Las revistas en papel viven un momento dulce en Valencia. Bostezo, Lletraferit, Cuadernos Efe Eme, Canibaal o las recién incorporadas Gràffica y Dúplex así lo atestiguan. Unstate pertenece a este último grupo. “Un contenido, a modo de proyección cartográfica, en el que figura más el rastro de una búsqueda que la promesa de un destino”, responde Fran Ayuso, director de la misma, cuando le pedimos que la defina en una frase. Después echa mano de Jarvis Cocker para completar la descripción: «No soy una persona religiosa, pero me gusta la idea del domingo como un día puesto aparte del resto de la semana. Es bueno tener un período de reflexión y tiempo para pensar las cosas». En la portada se puede leer, bajo la cabecera, «Cruces y desvíos de la cultura audiovisual».
Las tres opciones se ajustan meridianamente bien a la publicación. Porque la idea del viaje placentero, y sin prisas, con el depósito de la capacidad de sorprenderse abierto, flota en las ciento treinta páginas de su primer número. En el que portada y contra van más allá del aspecto visual atractivo, para convertirse en el editorial no oficial de Unstate. Aunque sea precisamente el firmado como tal el que sirva para establecer los criterios seguidos a la hora de seleccionar los artículos. «El punto de partida de la revista fue el editorial. Las directrices ahí apuntadas han servido como coordenadas a la hora de decidir tanto el contenido como el envoltorio gráfico. De hecho, ha funcinado como carta de presentación a la hora de contactar con los colaboradores. La mayoría de los temas han sido propuestos por los colaboradores, aunque el proceso hasta llegar aquí ha sido una reelaboración constante que iba avanzando gracias a las conversaciones que íbamos manteniendo».
En esta primer entrega de Unstate conviven los Hermanos Lumiere con el culo de Nicki Minaj, Ian Curtis con el Ejército Islámico, Pasolini con el pequeño Nicolás, o el lofidogma con las fotografías de Tom Hunter. Pero no ocurre de manera caprichosa o frívola, sino todo lo contrario. Hay una armonía plena entre las referencias a una cultura más popular y otras más intelectuales. Sin ningún afán predominante, utilizando una para explicar la otra y viceversa. Con una intención pedagógica poco común en el panorama revistero nacional. «Unstate se caracteriza precisamente por poner en relación conceptos o nombres aparentemente alejados entres sí. Una operación que puede propiciar una mirada nueva sobre determinados temas. Un buen ejemplo es el juego entre la portada y la contraportada, una genialidad de Outro Studio que da sentido a la publicación. Ese contraplano, esa manera de actualizar la película de Pasolini (Saló o los 120 días de Sodoma), de hacerla dialogar con las formas del presente –más cuando su crítica feroz a la sociedad del espectáculo está más vigente que nunca-, define muy bien a esta publicación».
Un acierto que se complementa con el hecho de que esos textos reflexivos no pequen de academicistas. «Lo de evitar el tono académico era una de las premisas iniciales. Aunque algunos de nosotros llevábamos un tiempo publicando en revistas académicas, optamos por dejar atrás los corsés que imponen estas publicaciones para tener una mayor libertad a la hora de escribir. También optamos por no incluir la bibliografía: casi todos llevamos Internet en el bolsillo por si necesitamos hacer una consulta». Entre las firmas, además del propio Ayuso, Felipe G.Gil, Eduardo Guillot, Carles Candela o José Martín Barrios. Entre las referencias, «el trabajo de Folch Studio, Agapornis y Minchö. También Flaneur e intern. Y Caimán, cuadernos de cine y Transit (digital), por su contenido«.
Unstate es una revista cuatrimestral, sin publicidad (al menos en su número uno), con un diseño y un papel magníficos, y que paga a sus colaboradores. Unos principios irrenunciables para su director. «Este punto viene determinado por la elección del papel. Desde un principio tuvimos en mente un objeto coleccionable en el que se cuidara por igual los textos y el diseño. Lo de la remuneración de los trabajadores era una premisa que yo tenía clara desde el principio. Unstate ha sido el resultado de un trabajo colaborativo en el que tanto Héctor Ayuso, Outro Studio y yo mismo hemos contribuido creativa y económicamente».
Precisamente, Outro Studio son los responsables de su diseño. Un trabajo muy cuidado en el que confluyen dos tamaños de letra, acotaciones laterales, el empleo del fondo rojo al inicio de cada artículo,… pero sobre todo un respeto máximo al texto, como lo demuestra que en alguna página aparezca un solo párrafo y el resto en blanco, despejando la obsesión por cuadrarlo todo, como un diseño no diseñado, que no perturba en ningún momento la lectura. Para disfrutarla basta con acercarse a alguna de las dos librerías Dadá y haceros con un ejemplar.
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