A labor of love / Un acto de amor. Foto: Pablo Chacón.

Un acto de amor (A labor of love) es el título del proyecto fotográfico de Pablo Chacón (València, 1976) con el que recupera la figura de Leoncio Badía Navarro. Un hombre que «jugándose su propia vida, recogía objetos de las personas, horas después de ser asesinadas en el Paredón de España (Paterna), en los años cuarenta durante la represión franquista en València, para dárselas a los familiares que acudían al cementerio tras la noticia de los fusilamientos».

Chacón captura con su cámara una pipa, un pañuelo, un jirón de ropa, un mechón de pelo, una manga de camisa, una carta de despedida, un cordel que se intuye fue cinturón, una botellita minúscula… restos de vidas arrancadas de cuajo por la brutalidad de una dictadura.

¿Cómo descubres la figura de Leoncio Badía Navarro?

Fue muy curioso, la verdad. Como sabes, llevo más de 10 años explorando los conceptos de vida y muerte a través de fotografía de objetos. Hace unos años, a raíz de una entrevista que me hicieron en Radio 3 en la que hablaba sobre mis proyectos documentales, un sociólogo de la Universidad de Valencia se puso en contacto conmigo para contarme la historia de los objetos de Leoncio. A partir de este momento empiezo a trabajar y documentarme buscando contactos para poder llegar a estar  enfrente de esos objetos que había rescatado Leoncio. Todo lo fotografiado son objetos que Badía salvó para después ser entregados a los familiares que acudieron al cementerio buscando sus seres queridos.

¿Cómo llevaste a cabo el trabajo de recuperación de los objetos? 

Tras muchas llamadas, reuniones con arqueólogos, políticos, familiares y presidentes de fosas, conseguí llegar a las familias que durante 80 años habían conservado como reliquias estos objetos. Este tipo de trabajos documentales se realizan con mucha lentitud por lo que te permite analizar, leer y estudiar en profundidad el cuerpo y las aristas de una tema tan complejo como es la memoria histórica.

A labor of love / Un acto de amor. Foto: Pablo Chacón.

¿Tuviste que hacer una selección?

No tuve problemas de selección, porque yo solo he fotografiado los objetos tocados por Leoncio Badía.

Entre esos objetos hay trozos de ropa, un pañuelo, cartas de despedida, un mechón de pelo… ¿Qué sensaciones tuviste al enfrentarte cara a cara con ellos?

Es todo muy intenso, porque al final es estar cara a cara con un objeto que representa a una persona. Además esta persona ha sido asesinada. Cada fotografía es una conclusión de la investigación de cada una de las familias con las que he trabajado. Cada objeto es el final de la parte documental de cada una de las historias. El proyecto de Un acto de amor, es como un árbol, donde Leoncio Badía Navarro está en el centro y y los objetos están en la punta las ramas.

Da la sensación de que ninguna otra disciplina que no fuera la fotografía (ni siquiera el vídeo) hubiera captado con tanta rotundidad el significado de los objetos.

Después de haber realizado tres proyectos con objetos, y descubrir la historia de Leoncio, me doy cuenta que de alguna manera este trabajo estaba como predestinado a mí. Como si se hubieran alineado los astros para que me lo encontrara. No hay que olvidar que Leoncio ya hizo el trabajo con los objetos, el legado de Amor, yo solo estoy rescatando del olvido y fijando a través de mi fotografia ese acto de bondad.

A labor of love / Un acto de amor. Foto: Pablo Chacón.

En este proyecto vuelven a aparecer algunas constantes de tu trabajo más personal, como dar una nueva vida a objetos inertes, el afán por inventariar, la relación existente entre los objetos y la muerte, o el hecho de que no aparezcan personas retratadas.

Para mí los objetos son cápsulas de tiempo y energía. De recuerdo y amor. De dolor y alegría. De vida. Para mí cada objeto representa una persona, una vida que tomó decisiones. Humanos que se encontraron la muerte o que se la provocaron. Para nada son cosas inertes. Cuando viajo o descubro algo nuevo, me gusta meterme en el bolsillo cualquier piedra, ramita u objeto. Y cuando los veo o toco me de nuevo, me devuelve esa sensación, aroma, paisaje.

La muerte está presente en otros proyectos tuyos como Gástrico (donde fotografías objetos plásticos encontrados en los estómagos durante las necropsias que se les practica a los animales hallados muertos en el mar Mediterráneo), Colapso (capturando objetos reales usados por personas para poner fin a la suya.) o Autopsia (documentas accidentes de tráfico veinticuatro horas después de haber sucedido) ¿Qué te atrae de la muerte como objetivo fotográfico?

