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Maite Buenafuente es, entre otras cosas, la directora de castings de la productora El Terrat, y autora del libro «Ya te llamaremos» (Conecta), en el que despoja a «estas entrevistas de trabajo» de todo atisbo de sufrimiento al que siempre se les asocia. Además, en sus páginas, aconseja de manera exhaustiva sobre todo lo que envuelve la carrera formativa de los aspirantes a actores. Una guía imprescindible para aquel que quiera dedicarse a la interpretación.

¿Cómo surge la idea del libro?

La editorial Random House venía siguiendo mi trabajo desde hacía tiempo y me planteó recoger todas mis experiencias en un libro. Consideraban que no había publicaciones en esta línea y me puse manos a la obra sin pensármelo dos veces. La verdad es que estamos muy satisfechos del resultado y espero que esta guía sea de gran ayuda a quienes desean emprender su andadura en esta maravillosa profesión.

Teniendo en cuenta lo exhaustivo que es, ¿te llevó mucho tiempo decidir su estructura y los temas a tratar?


Evidentemente todo requiere una labor de maduración, pero sí es cierto que no fue excesivamente difícil ya que los temas que abordo son parte del eje principal en que se basa mi trabajo como formadora de actores.

¿Empezaste de cero o a lo largo de tu trayectoria profesional has ido tomando notas al respecto por si algún día surgía esta oportunidad? ¿Qué importancia tiene en el mismo tu labor como docente?
Todos los que nos dedicamos a esto tenemos nuestro ‘’pequeño método’’ y vamos confeccionándolo a lo largo de los años. La docencia y también las experiencias que me aportan los alumnos han cruciales para dar forma al conjunto. Como digo en el libro, ‘’Ellos me han dado la oportunidad de aprender a su lado’’.

En el prólogo del libro, Berto Romero dice que los directores de casting sois una mezcla de santos y psicólogos, ¿compartes esa opinión? 

¡Totalmente! Somos como él muy bien dice una madre paciente: Acompañamos al alumno o al actor en su proceso y le animamos en momentos difíciles, pero también podemos ser rígidos profesores de instituto cuando queremos inculcar la máxima autoexigencia y disciplina. Les alertamos de la gran competitividad siempre desde la óptica positiva y la ilusión por el trabajo.

Foto: Laia Cambrils.

Maite Buenafuente. Foto: Laia Cambrils.

Insistes a lo largo del libro en que los aspirantes vean el casting como una oportunidad y la disfruten, en lugar de como casi una tortura. ¿Por qué crees que existe esta segunda visión? ¿Tiene algo que ver la sociedad competitiva en la que vivimos?


Seguramente es debido a que la idea del casting siempre se ha asociado a connotaciones negativas y más en estos momentos en que la competencia está a la orden del día y parece que se nos entrena sólo para ser el mejor. Nunca se ha vendido como un momento, si me lo permites, de máximo placer. Y de hecho la intención de ‘’Ya te llamaremos’’ es principalmente ésta: Poner todas las herramientas en la mano para que el actor se dé cuenta que puede llegar a dominar la situación y hacer de su prueba un momento único e irrepetible.

Es un libro muy completo en el que no dejas ningún aspecto por tratar. ¿No tienes cierto miedo a revelar “tus secretos”?


Me arranca una sonrisa tu pregunta. Los que tenemos espíritu docente y llevamos esto de transmitir en el ADN no creo que en ningún momento nos asalte el miedo. Pienso que el secreto está en el trabajo diario y en construir. Yo hablo siempre desde mi experiencia y óptica particular. No hay nada más gratificante que poder obsequiar con tus experiencias a las nuevas generaciones para que tu trabajo perdure en el tiempo. Al margen de ello, te diré que una cosa es lo que puedes aprender y asimilar con el libro y otra, es la experiencia de vivirlo en clases presenciales. Yo combino ambas y me siento más que satisfecha de poder ofrecer lo mejor de mí cada día.

Aconsejas al futuro actor que muestre confianza en sí mismo en todo, que sea su primer fan. Cuándo esto ocurre en su justa medida, ¿se percibe?
Sí, no hay nada más gratificante para mí que cuando veo a un actor que me contagia con su seguridad y energía. Ha hecho bien su trabajo preparatorio y afronta la prueba con ese optimismo que te da la autoconfianza. También me gustaría advertir que todo lo anterior no se consigue en el primer casting, pero sí es cierto que, si se pone empeño en ello y el actor no autovalora ni juzga en exceso al salir de una prueba, muy pronto adquirirá esta preciada seguridad de la que hablamos.

