Mestalla en la cara es Pau Peris (Valencia, 1987). Define su música como Destructopop Acústico. Y lo que en un principio podría ser una divertida broma es en realidad una definición muy ajustada de sus canciones. Sus primeras referencias, Canciones de despertador para Elm Street (2013) y el EP El Daño (2014) fueron grabadas en su casa. Entró en estudio para los cinco temas de Mínimo techo (2017) donde «recuperaba algunas de las canciones ya publicadas, pero revisitadas para un mayor enfoque lírico». En 2019 grabó el disco Sin crueldad no hay fiesta donde se acompañó de Paco Castelló al cajón «y las letras seguían explorando los límites del exceso». En paralelo editó el single digital Pedro Páramo. Este 2023 publicarán su disco Homónimo.
En Verlanga hemos invitado a Pau a nuestra sección 3 en 1 para conocerle mejor musicalmente.
Mestalla en la cara actúa este viernes, 9 de septiembre, dentro del ciclo San Miguel On Air en el George Best.
Una canción:
«No me toquéis» (Nudozurdo)
Las letras, el mensaje de una canción tiene mucho peso para mí. Me decanto, pues, por «No me toquéis», de Nudozurdo, donde una línea de guitarra que arranca directa y la voz sentida de Leo Mateos sobrecogen con una letra que cala. Transmite esa desesperación con la que desvivirse, de la que parece que queramos escapar pero no. La frase “tengo que romper este palacio” a la altura de “es tan vasto que da casi pereza” de la canción «La copa de Europa» de Los Planetas. Ambos grupos, referentes claros en los textos de Mestalla en la cara.
Un disco:
The Bed Is In The Ocean (Karate, 1998)
Voy a decir el The Bed Is In The Ocean, de Karate de quienes me encuentro actualmente revisando su discografía. Como con el cine, me gusta volver a los inicios de una referencia concreta y recorrer todo lo que me sea posible alcanzar. ¿Qué me gusta de ellos? Sobre todo, la voz de Geoff Farina. Me recuerda a Jason Molina y eso es un grado. Es ese tipo de voz que mata por salir y muere durante. Tal cual. Y acompañándose de esos riffs que pudieran alargarse al infinito, todo ello resulta violento sin perder una cierta parsimonia. Me flipa este disco. Además, podremos escuchar este repertorio el próximo agosto en el CanelaParty (Torremolinos).
Un concierto:
Cloud Nothings. La Pérgola, València (23/02/2019)
Venían de presentar el último disco en Madrid o Barcelona, el Last Building Burning (2018), y por lo que leí en una crónica esa misma mañana, habían tenido problemas de sonido. Desde luego, estábamos expectantes por saber cómo llegarían. Pues bien, lo reventaron. De inicio tocaron el último disco íntegro con el ruido y la rabia. Así, pam. Las sensaciones que recuerdo vagamente son las de un ejercicio sónico bruto. Tras el concierto me acerqué a Dylan y pude transmitirle que, disco a disco, portan la escena garage como estandarte generacional. Hay muchas bandas que nunca tienen un reconocimiento fuera de su entorno, pero cuando tienen la oportunidad de hacerlo es bien decírselo porque de eso se trata, de mantenerse dentro cuando puedes salir(te). Ya me entiendes. Y estos pavos son buen ejemplo de ello.