Marta Salvador Vélez. Foto: Emma Serra.
Marta Salvador Vélez (València, 1972) es escritora (Todas las señales del universo, 2021; Comunico, luego existo, 2015; Hormigas trepando montañas de azúcar, 2012), asesora lingüística y gestora cultural.
¿Somos los que leemos?
Ahora que lo dices, podría ser. Nunca lo había pensado. Lo mismo leo clásicos, que novela romántica, best-sellers, histórica, negra o recopilación de relatos de una pequeña editorial. Quizá yo también sea tan ecléctica como mis lecturas.
Un libro de tu infancia:
Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo. Mi iniciación a la lectura fue a través del teatro, y también de la poesía, aunque después me haya decantado más por el relato y la novela, tanto en mis lecturas como en mis propios textos. Mi hermana y yo hicimos polvo un ejemplar que tenían mis padres por casa, leyéndolo sin parar, cambiando de personajes, interpretando escenas…
Un libro de tu adolescencia:
De mi preadolescencia tengo dos, y soy incapaz de pensar en uno sin hacerlo del otro. Es como si fueran juntos. Estudio en escarlata, de Arthur Conan Doyle, y una biografía de Marie Curie que estaba leyendo mi yaya y siempre que podía se lo cogía. Ahí empecé a ser lo que leemos: escritora y feminista. De la época del instituto el que más me marcó fue Cuentos de terror de Edgar Allan Poe. Mi manía de dejarlo todo para última hora me jugó una mala pasada (de la cual aún no he aprendido la lección). No tuve más remedio que leerlo la madrugada anterior al examen. Si ya antes sentía verdadero pavor con el género de terror, en cine y en literatura, a partir de entonces ha sido un serio problema. Me produce fascinación y una envidia sana hacia quienes son capaces de cultivarlo y disfrutarlo, pero mi bienestar mental y físico no me permiten acceder a él. Quizá de día, en verano, algo cortito…
Un libro de tu juventud:
Crimen y castigo, de Dostoievski. Lo leí un verano en una colección de clásicos que tenía mi madre y que estaba dividido en dos tomos. Me llevé al chalet la primera parte creyendo que terminaba ahí. Años después me di cuenta del error y lo acabé. Nunca me gustó el final de Dostoievski tanto como el que yo le había dado, a mitad de libro. Sigue pasándome. Empiezo trilogías o dilogías sin saber que lo son. Leo una tercera parte de algo antes que la segunda…
Un libro actual:
La peste, de Albert Camus. Es un libro de siempre, de los que te ponen la piel de gallina. Y, ahora mismo, un libro actual. Pero si te refieres a uno editado en los últimos años El día que Selma soñó con un okapi, de Mariana Leky. Realismo mágico en el centro de Europa. Sencillamente bello.
Un libro de siempre:
Además de La peste, Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez. Transmite tanto con las palabras que no me he atrevido aún a ver la película. Algún día tendré que hacerlo.
Un libro por leer:
Rayuela, de Cortázar. Lo he estudiado, lo he leído por capítulos, por fragmentos. Lo he utilizado como ejemplo, lo he destrozado, pero no me he sentado a disfrutarlo como lectura de principio a fin. Lo tengo pendiente.
Un libro que no pudiste acabar de leer:
Una habitación propia, de Virginia Woolf, y mira que me sabe mal, porque además no abandono una lectura fácilmente. Mi feminismo se siente acomplejado y eso que Las olas es uno de mis libros de cabecera. Pero no cejo en mi empeño. Lo conseguiré, cuando llegue mi momento.
Un libro que te gustaría haber escrito:
Cien años de soledad. Creo que ya he hablado sobre mi fascinación por el realismo mágico y la envidia que me dan quienes lo saben hacer perfecto.
Un libro que te gustaría que existiera:
El problema no está en la oferta. Seguramente existen todos los libros que imagino pero no alcanzo a distinguirlos entre tanta información. Me estresa mucho más todo lo que me queda por leer que lo que no está escrito. Todas las lecturas pendientes. El tiempo finito.
3 cosas que te gustan más que leer:
Es muy probable que no haya más que estas tres: escribir, conversar hasta altas horas de la madrugada y alguna que otra película romántica con helado incluido y buena compañía.