También apuntas como una de las virtudes más necesarias la responsabilidad del aspirante, pero referida no sólo a su comportamiento en el casting, sino a todo su proceso de formación continua y a cuestiones como la actualización de su perfil, porque cualquier detalle tiene sus consecuencias.
Ciertamente son muchos los aspectos que debe cultivar el futuro actor antes de decidir pisar terreno profesional. Yo siempre hago hincapié en utilizar el sentido común que, como todo en la vida, nos puede salvar de muchos aprietos. Ahí, por ejemplo, tendría cabida la necesidad de saber que hay que tener actualizado el perfil físico entre otras muchas cosas. A lo largo del libro están muy ampliados todos los campos que debe dominar el aspirante pero que a mí me gusta resumirlo en la necesidad imperiosa de formarse, sea al nivel que sea. Es imprescindible tener un mínimo de conocimiento del sector si queremos ser verdaderos profesionales.

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Llama poderosamente la atención dos apartados del libro, uno en el que recomiendas que el actor cumpla unas reglas mínimas de higiene (pelo, dientes, manos,…) y otro con el explícito título “Por favor, ¡no lo hagas!”. ¿Cómo es posible que haya gente que no cumpla ambas?
Aunque parezca mentira, aún hay actores que llegan a la sala de casting sin cumplir un mínimo de condiciones higiénicas. Era mi obligación mencionarlo en el libro, en el apartado de ‘’cosas inaceptables’’, debido a que se repite en demasiadas ocasiones. En el apartado de ‘’Por favor, no lo hagas’’ hago mención a situaciones que no deberían darse y que, en muchas ocasiones, son fruto de los nervios, del desconocimiento y, como te decía antes, de carecer de sentido común. He intentado tratarlo todo con respeto y sentido del humor sin desproveerlo de la realidad .

A lo largo del libro vas compartiendo algunos casos concretos de tu experiencia laboral. Leídos provocan una sonrisa, pero vividos imagino que provocarían más de un dolor de cabeza. Teniendo en cuenta que debes acumular muchos de ellos, ¿te planteas publicar alguna vez un libro que los recogiera para dar a conocer ese otro lado de los castings?
La verdad es que, después de esta experiencia, no me importaría tratar todas las anécdotas que ocurren en el set de casting o diarios de clase y recogerlos en otro ejemplar. Una vez más, ayudaría con los ejemplos a difundir más conocimientos acerca de este maravilloso mundo de la interpretación.

¿Cómo acaba uno siendo director de casting? ¿Y cómo se forma para ello?

Es un poco complejo responder con rotundidad a esta cuestión. Yo puedo hablarte de mi experiencia y, siempre desde mi particular punto de vista.
En mi caso, llegué a ejercer de directora de casting sumando mi faceta de actriz. En nuestra productora creamos el departamento y pensamos que era lícito que lo liderase alguien que conocía la profesión por dentro y que también había vivido muchos castings. Siempre que me hacen esta pregunta reitero que puede llegarse a este campo desde varias vías. Cualquiera puede ser válida siempre que implique un amplio conocimiento del medio y, sobre todo, del mundo que envuelve al actor. Sólo poniéndonos en su sitio, sabremos lo que le ocurre por dentro.

Aunque la última palabra no sea tuya, la importancia de tu trabajo es muy grande ante el desarrollo de cualquier proyecto. ¿Pesa eso mucho a la hora de tomar decisiones o es necesario abstraerse de esa “presión”?
Ciertamente, aunque el director esté solo ante el actor durante el casting, este es un trabajo en equipo. Hay varios profesionales detrás de nosotros que terminan de decidir, basándose en múltiples factores, cual es el mejor aspirante al papel que estamos buscando. Todo ello ciertamente conlleva una cierta presión, pero estoy convencida que la mayoría de los directores saben ‘’aparcar’’ cuando están evaluando el trabajo de cualquier actor. En esos momentos debe primar la entrega hacia quien tenemos delante y la voluntad de cumplir con la tarea de dirección lo mejor posible. Lo que ocurra posteriormente, no puede ni debe condicionar el ahora.