenta mucho la capacidad de Carolina Durante para conectar con su generación. Y claro que sí. Quizá es por eso, por lo que tiene en común con The Office. Ese algo. No lo hemos conseguido esbozar mucho. Pero bueno, esa es la magia.