Artista y obra. Frente a frente. O juntos. La persona y su creación. Ella elige entre sus trabajos uno de ellos y conversa sobre él. Turno para la fotógrafa Carmen Gray.
Carmen Gray (València, 1989). De ella destacamos en su día los retratos huidizos y las porciones de realidad que recogían sus fotografías en la exposición Wasted Youth. Dos constantes en una obra que además se decanta por la vida (como vivencia y como estado) y por hacer equilibrios sobre lo íntimo en contraposición al exhibicionismo. La foto que encabeza este artículo es la elegida por ella. Le cedemos la palabra después de su autorretrato.
La primera razón por la que he elegido esta foto es porque no salen terceras personas a las que implicar, pedir permiso etc.
Es una foto que empieza y acaba conmigo misma, trata de mi relación personal con ese lugar y ese momento, en una especie de tu a tu.
También la he elegido porque he empezado buscando en todas las carpetas de septiembre de los años pasados, esta, en concreto es de 2012. El mes de septiembre me resulta emocionante, como para mucha otra gente, supone un principio, y esta foto me recuerda a ello, muchos años atrás.
Este rótulo ha sido durante muchos años un cliché de la ciudad, una marca geográfica, un pequeño tesoro que admirar al pasar. Lo bueno de vivir y crecer en la misma ciudad es que acabas desarrollando relaciones con los rótulos, las esquinas, los edificios, los kioscos, nombres de calle, firmas, etc. Cargas los espacios dados con sentimientos, recuerdos, expectativas y sensaciones.
Da igual que la tienda fuera de ropa de señora clásica, carísima y que no haya entrado en la vida. Ese rótulo significa algo diferente para cada uno. Para mí, marcaba la mitad del camino entre mi casa y la casa de Isra. Me pregunto, ¿Cuántas veces habré hecho ese recorrido? Al pensarlo me imagino a mí misma, a mi yo de hace años, pasando por delante, escuchando música, fumando, hablando por teléfono, un día, por fin, parándome enfrente y haciendo una foto.