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Nombre: Sara Luz Civera Martínez. Edad: 27 años. Lugar de nacimiento: Puerto de Sagunto. Lugar de residencia: Valencia. ¿Cómo definirías tu actividad artística? Ilustración, pero en lugar de cosas que veo o suceden en la sociedad, ilustro ideas o emociones.
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En el ámbito de la ilustración, forma parte de una nueva generación el trabajo de la acuarelista Sara Luz Civera, porque en sus dibujos se percibe una luz muy especial, y un modo de representar las emociones muy sensorial. La obra de Sara es tan interesante como su proceso creativo. Con influencias cinematógraficas e inspiración musical, su pintura explora la intimidad del ser humano, a través de una aproximación que se inicia en su personal universo de colores. Todo esto hacían de ella una firme candidata a esta sección, en continuo movimiento.
Estudiaste BBAA ¿Cómo recuerdas tu paso por la carrera?
A los 18 me fui de casa a estudiar a Granada, y tenía clarísimo que quería dedicarme a la abstracción en formato grande y a todo color. A raíz de irme de Erasmus a Palermo, el año antes del proyecto de final de carrera, y no poder llevarme los formatos que quería para pintar, descubrí el papel, el lápiz y las acuarelas. Fueron coincidencias que me hicieron llegar a interesarme más por la ilustración. Hice el último año en Granada y volví a Valencia a hacer el Máster en Producción Artística (UPV).
¿Y por qué la pintura?
Cuando era muy pequeña, mi madre me llevó a un colegio de pedagogía Waldorf, que se basa en una enseñanza muy artística y creativa. Empecé más tarde el cole que el resto de los niños, porque ella me enseñó en casa a leer y a escribir. Era todo mediante el color. Nunca era con líneas, ni con rellenar figuras, era con colores naturales y acuarelas. Siempre lo tuve claro que quería hacer algo con el color, me daba igual hacia dónde fuera. Y tiempo después descubrí que tenía sinestesia. Y como involuntariamente veo colores en todas las cosas que no tienen color establecido, siempre lo he tenido ahí. De hecho ahora sigo trabajando así, yo veo a mis amigos ilustradores que van con su libretita a todas partes, dibujan y luego le ponen color. Yo soy incapaz de hacerlo así. Primero me vienen unos colores, un ambiente, unas texturas. Y a raíz de eso, en mi casa, y en soledad, le doy forma a todo.
¿La sinestesia puede estar relacionada con la educación que tuviste?
Yo no lo creo, porque mi hermana y mis primas han recibido la misma educación y no les pasa. De hecho encontré un cuaderno de cuando empecé a escribir las letras, y siempre han tenido cada una el color que yo les veo. Recuerdo que con la U tenía un conflicto porque tenía una gama reducida de colores, que eran unas pinturas de cera de abeja y decía «mamá es que no me das el color para la U».
En el repositorio de la Universidad Politécnica aparece un proyecto tuyo: ‘Cuaderno de sensaciones: la sinestesia como elemento del proceso creativo’. En el que para la elaboración de un poemario ilustrado empleas como estrategia creativa tu sinestesia. Cuéntanos.
Hasta mitad del máster yo seguía con la pintura y el proceso de abstraccción y tal. Siempre me había gustado escribir pero nunca me había atrevido a enseñar nada. Por casualidad, mi tutor o una amiga, me animó a publicar algún poema y me pareció como un hilo conductor: la palabra y la ilustración para explicar la sinestesia. Fue la tesis del máster. También concebido como una obra práctica. En definitiva, el primer trabajo que hice enfocado hacia el dibujo y la ilustración.
La elección de la acuarela como técnica en tus ilustraciones te hace diferente al resto de ilustradores ¿en qué crees que radica esa diferencia?
Elegí la acuarela cuando descubrí las acuarelas líquidas que con el agua, hace que los colores se muevan y nunca queda una mancha igual que otra. Porque la acuarela que había utilizado antes era en pastillas o en tubo, y no tenían esa magia. Es con la que más fácilmente podía plasmar los colores que había en mi mente. Era lo más parecido.
¿A qué artistas admiras de cualquier disciplina?
En el momento en el que yo estaba metida más en la pintura, para mí Kandinsky fue muy importante, y lo sigo admirando, y cuando descubrí también que trataba el tema de la sinestesia… En literatura sí me paso que leyendo «Lolita» de Nabokov, describía de una forma los ambientes y las situaciones que me tocaba mucho y luego descubrí que era sinestésico y con el mismo tipo que yo. Incluso varias letras las vemos del mismo color. Lo descubrí tiempo después cuando estaba haciendo la tesis.
Tus acuarelas de desnudos me recuerdan el trabajo de Egon Schiele. ¿Te gusta?