Antes te diré que mis trabajos son para los vivos. La sociedad occidental se ha encargado de silenciar el concepto de muerte. Se nos ha ocultado desde niños como un tema tabú. Mis intereses parten precisamente de esta idea. Explorar el binomio vida y muerte y exponerlo sin contemplaciones al resto de la sociedad. Entenderla yo, también por supuesto.

Otra característica común en tus trabajos, y aquí es tanto para estos personales como para los editoriales (siguiendo la división que hay en tu web), es dirigir tu mirada donde parece que nadie mira.

Sí, me gusta estar en el lugar y sentirlo. Además me interesa compartir esa intensidad sin florituras, directo. Creo que para poder emocionar compartiendo tu trabajo hay que vivirlo de manera pasional y emocional. Todo lo que publico en medios es autoral. Por norma no son encargos. Exploro aquellos temas y lugares que para mí son importantes.

A labor of love / Un acto de amor. Foto: Pablo Chacón.

En tu perfil de Raïm se puede leer que abordas la realidad como fotógrafo desde una óptica social y registral.

Realmente no concibo otra manera de trabajar sino es en enfrentándome al tema que propongo de manera directa, frontal. No me gustan las ambigüedades. Me gusta tener claro que voy a sentir trabajando de esa manera, necesito experimentarlo abiertamente, para luego someter al espectador ante esa misma situación emocional.

¿Cómo llegaste a la fotografía?

Mi inicio en este mundo viene por mi interés por la ciencia. Desde niño siempre he tenido una gran motivación por el conocimiento y la exploración. Mi primera cámara de fotos la compré con mis propios ahorros a los 12 años. Pero fue a los veintitantos cuando empecé a usar la fotografía de manera continua para documentar aquello que me interesaba. En esos años me dio fuerte por la botánica. Recorrí media España con la cámara, fotografiando plantas y hongos de todos los entornos que me encontraba. Fue una época muy chula. Acabé escribiendo artículos científicos donde también usaba la fotografía microscópica, incluso publiqué en XLsemanal un reportaje sobre setas raras de la península. Con los años tuve la necesidad de utilizar la fotografía como elemento indispensable para profundizar mucho más en asuntos que tienen que ver con la condición humana. Poder formar una opinión y poder compartir mis reflexiones a través de esta disciplina artística.

¿Qué recuerdas de esos inicios fotográficos en València?

Hace 10 ó 15 en València ya éramos muchos los que dedicábamos parte de nuestro tiempo a conocer y explorar el mundo, nuestro mundo a través de la foto. Escuelas de fotografía y festivales empezaban a inundar València. Aunque creo que es ahora cuando más y mejor se está haciendo por la fotografía en València.

Pablo Chacón. Foto: Rafa Honrubia.

En 2014 participaste en Diari Indultat.

No solo participé, sino que fui uno de los cinco directores que hicieron posible este proyecto. Trabajamos durante más de un año para poder gestionar y organizar a más de 70 personas. Trajimos a fotógrafos de todas las edades, experiencias y partes de España y Europa. Desde fotógrafos con el Premio Nacional a otros con menos experiencia. Pienso que difícilmente se repetirá, fue algo único.

¿Qué fotógrafos te han marcado?

La verdad es que por mi forma de ser no suelo seguir un único estilo o fotógrafo. Me gusta todo y nada. Puede no gustarme la trayectoria de un autor determinado pero sí enamorarme un ensayo en particular de este mismo autor. Me centro en lo que me interesa de cada uno de los trabajos o autores que pasan por mi vida sin que tenga uno que me haya marcado excepcionalmente. Siempre he sido de documentales. De trabajos largos. Si tuviera que elegir personas que me han marcado, por su pasión y entrega a lo largo de su vida, andando cada paso con un objetivo claro, este sería Sir David Frederick Attenborough, científico. Por norma me gustan los procesos, y me encanta cada vez más entender lo que le ha costado a un fotógrafo llegar a las conclusiones que comparte. Me da igual que sea un autor reconocido o no. Los artistas y los científicos tienen muchísimo en común. Ambos se embarcan por pasión y compromiso a retos de los que no saben si obtendrán respuestas. Me gusta hablar de personas inquietas.

Aunque es una pregunta muy genérica, ¿cómo ves el panorama de la fotografía en València?

Como es una pregunta muy genérica te contesto escueto. La fotografía en València está muy viva. De eso no hay duda. Pero es muy sectaria. La sensación es que estamos realmente solos a todos los niveles.