Me llamo Sara Barquinero (Zaragoza, 1994) y vivo en Madrid. Estudié Filosofía y soy doctora desde el año pasado. Soy autora de Terminal, Estaré sola y sin fiesta y Los Escorpiones.
¿Somos los que leemos?
Solo en parte. Lo que leemos conforma nuestra visión de mundo y cómo nos movemos en él, entre otras muchas cosas. Si somos algo es lo que hacemos, y ese «lo que hacemos» está influenciado por nuestra visión de mundo.
Un libro de tu infancia:
Descubrí qué era el sexo con la saga El clan del oso cavernario. Mis padres me los compraban en Círculo de Lectores porque creían que eran novelas históricas (era muy difícil seguir mi ritmo de lecturas), pero lo cierto es que hacían todo tipo de prácticas sexuales de forma MUY explícita a partir del segundo volumen (en defensa de mis padres, el primero era más blanco, creo que ese sí lo leyeron). Debía tener 7, 8 años. No podía dejar de leer, pero me perturbaba profundamente. Al final, un día en el que mi padre estaba trabajando y mi madre tendiendo en la terraza, telefoneé a mi abuela para contarle todo, ya que la veía más blanda y proclive a la comprensión. Ella se murió de risa, llamó a mi madre acto seguido y ya recibí una charla.
Un libro de tu adolescencia:
Mentiría si no reconociera que la saga Crepúsculo fue uno de mis grandes libros de adolescencia, sobre todo Luna nueva. Otros libros que conformaron mi personalidad fueron Monstruos invisibles, de Palahniuk y Las flores del mal, de Baudelaire.
Un libro de tu juventud:
Franny y Zooey, de Salinger. Puede que sea el libro que más veces he regalado y uno de mis favoritos.
Un libro actual:
Me encantó Un hambre insaciable, de Chelsea G. Summers, que acaba de publicarse.
Un libro de siempre:
La muerte de Iván Illich y Madame Bovary son mis dos clásicos predilectos.
Un libro por leer:
Siempre digo que en cuanto tenga un poco de tiempo organizaré un seminario de El ser y la nada. Llevo un par de años diciéndolo.
Un libro que no pudiste acabar de leer:
La primera novela que abandoné en mi vida fue Primer amor, de Turguénev.
Un libro que te gustaría haber escrito:
Anatomía de la memoria, de Eduardo Ruiz Sosa. Siempre me ha parecido un libro extremadamente inteligente, y la prosa es fantástica.
Un libro que te gustaría que existiera:
Siempre me ha interesado el concepto de literatura ergódica y no hay demasiado. Se trata de textos que exigen un esfuerzo «no trivial» del lector para descifrarlos y en muchas ocasiones son interactivos o tienen muchas lecturas diferentes. Un ejemplo sería el Diccionario jázaro o La casa de hojas, pero también los típicos libros de Elige tu propia aventura. También se relaciona con la ciberliteratura y los videojuegos que funcionan como novelas. Me encantaría que alguno de mis contemporáneos trabajase en esa dirección.
Tres cosas que te gustan más que leer:
Darme baños, el yoga, jugar a la Switch.