Sí, era de los artistas que más me gustaban. Hasta hace poco tiempo, yo pensaba que cada dibujo que hacía, lo hacía de una forma distinta, y no me daba cuenta que estaba siguiendo un estilo dentro de lo que cabe. Y no tengo tantos referentes estéticos como igual musicales. Por ejemplo, mi ritual de trabajo, es ponerme a Nacho Vegas. Si no lo escucho, no me meto en mi ambiente creativo. O también con películas…
Hablando de tu ritual creativo, ¿cómo es tu lugar de trabajo?
Me mudo casi cada año, cambio de ciudad. En verano me voy a la montaña con mis padres, o me marcho a Menorca… No tengo un sitio fijo de trabajo donde tenga todo ordenado. Me adecuo a lo que haya. Estuve una época en Tenerías, un estudio en El Carmen, y allí sí que tenía más mi espacio, pero ahora donde me toque, saco mis acuarelas. Eso sí, la soledad es esencial. Con gente alrededor, puedo dibujar, hacer cosas, pero no creo que saque lo que tengo que sacar. He de estar en una especie de trance melancólico, tengo que estar hasta triste casi. Por eso me gusta escuchar, música clásica, ópera… Me inspira.
Tu trabajo con más visibilidad hasta la fecha, ha sido la portada del disco de Mr. Perfumme et Les sieur poules ‘AmorAmorAmor’
Sí, porque tampoco me he planteado mucho las redes sociales o publicitarme de alguna forma. No les doy mucho uso. Es que en mi trabajo hay cosas que las veo un poco íntimas y no me sale tanto el exponerlas. Ahora sí, pero hasta hace poquito tampoco me consideraba ilustradora. Mi hermana (Ban Ani) hace ilustración y me apasiona lo que hace, y cómo se desenvuelve en las redes sociales. Para el encargo de Mr. Perfumme, me contactó David. Escuché el disco, tenía muchas ideas, quedamos, hablamos y surgió entre los dos, el tema de las cabras, el perro y la piña.
También has realizado estampados.
El tema de la decoración me apasiona. Soy muy DIY desde que era pequeñita. Tengo un álbum en mi facebook personal que se llama «Mi primer portfolio del 90-93″ que es una recopilación de cuadernitos a mano que hacía de pequeña, con 4 años, con diferentes temas. Ahora estoy haciendo unas lámparas en las que aplico estampados de las ilustraciones que hago. Con un papel grueso, hago ilustraciones, y trato el papel con cera o aceite, lo coso a mano y le hago un pie de madera. Tampoco ha visto la luz este proyecto, nunca mejor dicho (risas).
El cine está muy presente en tus ilustraciones: Soñadores, Gummo, Nymphomaniac, Hierro 3 o la serie Girls… ¿De dónde surge esa necesidad de plasmar en acuarela las escenas cinematográficas?
Son películas que después de verlas te han cambiado algo y no quiero que acabe la película y se quede ahí. También me crié sin televisión, hasta los dieciocho años nunca he tenido tele en casa, pero mi madre tenía un reproductor de VHS. Yo creo que igual me viene porque he visto muchas películas en b/n y es el hecho de ponerles color, porque a veces ilustro películas y los colores no tienen nada que ver con los originales. El otro día me puse a ilustrar la película «Persona» que la vi en la Filmoteca hace poco, y claro es en b/n y me encanta el hecho de que en mi mente tenga unos colores.
¿Qué secuencia sigue tu proceso creativo? Si es que hay una sistemática de trabajo.
Más o menos a la vez, hago manchas de color en una hoja, y las líneas de los dibujos que voy a colorear en otra. En base a esas manchas decido lo que van a ser después. Las recorto, las pinto con acuarela generalmente. También utilizo líquidos de reserva, pones una gomita que es líquida y cuando seca, pintas encima y al retirarla queda el blanco debajo. Eso lo utilizo mucho. De ahí voy recortando las partes que me interesan y voy formando la figura final: una lámpara, un zapato…
Empleas técnicas diversas y también digitales.
Trabajo con otras técnicas además de la acuarela, el grafito, acetatos… Experimento con pigmentos y hago mezclas raras. Con cintas, con lejía… Es un poco alquimia. Pintar el papel con té y luego pintar encima. Hago mezclaillo. Pero por el tema del azar que me encanta, desde que descubrí el maravilloso mundo del photoshop y del escáner, igual hacía una mancha y decía «es que esto, la proporción no me va con lo que yo quiero utilizar», pues ahora recorto y lo superpongo. Más que para retocar o darle un toque digital, los empleo en el tema de los tamaños. O por ejemplo, si hago un suelo de baldosas hidráulicas pues lo utilizo para repetirlas. Pero no utilizo pinceles de photoshop, ni practicamente retoques de color. Es una herramienta más cómoda que creativa. Para dar forma a todo lo que hago analógicamente.
¿Y qué proyecto tienes en estos momentos?
Estoy escribiendo una serie de relatos acompañados de su ilustración. En algunos casos son autobiográficos y en otros inventados, cosas que me han contado. Tienen un tinte un poco erótico-cómico-dramático. Es una mezcla un poco rara, muy personal. Pero quiero coger valentía para que se pueda ver.
SU OBRA