Han pasado 33 años, pero “Cambrers”, el disco que inauguraba la carrera de Julio Bustamante en solitario, sigue respirando frescura mediterránea por cada una de sus canciones. Para saber cómo se gestó y cómo fue recibido entonces, nadie mejor que el propio Julio para contárnoslo.
Cambrers
por Julio Bustamante
La gestación de «Cambrers» fue casi simultánea a la grabación de «Humitat Relativa». Mi propósito inicial era abrirme camino como compositor y que otros compañeros grabaran esos temas, pero entre todos me convencieron de que nadie mejor que yo para hacerlo. Mientras, Remigi Palmero, mi hermano Tico y yo ya hacíamos bolos juntos mezclando las canciones de ambos discos. Fue una especie de iluminación para nosotros, en aquella época, contar con la compañía de músicos como Pepe Dougan que, junto a su hermano Luis y su primo Lito Boricó, nos introdujeron en los secretos de los ritmos y armonías negras. Hoy día, sea cual sea el tipo de canción que esté haciendo siempre tengo presente esa raíz de la que todo procede, simplemente me hace sentir a gusto. La portada fue una idea de Pep Laguarda realizada por Garri, de Tapinería.
«Cambrers», a pesar de los esfuerzos de Nacho Carreras y Lluis Miquel (Tabalet Estudis) no encontró en aquella época el apoyo de ninguna compañía de Barcelona, era simplemente un disco de pop en catalán; no encajaba ni con el folk, la canción política o la psicodelia vanguardista: algo raro e inesperado. El caso es que se publicó mediante una autoedición propiciada entre varios amigos. La cosa resultó. Radio 3 (Manrique, Ordovás, De Pablos, …) y algunas emisoras valencianas se volcaron en su difusión, igual que con «Brossa d’ahir» y «Humitat Relativa». La gente nos apoyó mucho, hicimos bastantes conciertos y la primera edición se agotó aquel mismo año. Con el paso del tiempo y la normalización del pop como fenómeno cultural, estas obras fueron creciendo en interés: piezas aisladas de las modas de la época que las vio nacer y también de las posteriores. Quién lo iba a imaginar! Para nosotros fue algo que salió de una manera espontánea, día a día; con el único propósito de hacer algo distinto y divertido que contribuyera a normalizar nuestro idioma.