Hay revistas que con su nombre dicen más que otras con setenta editoriales. Ponerle Bostezo a una de arte y pensamiento es la mejor declaración de intenciones que se ha podido leer en muchos años. Comprobar, número tras número, que la osadía iba en serio y marcaba la filosofía de la publicación, reforzaba en cada entrega la idea del lujo que significaba que se gestara, además, desde Valencia. Que su penúltimo número hasta la fecha adoptara el perfil de manual de uso del fracaso o que el siguiente, en el que se dejaba abierto el futuro de la cabecera, estuviera dedicado a la identidad no son más que grandes hitos de un proyecto que no puede desaparecer. «Con el número 10 que sacamos a principios de este año cerramos una etapa. Concluimos la fotografía del lomo de la revista, que era un compromiso con los suscriptores, y caducaron las suscripciones. Así que era buen momento para darnos un respiro necesario. Decimos que hemos llegado desfallecidos a la otra orilla, después de tantos años tratando de achicar el bote para que no se hundiera. Ahora estamos a la espera de que Verlanga nos haga una suculenta oferta para comprarnos la cabecera. Mientras esto ocurre, hemos decidido refundar Bostezo de cara al 2016. Estamos en pleno proceso de repensar el proyecto. Sabemos que seguirá siendo en formato papel y que nos sigue apeteciendo lo de los números monográficos. Y que la seguiremos proponiendo desde Valencia al espacio exterior. En todo lo demás estamos abiertos a reinventarnos», explica Paco Inclán, editor de la misma.
Santiago Alba Rico, Inés Plasencia, Eva Máñez, David Barberá, po poy o Aitana Carrasco son algunos de los colaboradores de ese número diez al que hace referencia Inclán. Bostezo ha cuidado mucho su mancheta desde su primera entrega en 2008, año en que empezó a andar la revista. «Al regresar a Valencia tras una estancia de dos años en México, me encontré con gente cercana con la que me apetecía montar algo. Podría haber sido un bar, una librería o una escuela para autodidactas. De aquellas conversaciones surgió la posibilidad de publicar una revista de arte y pensamiento, se nos hizo una plataforma interesante de trabajo colectivo, de debate, de análisis de la realidad. Además de un gran negocio, claro (llantos)».
Con la revista mexicana Replicante como referente («siempre la he considerado la hermana mayor de Bostezo»), siempre han defendido la desacralización de la cultura, el arte y el pensamiento, oferciendo textos que se entienden, con un enfoque que en ocasiones es incluso gamberro, y con alta dosis de humor, algo de lo que muchas veces los teóricos se olvidan. «Nos gusta esa idea de poder participar de la cultura de otro modo. Uno de los lemas de Bostezo es «alta cultura narrada con bajos instintos». Tendemos a buscar el equilibrio entre el academicismo y la cultura popular, el rigor y el desenfado, aunque no sé si es posible. Se nos ha acusado de caer en las dos cosas al mismo tiempo».
Krahe ocupó la portada del primer número. Mario Conde la del segundo. Una apuesta que seguramente confundió a más de uno. «A juzgar por las ventas, la gente reaccionó mal. Es el número maldito de Bostezo, pero no el maldito número: estamos muy contentos de cómo quedó ese segundo número dedicado al altruismo con Mario Conde en portada. Pero es verdad que los números 1, 3 y 4 están (casi) agotados y del 2 todavía nos quedan cajas y cajas. La idea era demostrar que cuando hablábamos de «pluralidad» íbamos en serio, que no nos cerrábamos a nada ni a hablar con nadie. Igual todavía era demasiado pronto y se nos fue de las manos, pero lo cierto es que, más allá de juicios, Mario Conde se nos hacía un personaje interesante, al igual que Krahe, claro. Volveríamos a hacerlo».
Bostezo ha dedicado amplios dossiers a la psicogeografía y derivados, la economía, las fronteras mentales o Valencia. Se trata de una revista que apuesta por el formato monográfico en cada entrega «para atajar la dispersión mental de estos tiempos. Planteamos cada número como una investigación sobre el tema escogido, un análisis desde diferentes ángulos que además se puede leer con una periodicidad elástica. Huimos de la «rabiosa» actualidad y de la inmediatez a la que nos aboca la digitalización de la vida. Lo cierto es que cada uno de los temas escogidos para los monográficos se nos acaba impregnando en nuestras biografías: nos fuimos a fracasar a Silicon Valley (número 9), a un proyecto psicogeográfico en una aldea gallega (número 6), a Guinea Ecuatorial a conocer su literatura (número 10), …».
En el más reciente, el de las identidades, se pueden encontrar, entre otro contenidos, suculentas entrevistas al sociólogo César Rendueles y a la filósofa Soledad Arnau Ripollés; estupendos artículos sobre la desaparición por una erupción volcánica del municipio colombiano de Armero o sobre la bisexualidad; sendos fotoreportajes protagonizados por la ciudad guineana de Bata o la transexualidad masculina; o el suplemento literario Batiscafo que se ha venido publicando desde el primer número. Unas cuantas razones para acercarse a cualquiera de las dos librerías Dadá (MuVIM o IVAM) y hacerse con un ejemplar o con toda la colección.
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MuVIM
Guillem de Castro 8. 46001 Valencia
Telf: (+34) 963 515 138
www.libreriadada.com
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