Puede, en un principio, resultar curioso que València sea el origen de un grupo que se zambulle en el rebétiko y otras tradiciones musicales griegas para crear su propio repertorio. Pero bien pensado, ¿no hay más lazos, más cosas en común, con estos lugares mediterráneos que con la cultura anglosajona? Sin embargo, esto segundo pocas veces nos los planteamos.
Ataxía, que es como se llama el grupo, significa desorden. Una acepción que el grupo adapta en el mejor sentido (y mediterráneo) posible. Formados hace más de diez años por Alberto Mateo, Andreas Melas, Julia Badenes y Diego López, tienen dos discos publicados: Música del Submón (2017) y Ataxía (2021).
¿Cómo empezó Ataxía? ¿Por qué os decantantéis por el rebétiko?
Andreas Melas: Los inicios de Ataxía se remontan al año 2011. El proyecto nace con el propósito de amenizar la inauguración de Rebétiko, exposición del artista gráfico Herman Geys. Al mismo tiempo ya nos estábamos reuniendo varios músicos con la idea de montar un grupo de rebétiko. Con la exposición, se aceleró el proceso y en dos semanas con ensayos intensivos ya teníamos un repertorio para realizar un concierto. En esa época seguimos tocando por València y añadiendo poco a poco nuevos temas. Después, vino un tiempo de pausa del proyecto, ya que, alguno de los miembros viajamos y vivimos en otros lados. Tras un par de años de pausa retomamos la actividad, y en 2017 editamos nuestro primer álbum Música del submón.
Personalmente, escucho el rebétiko desde que nací. Cada vez que lo escucho, mi corazón está latiendo. Me emociono. Viviendo ya en València y tocando música tuve la necesidad y las ganas de tocar algo que me sacudiera fuerte, algo que pudiera comprender y sentir. Para mí es un proceso muy natural. Además, tiene toda esta historia tan trágica de intercambios brutales entre las poblaciones de Grecia y Turquía durante los años 1920-1930. La censura de la dictadura de Metaxas, todas las injusticias que vivió esta gente marginalizada y que está tan conectada con la actualidad, pues seguimos viendo y viviendo las mismas historias con diferentes actores en diferentes lugares del mundo, y también retornan estos sucesos a los mismos lugares, repitiéndose las atrocidades del pasado.
Por otro lado, la música del rebétiko conecta directamente y agita ciertas partes del cuerpo, el alma, el corazón, la mente, la memoria, los oídos y los ojos, cosa que crea una interacción orgánica que resulta magnética al mismo tiempo. Comentar también, que estamos hablando del rebétiko pero no es únicamente el género que tocamos y cantamos. Desde los inicios del grupo hemos tocado y cantado temas que existen tanto en Grecia como en Turquía, luego fuimos introduciendo también repertorio tradicional de allá.
En vuestro repertorio hay composiciones propias y otras tradicionales. ¿Cómo lleváis a cabo la composición de los primeros? ¿De qué hablan vuestras letras? En este sentido contar con Andreas Melas debe de ser como un privilegio, ¿no?
Alberto Mateo: Nuestras composiciones, salvo en un par de excepciones («Tenka» y «Iaia»), nacen de melodías y letras que nos presenta Andreas y que después los hemos ido arreglando en los ensayos o incluso en la producción del disco.
Andreas: Las letras hablan de la libertad de expresión que deberían de tener sin duda todo el mundo artístico y de la música. Concretamente la letra del tema «Fones» habla del asesinato del rapero Killah-P en Grecia en el año 2013 por miembros del partido de extrema derecha Amanecer Dorado y también de la muerte, por 300 días de huelga de hambre, de músicos del Grup Yorum de Turquía durante el 2020. Vamos, que en definitiva, son casos concretos que me inspiraron en escribir las letras pero reflejando la censura, que también hubo el mundo del rebetiko de los años 1930 por la dictadura, la discriminación social que se enfrentan minorías y grupos marginalizado. El tema de las poblaciones refugiadas que se encuentran en situaciones duras y difíciles y que tienen que abandonar sus hogares y cruzar fronteras y mares con sacrificios y muchas muertes estos últimos años, pues no nos dejan para nada indiferentes («Sta synora tous»). Estamos activos sobre este tema y personalmente lo he vivido de cerca en la isla de Lesvos, no ha dejado nunca de conmoverme y, desde luego, seguimos organizando conciertos en apoyo a los grupos refugiados. También hay letras que hacen una crítica social al sistema político que vivimos últimamente («Kagkoula», «O ponos mavra forese»), que hablan sobre la emigración que ciertos grupos de gente se encuentran obligados a vivir («Tis ksenitias»). También tenemos un tema del primer álbum que habla de una fiesta casera de destilación, que se hace desde hace muchas generaciones, de una especie de orujo a base de uvas («O kazanas»)
Alberto: Y sí, sin duda es una suerte tener a Andreas en el grupo ya que aparte de músico también crea poesía, esta faceta no la tenemos ningún otro componente en nuestra banda.
