Mercè Pérez.

Mercè Pérez (Burjassot, València, 1993) es editora en Sembra Llibres.

¿Somos los que leemos?

Somos lo que leemos y lo que no leemos. Somos los libros que encontrábamos por casa de nanos pero también las ausencias de libros en nuestras casas o en nuestras escuelas. Somos muchas más cosas que libros; somos canciones, olores, paisajes (y las personas con quién hemos compartido esas coordenadas)… no puedo decir que es clasista pensar en que los libros nos hacen como somos, porque en mi caso ha sido así, la lectura me acompañó durante la adolescencia y se hizo eje principal de mi vida a lo largo de los años, pero al mismo tiempo pienso en mi abuela, la mujer más extraordinaria que he conocido jamás, valiente, cariñosa, amable, fuerte… y ella no leyó jamás nada, ni siquiera una palabra, no sabía ni escribir su propio nombre, porque como muchas mujeres de su momento, aunque parezca que hayamos olvidado que existieran o que aún existen, era analfabeta. Así que sí y no. Somos y no somos lo que leemos.

Un libro de tu infancia:

Un libro de mi infancia… escojo dos: la colección de libros de Les Tres Bessones porqué me apasionaban, quería vivir sus aventuras, ser igual de valiente que ellas y Les endevinalles de Llorenç porque la literatura oral formaba parte de mi aprendizaje y me encantaban sus rimas, su humor y poder ir a sus cuentacuentos era toda una fiesta.

Un libro de tu adolescencia:

Recuerdo leer a los 12 años La casa de los espíritus, de Isabel Allende, me enganchó. Era verano, hacía mucho calor, y yo estaba pasando las tardes en la casa familiar buscando entre los libros de casa y recuerdo verlo en una colección de esas que se compraban en el kiosko, tapa dura, no muy bonita pero me gustó el título, yo he crecido en una casa con muchos espíritus y me decidí a leerlo, aunque sabía que me iba a costar… recuerdo coger el diccionario por si acaso.

Después de La casa de los espíritus vino Eva Luna y luego la obra de Cortázar, la de Mercè Rodoreda… Un mundo se me abría delante de mí y supe que querría leer para siempre.

Un libro de tu juventud:

Los detectives salvajes, de Bolaño, porque cuando lo lees con 18 años quieres ser un poeta, quieres ser como ellos y sus pasiones, lo deseas infinitamente, porque no hay fragmento que recuerde más que aquello de hay momentos para boxear y hay momentos para recitar poesías.

Otro libro que tengo tatuado en la piel de aquellos años es L’hora violeta, de Montserrat Roig, las amigas, los hombres, la pasión del amor y de la militancia feminista… un libro que me impactó y que me fotocopie de la biblioteca, estaba agotado y no podía estar pidiéndolo tan a menudo.

Un libro actual:

Llevo un tiempo obsesionada con Natalia Ginzburg y cada libro que leo me gusta más que el anterior. Fue un descubrimiento pandémico y me alegra haberla leído ahora.

Els dies bons, de Aina Fullana, un libro que acabé en un día y medio y que aún llevo muy adentro.

Un libro de siempre:

Anna Karenina, porque lo tiene todo.
La plaça del Diamant, por el mismo motivo.
El gran Gatsby, por lo mismo.

Un libro por leer:

Muchos. Voy haciendo una lista que cada vez es más larga pero creo que hay dos que siempre pienso, este año no pasa, y los años siguen pasando, K. L. Reich y Quanta, quanta guerra

Un libro que no pudiste acabar de leer:

Me obligo demasiado a acabarlos porque me sabe mal dejarlos a medias, pero hay un libro que durante la carrera me lo hizo pasar fatal, Bearn o la sala de les nines.

Un libro que te gustaría haber editado:

¡Tantísimos! Me encantaría haber publicado Les petites virtuts, de Natalia Ginzburg, pero también la obra de Annie Ernaux, Vivian Gornick o Claudia Durastanti en catalán.

Un libro que te gustaría que existiera:

Puestas a soñar… un libro que explique qué fue el feminismo y cómo se consiguió una vida mejor para todas, para todas las oprimidas, gracias a las luchas de tantas. Un libro que lo hiciera en pasado porque significaría que ya lo habríamos logrado, que viviríamos en un mundo más justo, sin opresiones. Y que hablara también del final del capitalismo.

3 cosas que te gustan más que leer:

Charlar con mi madre en el patio de la casa familiar con la gata en el regazo y rodeada de las plantas que plantó mi abuela Maria. Ir al cine o al teatro con un buen amigo y acabar tomando cervezas en el bar de al lado. Y el chocolate.