Protagonistas de cine, teatro, música o televisión, sus vestuarios epatan, sorprenden, o por lo bien encajados en relatos “naturalistas”, otras veces, pasan desapercibidos. Vestir al personaje es una de las profesiones más creativas, precisas y exigentes del territorio de la moda, que ha caminado del otro lado de las tendencias o exigencias del voraz mercado, ensimismada como está, en contar historias personales. Dotar al actor de un atuendo es fundamental para que el espectáculo viva, más allá de lo meramente decorativo. Ropa y complementos subrayan el texto, atraen la atención del espectador y refuerzan el mensaje de la narración. Hablamos con algunos de estos hacedores del lenguaje visual como es el caso de la vocalista de Los Punsetes, Ariadna Paniagua, o descubriendo a los que desde aquí como Giovanna Ribes o el internacional Manuel Bonillo, atienden las necesidades de un cliente con voz propia: el personaje.
De la música a la tela
En el escenario, inmóvil, Ariadna Paniagua de Los Punsetes deslumbra con sus estilismos hechos a mano por ella misma. Y tiene casi 200 guardados en su trastero, colgados o en cajas, perfectamente embolsados. Le pedimos que se decante por uno, “el más especial de los recientes quizás sea el que llevé en el FIB en 2018. El resultado me gustó mucho y recibí algunas felicitaciones”. No es para menos, un vestido que podríamos definir como de menina futurista con estampado tipo holográfico que haría palidecer a la mismísima Lady Gaga.
La técnica de diseño, patronaje y confección no le es ajena. “Desde el principio me di cuenta de la importancia de conocer todo el proceso para no depender de nadie y poder hacerme la ropa que quería. Especialmente el patronaje, que inicialmente es un tedio para la mayoría de los estudiantes pero es fundamental para tener una formación completa como diseñador”, nos aclara. El proceso creativo que sigue es más o menos el siguiente: “casi siempre llevo conmigo una libreta en la que voy dibujando ideas. Me imagino el tejido y valoro si es mejor hacer patrón, la mayoría de las veces, o moulage (modelado del tejido directamente sobre el maniquí o cuerpo). A veces, con esta segunda técnica, el resultado difiere de la idea inicial pero es más experimental y también me gusta hacerlo así”.
Ariadna estudió Comunicación Audiovisual, pero al finalizar la carrera se dio cuenta de que no era su mundo y estudió Diseño de Moda, sector en el que sigue trabajando. Cualquiera que haya visto sus looks en escena acordará que no pone límites, y ahí reside el encanto, vestir lo que no llevaría en su día a día. “Probablemente, algunos de los estilismos no podría ponérmelos para salir por la calle, me encantaría hacerlo, pero con algunos es complicado”. Y esa libertad en el escenario, también incluye la utilización de materiales inusitados para la confección: “lycras con purpurina, sargas con dibujos de anime, estampados africanos, plástico de burbuja, barras de metacrilato, cartón, gomaespuma, toallas de playa….”. La lista que nos menciona es infinita.
El interés por la moda le hace mirar al pasado y a su historia, siente fascinación por los años 80 y el estilo rococó porque le interesan los volúmenes. Y si hay que citar diseñadores de cabecera, nos confiesa que su favorita es Rei Kawakubo, además de Viktor & Rolf. Así como otros referentes estéticos: Sofia Coppola (“me parece que tiene una sensibilidad especial para transmitir ciertos ambientes”) y todas las pelis de instituto de los 80 con su actriz preferida, Molly Ringwald a la cabeza (de la que se fija “hasta en las pegatinas que lleva en la carpeta”).
Diseccionando el guión
El escenario, bien sea musical, teatral o cinematográfico es un pedestal de ilusiones. Lo sabe bien en València, Giovanna Ribes. Graduada en Diseño de Moda y Máster en Vestuario de Artes Escénicas y también en Patronaje, que trabaja para cine, teatro y televisión. Ha participado en películas tan dispares en ambientación, como el thriller Bajocero (Lluís Quílez, 2019), la “noventera” El desentierro (Nacho Ruipérez, 2018) o la histórica Onyx, los reyes del Grial (Roberto Girault, 2018).
