«Hay tres temas; el amor, la muerte y las islas». Esta frase, extraída del libro «Robinson ante el abismo», del mexicano Bruno H Piché, es la mejor definición de la revista Dolce Stil Criollo, en cuyo primer número además aparece impresa. DSC es una idea de Christopher Rey Pérez, quien después de tantos años viviendo en los límites de Texas (ahora reside en Palestina), decidió transgredir otro tipo de fronteras, artísticas en este caso, valiéndose para ello, principalmente de la poesía y el arte visual. En su web lo explican así: «La revista busca hibridismo entre la poesía y las artes: trabajos que entretejen la cultura, la lenguaje, la geografía, la historia, y la estética. A través de crear una relación mutua y compleja entre las letras de los EE.UU. y el resto de las poéticas del “New World”, la revista prevé una variación más rica en la promoción de las artes».
Pero que nadie piense que estamos ante otra de esas publicaciones líricas que sustituyen el músculo emocional por un ombliguismo enfermizo. Todo lo contrario. En DSC (guiño incluido a Dante en el nombre), tal vez contagiados por ese azul oxigenante (la revista tiene como tema vertebrador, en esta ocasión, las islas) que recorre cada una de sus páginas, la poesía se expande más allá del límite físico de la revista. Los versos de Ana Guadalupe, por ejemplo, fluyen y atrapan al lector, aunque estén escritos en portugués brasileño. Sus historias de (no) amor encajarían a la perfección en una pequeña pantalla o en las canciones de algún grupo indie.
Esa sensación de poesía conectada con la realidad y deudora de cierta cultura audiovisual también está presente en las obras del argentino Juan Alberto Crasci, quien rinde tributo al actor Bill Murray en uno de sus poemas. Su compatriota Sebastián Realini completaría nuestro tridente favorito de artistas de la rima que aparecen en este primer número de DSC (por cierto, con traducción al inglés de todo lo publicado). Destaca su capacidad para trenzar una narración tremendamente rítmica y la colección de frases sobre las que volver, una vez leída la poesía entera.
Ilustraciones y fotografías completan los contenidos de la revista. En el segundo apartado, especialmente interesantes son las del neoyorquino Jason Mena, que parece reivindicar la calle como espacio de búsqueda de sensaciones infinitas, al mismo tiempo que reivindica la singularidad latinoamericana.
Hay más autores y más obras. Basta acercarse a DSC para descubrirlos. La revista cuesta 8 euros y como es sana costumbre, está disponible en la Librería Dadá.