Andreas: Bueno, realmente, cada uno del grupo pues su personalidad y su faceta musical que es única y juntos podemos llegar a este resultado que se llama ¡Ataxía! ¡El verdadero desorden! (ríe)
Vuestro segundo disco (que comparte título con el nombre con el grupo) contiene 18 temas (y un bonus track) y participan 30 músicos de distintos países del Mediterráneo. ¿Cómo fue el proceso de grabación, cómo fuistéis eligiendo a los colaboradores y cómo fue el tener que coordinarlos a todos ellos?
Andreas: El segundo álbum ha comprendido el trabajo de un año y medio más o menos. Siguiendo lo hecho en el primer álbum, queríamos mantener la filosofía de la “paréa” (la peña, los colegas) que tiene nuestro grupo. Todas las personas colaboradoras en el álbum son amigos y amigas con las que ya hemos compartido musicalmente y las que conforman esta idea de agrupación.
Siempre en los conciertos de Ataxía, han participado y colaborado músicos de diferentes lados del mundo. Digamos como una “escuela” constante, abierta y viva de músicas de Asia menor y de Grecia. Así que no podría ser de otra forma lo que quedara reflejado en nuestros álbumes. Así pues, las vivencias que tenemos son una actividad constante de compartición.
El proceso de grabación ha sido sosegado y paulatino, fuimos grabando en nuestras casas en la mayoría de ocasiones y visitamos algunos estudios también. Hay grabaciones en València, Toulouse, Atenas, la isla de Lesvos, Paris, Marsella, Lyon. El desplazamiento de todas las personas participantes a un lugar para las grabaciones era imposible dada la economía que llevamos y sobre todo los tiempos de cada persona, por eso optamos por la posibilidad virtual de trabajar conjuntamente. La organización desde luego ha sido ardua… Mucho tiempo, muchas llamadas, muchos emails, mucho de todo y durante todo este tiempo, componiendo algún tema nuevo y añadiéndolo a la lista de los temas del álbum. Ha sido intenso, pero desde luego nos ha dejado en la boca un sabor muy gustoso. Estamos muy contentos del resultado y muy agradecidos de todas las colaboraciones. Un sueño que tenemos sería de poder juntar todas estas personas para montar un concierto que no terminara nunca, (ríe).
En ese disco, el bonus track, «Alas sobre el mar», se adentra por sonoridades más modernas (rap, samples, scratching, electrónica) que el resto de vuestro repertorio. Además, la letra es en castellano. ¿Hay que entederlo como una curiosidad o es una vía a explorar en el futuro?
Alberto: Es algo que ya hicimos en nuestro disco anterior y quisimos repetirlo también en este. En efecto, hay que entenderlo como una curiosidad, como una isla musical apartada del Egeo. El tema lo ha producido Alberto (aka delta9THC) sampleando diferentes pistas de la grabación del disco y en él ha colaborado B.Hermes escribiendo la letra y rapeando. La experiencia ha sido muy positiva y aunque ha sido un proceso algo más alejado del núcleo del grupo, creemos que le da el toque especial y distinto que queríamos que tuviese el bonus track. No sabemos si algún día profundizaremos más en sonidos más electrónicos, en todo caso si tiene que ocurrir no será premeditado.
Para quien no haya ido nunca a un concierto vuestro, ¿cómo le explicaríais que son?
Andreas: Desde luego, ¡hay que ir para vivirlo! Estamos muy contentos ya que en la gran mayoría de nuestros conciertos la gente acude y disfruta mucho. Se nota que tenemos una trayectoria de 11 años al menos aquí en València y estamos muy agradecidos al público que nos sigue. Siendo una música que la gente no conoce, como bien comentaste, pues la primera reacción es la escucha. Pero ya conociendo poco a poco los temas que hacemos, el público llega a cantar con nosotros y sobre todo a bailar. Hay canciones que son más lentas, de raíz, densas y otras que invitan a la gente a bailar y exprimirse al máximo.
En EtnoMusic, actuastéis acompañados de Xavi Alamán, Omran Adrah y Stefanos Filos. ¿Sois los siete la formación habitual de Ataxía en directo?
Andreas: Cuando hablamos de Ataxía, de su gran formación, somos ocho músicos. Esta vez no puede acudir nuestro clarinetista Pascal Demonsant, pero sí que ha colaborado en varios temas del álbum, como también lo ha hecho Xavi Alamán, un gran bajista de aquí de la terreta y que en los últimos años nos acompaña en los directos. Stefanos Filos viene de Grecia, es un violinista internacionalmente reconocido que tiene mucha experiencia en las músicas de la Grecia actual. También colabora en nuestro último álbum. En cuanto a Omran Adrah remplaza a Azam Kirco, nuestro canunista que esta vez no podía acompañarnos. Omran es un gran músico que se adapta fácilmente a nuestro repertorio. Tenemos muchas ganas de compartir escenario juntos.