Clínica de Bebes, 1985. Foto: Toni Benito y Luis M.G. Castellar.

Para mucha gente, en los años noventa, Clínica de Bebes, en Caballeros con Plaza del Esparto, era el lugar donde tomar un refrigerio (¡esas empanadillas gigantes!) después de una noche de farra por El Carmen y antes de volver a casa. Pero lo que entonces era una especie de horno, había sido inaugurado en 1950 como un negocio en el que, tal y como se anunciaba en su nombre, se arreglaban muñecas. En la foto podemos ver a su propietaria en el interior del local. Es 1985, huele a plástico más que a pisto. Hoy en día, no hay ni rastro en su fachada de lo que fue. Por suerte, la exposición Tempus Fugit (La Llotgeta, hasta el 26 de julio) recupera este y otros comercios tradicionales valencianos de los años ochenta de Ciutat Vella gracias a las fotografías de entonces de Toni Benito y Luis M.G. Castellar, ambos miembros del Foto Club València.

Así podemos entrar en la colchonería Vicente Verdaguer (Bolsería, 14), en la sombrerería Del León, actualmente Albero (Pl. del Mercado), en la relojería José Caldud Peraire (Pl. Doctor Collado), en la librería de lance Manuel Martí Belda (Pl. Lope de Vega), en la Clínica de Juguetes J. Polo (Carlos Cervera, 3), también (h)ojear las revistas en el quiosco de la calle Sabateria dels Xiquets o admirar la fachada de Guantes Camps (Pl. de Zaragoza / Pl. de la Reina), por citar solo algunos de los presentes en la muestra.

Un viaje en el tiempo en el que las fotografías de Benito y Castellar, en impecable blanco y negro, son el mejor billete para recorrer una parte de la historia de la ciudad que había que rescatar. Ambos visitaron, con sus cámaras, esos comercios entre 1984 y 1985. Documentaron interiores, exteriores y profesionales, en un trabajo en el que años después aún se respira lo captado por sus precisos e intencionados encuadres. Así, al interés por pasear por el comercio tradicional valenciano de los 80, desaparecido en su mayoría, se suma el de unas magníficas fotografías que nos están contando una historia, al tiempo que nos alertan de la pérdida de personalidad de nuestro centro histórico. El único pero a la exposición es que no se haya editado un catálogo.