Su trabajo consiste en “llegar al espíritu del personaje, darle vida y credibilidad al averiguar quién es esa persona, que pasado tiene y que quieres representar”. Un proceso que comienza con la lectura del guión, “esas primeras impresiones son el germen de lo que llegarán a ser esos personajes”, ahonda Giovanna. Con minuciosidad. “Antes de meterte de lleno en el diseño, analizas el guión para ver cuántos días de ficción transcurren en la película, cuántos cambios de vestuario tiene cada personaje, marcas el raccord de cada uno de ellos, detectas si necesitas vestuarios triplicados (o más) para situaciones de acción como por ejemplo, que caigan al agua, hayan disparos o cualquier necesidad del guión. Ese desglose pasa a ser la biblia para el departamento de vestuario”.
En su taller de Almussafes tiene un guardarropa o “fondo de armario” suficiente para desarrollar los proyectos en los que trabaja. Allí puedes encontrar desde vestuario “habitual” hasta trajes de astronauta o de buzo vintage con su escafandra, o máscaras de cuero hechas a mano que hizo para los hombres-pájaro del cortometraje La Ropavejera (Nacho Ruipérez, 2014). Pero es a la última prenda que ha realizado, a la que guarda más cariño, un vestido para la protagonista de La Boda de Rosa de Icíar Bollaín (film aún no estrenado, rodado en la Comunidad Valenciana con Candela Peña, Sergi López y Nathalie Poza). “En casi todos los proyectos existe la prenda sobre la que recae todo el peso. El proceso de creación de este vestido fue largo y no exento de pequeñas complicaciones que se solventaron con ingenio y rapidez (claves en la profesión). El broche final se produce el día del rodaje de la secuencia, cuando la actriz lo viste y el resultado es maravilloso. La satisfacción que sientes es indescriptible”.
Ingenio, rapidez y formación
Como en toda profesión, la formación es clave. València cuenta con el pionero y recién estrenado, Máster en Diseño de Vestuario de Barreira Arte y Diseño (para cine, televisión y artes escénicas), dirigido por Manuel Bonillo y con una flamante plantilla de docentes como la “goyizada” Clara Bilbao, el reputado Maurizio Millenotti que ha trabajado con directores de la talla de Franco Zefirelli y Peter Greenaway, o Andrea Sorrentino que formó parte del oscarizado equipo de Sofia Coppola en Marie Antoinette, entre otros diseñadores de vestuario.
Bonillo, formado en Diseño de Moda y con larga experiencia autodidacta en las lides de las grandes superproducciones televisivas extranjeras, reconoce que ”mejor hubiera sido ahorrarse el autoaprendizaje por la aridez del trabajo en tierra de nadie».
“Lo más duro, sin duda alguna, son los horarios y la disponibilidad necesaria para realizar este trabajo. Lo más gratificante es la libertad creativa, y el crecimiento tanto personal como profesional que este way of life ofrece”, puntualiza en la balanza de pros y contras. Él, que ha trabajado como asistente de vestuario para series como Juego de Tronos o Westworld, entre otros proyectos, apunta que experiencias profesionales de tal magnitud, entrenan y exigen al indumentarista saber manejar los códigos, desenvolviéndose entre otras formas de funcionar en equipo que requieren una enorme coordinación. “Trabajar en otro idioma, con gente de otros países requiere, ya de entrada, saber escuchar y ponerte en el lugar del otro, aportando y a la vez tomando decisiones rápidas y eficaces. Además la magnitud de estas producciones exige tener una gran capacidad organizativa para probar, ajustar y ambientar, el gran volumen de prendas de vestir y complementos que se manejan, adaptándote siempre a los códigos de cada rodaje”.
El máster que coordina en Barreira condensa en seis meses los conocimientos enfocados para preparar a los alumnos en las diferentes categorías dentro de la profesión: sastre, asistente de vestuario, supervisor… Evitándole la travesía del desierto del que aprende a ciegas en la pirámide departamental que estas producciones requieren. “La coordinación básica del indumentarista es en horizontal con otros departamentos como maquillaje, fotografía o dirección, pero por encima de nosotros se sitúa el showrunner que coordina todo y da el feedback del estudio o cadena, sea Netflix, HBO, o Amazon”.
Sobre las tablas, una vida
Los Punsetes cantan en De Moda: “No te preocupes / vas a ponerte de moda / haciendo exactamente eso que haces tú / No te preocupes / es lo que se lleva ahora / exactamente eso que haces tú tan bien / no se puede aprender / la vida te lo enseña sin saber por qué”. Y no podemos dejar de pensar en que la indumentaria que se sube a un escenario aprovecha la peculiaridad del personaje como expresión individual, justo lo que a la Moda (en mayúsculas) cada vez más se le escapa con su uniformidad. Una curiosa autopista de dos sentidos que no se retroalimentan.