Moonflower tiene un segundo disco a punto de ver la luz. A poco que siga la estela de su debut, “First Time”, será una estupenda noticia. Entonces fueron trece canciones que, tan pronto, apostaban por las melodías más dulces, como se decantan por pasajes más áridos en la mejor tradición del rock alternativo de los noventa, sin dejar de lado los sonidos más clásicos, los ribetes folk y una deliciosa atracción por los arreglos detallistas. María López, cantante del grupo, contesta nuestras preguntas
Ha pasado ya casi año y medio de vuestro primer disco, «First Time», ¿Cómo lo veis hoy en día?
¡Sigue siendo amarillo y marrón! En serio, no sé si podemos decir que ha envejecido bien porque tiene poco tiempo, pero las canciones siguen plenamente vigentes. El disco en realidad es de noviembre de 2011, aunque en junio de 2013 lo reeditó digitalmente Sello Salvaje. Seguimos disfrutando su escucha y nos encanta tocar algunas canciones en directo.
El 2015 nos traerá su continuación, «Round Trip», ¿qué nos podéis contar de él?
Es una colección de 12 canciones. Iban a ser 11, pero en el último momento una amiga vino al estudio y nos obligó a grabar una más que le encantaba. No nos arrepentimos nada de haberlo hecho. Hemos confiado todo el proceso a Carlos Soler, que ha realizado una producción fantástica, respetando la idiosincrasia del grupo. Ahora anda en proceso de mezclas y masterización. Si todo va bien, a finales de enero podría estar listo.
¿Qué novedades tiene el segundo álbum respecto al anterior?
«Round Trip», pese a su título en inglés, contiene muchas más canciones en castellano que en inglés, a la inversa de lo que pasó en «First Time». Por primera vez he abierto (María) la puerta de la composición para colaborar con otras personas. En «First Time» todas las canciones excepto una llevaban mi firma, pero en «Round Trip» hay varios temas compuestos conjuntamente con Josep, y eso se nota. También incluimos una canción de autoría compartida con José Manuel Segovia, antiguo compañero de batallas que no pertenece a la banda. A pesar de esta mezcla, el sonido es más Moonflower que en el anterior disco, es decir, muchas canciones, a nivel compositivo, tienen muchos más giros y los desenlances pocas veces tienen que ver con el inicio de la canción. Con todo, en «Round Trip» hemos dado cabida a estructuras de pop más clásicas, porque nunca renunciaremos a un buen estribillo. Así que encontrarás de nuevo temas folk, pop y rock.
El disco lo editará Sello Salvaje, ¿cómo se produjo vuestro encuentro?
Josep y yo estábamos en Estados Unidos, y nos escribieron para interesarse por Moonflower. Luego Skype hizo el resto, porque todo lo arreglamos mirándonos por la pantalla del ordenador. Fueron unos días geniales para la banda. En pocas semanas fichamos por Sello Salvaje y se confirmó que tocábamos en el Primavera Sound y otros festivales. Nunca nos alegró tanto coger un avión de vuelta a casa. Con Sello Salvaje todo fue muy fácil. Ni ellos quieren hacerse ricos con los grupos ni nosotros tenemos ningún tipo de restricción. Es una asociación entre pequeños para intentar crecer. Les agradecemos la paciencia porque el proceso de «Round Trip», por nuestra estancia en Estados Unidos, se ha alargado más de lo previsto, aunque no cambiaríamos nada de lo vivido.
¿Cómo conseguís ese equilibrio entre pasajes más dulces y otros más áridos / eléctricos sin que pierda coherencia el repertorio?
Uff, nos sale un poco así. Nos encanta jugar con esas intensidades. A veces tenemos la sensación de que se nos va de las manos, pero cuando acabas de construir las canciones, no pierden nada de coherencia. Puede ser que en «Round Trip» hayamos acentuado este equilibrio imposible. Carlos Soler, el productor, nos ha ayudado mucho en este sentido. Carlos dice que tenemos un sonido propio que no reconoce en otras bandas. ¿Eso es bueno? ¡Ojalá! Tenemos ganas de ver la reacción de la gente cuando nos escuche.
¿Por qué lo de alternar inglés y castellano en las canciones?
No es nada premeditado, simplemente las canciones salen así. Tal vez estando aquí me refugiaba más cantando en inglés y curiosamente en Estados Unidos he escrito más canciones en castellano. Pero ¿por qué renunciar a un vehículo de expresión? También, hubiera sido imposible escribir canciones como la nueva «A little bit of sun» en castellano, porque es una canción escrita por las circunstancias que me rodeaban en Estados Unidos (frío, lluvia, nieve…). ¿Que si seguiré ese camino en el futuro? Ni idea. Parece que en castellano las canciones de Moonflower se van sintiendo cada vez más cómodas, entre otras cosas porque Josep es muy cansino con el tema y se empeña en que me esfuerce en escribir en castellano.
¿Ha afectado (musicalmente) de alguna manera que vivieras durante una larga temporada en Estados Unidos?
Absolutamente. Desde el título del disco hasta la última canción. Estamos hablando de un viaje de ida y vuelta durante el cual se han gestado casi la totalidad de las nuevas canciones. Hablan de vivencias, sensaciones y emociones mezcladas: el descubrimiento de una nueva forma de vida, paisajes tanto visuales como emocionales diferentes, el sentimiento de distancia con aquello que antes era cotidiano… En el ámbito musical, me he empapado de los sonidos más americanos, de su increíble escena, de su manera de vivir y enfocar la música. ¡Cuánto lo echo de menos!
En diversas ocasiones habéis demostrado un gusto muy exquisito a la hora de hacer versiones. ¿Qué tiene que tener una canción para que la reviséis? ¿Alguna novedad en ese sentido?
Proponer versiones es la misma locura que componer nuestros propios temas. Escuchamos cosas muy dispares y eso queda reflejado de alguna manera. Hemos revisado desde los Beatles (son dioses), a Pixies, Teenage Fanclub, John Travolta y Olivia Newton-John, Mecano, The Cure… Todo vale cuando tienes ante ti una buena canción. Cierto es que nos gusta llevarla un poco a nuestro terreno. Recuerdo que en Estados Unidos triunfamos con una versión de «Grease», nadie se esperaba aquello, ni nosotros mismos. Para el Aperitiver, cómo no, caerá una nueva. ¡Sorpresa!
¿Cómo ves la escena musical de Valencia?
Pues después de dos años fuera, nos cuesta ubicarnos, andamos un poco perdidos. La vemos un poco como siempre, sin que la reconozcamos propiamente como escena. Digamos que hay microescenas, según el local, promotor, sello o medio al que las bandas se sientan más afines. Hasta cierto punto es normal, pero quizá es demasiado acusado en esta ciudad. A veces nos gustaría sentirnos más partícipes. Pero en realidad, el principal problema de esta ciudad es que la música, y en general la cultura, no tiene público. A Valencia le falta música en la calle y en cualquier espacio cultural disponible. Hay que contagiar a las personas de música. Ahora mismo está relegada a pequeños refugios.