Andrea Moliner. Foto: Pablo Moliner.

Andrea Moliner (Valencia, 1993), historiadora, escritora (Secreto en la Montaña de la Muerte editada por Proyecto Estefanía es mi primer texto publicado y esperemos no el único), crítica literaria en la Cartelera Turia y librera en La Primera Libros.

¿Somos los que leemos?

Absolutamente no. Cierto es que el libro tiene la capacidad de instruir y de abrirnos las puertas a la imaginación y a cuestiones que pueden poner patas arriba nuestra visión del mundo. Pero de ahí a definirnos a través de lo que leemos o de lo que dejamos de leer me parece un planteamiento demasiado reduccionista y condicionante. Quiero creer que el ser humano es más complejo.

Un libro de tu infancia:

Aunque hubieron muchos antes, recuerdo con especial cariño los comics de Astérix y Obélix, de Urdezo y Goscinny. Los leía en la cama de mis padres los domingos. Su obsesiva lectura me hizo interesarme por la historia y por algunos personajes históricos que pueblan sus viñetas. Obelix y Panorámix eran mis favoritos, me reía a carcajadas con el patetismo de Julio César (y con los soldados romanos en general), del pobre Asurancetúrix al que nadie le dejaba cantar (a menos que les fuera útil para desatar una tormenta sobre los enemigos) y siempre ansiaba la tan esperada celebración final de toda la aldea gala alrededor de una mesa repleta de comida y bebida.

Un libro de tu adolescencia:

Me ha costado elegir pero diría que El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Lo recuerdo como un libro de gran impacto, la confirmación de que había vida más allá de las lecturas obligatorias de siempre – algunas bastante necesarias– y la chispa para intentar crear protagonistas tan extrañamente perturbadores como lo es Holden Caulfield. Por desgracia, es un libro para leerlo precisamente a los quince años. Si te adentras en él después, lo encontrarás sobrevalorado,

Un libro de tu juventud:

Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, y en general gran parte de la novela distópica. Durante la universidad descubrí también a Orwell, Huxley, Zamiatin, Burgess y Atwood. Algo que me llevó a dedicar mi TFG a un análisis de los totalitarismos del siglo XX tomando los textos de algunos de estos autores como fuente primaria de su tiempo. De todos ellos, y aunque Orwell y Atwood han sido determinantes para el devenir del género en los últimos años, me quedo con Bradbury y su accesibilidad, su explícita crítica al macartismo y su capacidad para crear imágenes a través de las palabras. Las suyas son la pesadilla de cualquier letraherido.

Un libro actual:

La trilogía Claus y Lucas, de Agota Kristof. Aunque se escribió hace tiempo, la lectura de su última edición me pilló en un punto de inflexión a nivel laboral y consiguió que cayese rendida ante el talento de su autora. En conjunto es una lectura impresionante, pero su primera parte es un magistral ejercicio de brutalidad narrativa. Kristof me demostró que el terror de verdad se esconde agazapado en lo cotidiano y no en las fauces de cualquier monstruo inventado. Aún sigo pensando en él, sobre todo en el personaje de la abuela, que da más miedo que cualquier personaje salido de la mente de Stephen King.

Un libro de siempre:

Frankenstein, de Mary Shelley, a mi juicio, uno de los libros más completos y complejos de la literatura. Cada cierto tiempo suelo regresar a él y siempre me sorprendo al encontrar una nueva perspectiva o interpretación. Es una novela inacabable en ese aspecto. Le andan también muy cerca Nada, de Carmen Laforet y Los santos inocentes, de Miguel Delibes.

Un libro por leer:

La muerte en Venecia de Thomas Mann, de este año no pasa.

Un libro que no pudiste acabar de leer:

Lolita, de Vladimir Nabokov. Admiro al autor en formato breve, sin embargo, su obra cumbre se me resiste y no he conseguido pasar de las primeras páginas. Tal vez no sea el momento, o quizás, no sea para mí.

Un libro que te gustaría haber escrito:

Ahora mismo, Basada en hechos reales, de Delphine de Vigan. Un elegante ejercicio metaliterario muy inteligente e inquietante que despierta toda mi admiración y, para qué negarlo, cierta envidia sana. Dicho esto también me valdría cualquier libro de Bonnie Jo Campbell, Carson McCullers o Chris Offut. Me van las emociones fuertes.

Un libro que te gustaría que existiera:

Más que eso lo que me gustaría es tener tiempo para leer todo lo escrito (que me interese) y lo que está por escribirse. Y si además, la propuesta me sorprende y sienta la necesidad de llevármela a todas partes -literalmente- mejor que mejor.

3 cosas que te gustan más que leer:

Difícil. Pero escribir, el cine (le doy a casi todo, aunque los films clásicos y directoras/es como Jane Campion, David Lynch, Julia Ducornau, Quentin Tarantino, Carla Simón o los hermanos Coen me pierden) pasear por el campo, escuchar música (últimamente he resucitado a los Doors) ir a la playa, visitar lugares nuevos, comer algo rico y caminar sin un rumbo fijo también me hacen muy feliz.