“Diastema Girls” (Malatesta Records) es el disco más reciente de Carolina Otero & The Someone Elses. Doce canciones que sin perder de vista el rock alternativo de los noventa, abraza con acierto melodías más pop. Producido por Paco Loco y con la colaboración en un tema de Gary Louris (The Jayhawks), el álbum regala algunos hits instantáneos e incontestables como el tema que da título al trabajo, “Susan”, “Wishing well” o “A new sun”. De todo ello, hablamos con Carolina Otero.
Casi un año después de su publicación, ¿cómo valoráis «Diastema girls»? ¿Es el disco que queríais hacer?
Estamos muy satisfechos con el disco. Por él, por ejemplo, hemos conseguido presencia en varios festivales y pensamos que, aunque se publicó en octubre de 2015, todavía está vivo. Sin embargo, es una lástima que no haya tenido mayor transcendencia mediática. Nosotros no podemos hacer más; no tenemos agencia de management ni dinero para promoción. Por lo respecta a obra musical, no promocional, creemos que es un álbum dinámico, cohesionado y rico en letras así que, sin saberlo por adelantado, sí es el disco que queríamos hacer y estamos agradecidos porque muchos críticos lo tuvieron entre lo mejor nacional de 2015 y ha sido bastante radiado.
¿Por qué elegisteis a Paco Loco como productor? ¿Se cumplieron las expectativas?
Creíamos que la producción de Paco Loco le iría bien al tipo de canciones que habíamos preparado como un todo (quedaron fuera otras que no empastaban bien). Las referencias de músicos que habían pasado por su estudio, como The Posies o Golden Smog, nos hicieron la idea muy motivadora. No esperábamos nada en concreto más que aprender y disfrutar de la experiencia así que, respecto a eso, sí se cumplieron las expectativas.
En esa «huida» hacia el Sur, ¿tuvo que ver algo que en vuestro disco anterior, «Benidorm», hubiera una nómina importante de músicos valencianos? ¿El hecho de que «Diastema Girls» apenas tenga colaboraciones es una reacción a «Benidorm»?
La verdad es que no pensamos en escapar de Levante, sólo en ampliar nuestra experiencia. La colaboración de los anteriores músicos nos apeteció en aquel momento (2012) y a ellos estuvimos muy agradecidos. Entonces tuvo su razón de ser, tras la salida del anterior guitarrista.
A diferencia de Benidorm, para «Diastema Girls» hemos trabajado con mucho más método, grabando maquetas previas, viendo qué funcionaba y qué no, como banda consolidada, y con plazos muy claros de antemano. «Benidorm» tuvo más de improvisación; yo quería salvar mi proyecto, que se tambaleó un poco por el verano de 2012 cuando nos quedamos sin guitarrista. De hecho, Daniel Gurrea, por entonces guitarrista entrante, se incorporaba en julio y tuvo que prepararse vertiginosamente el repertorio de «Give Me Your Shoes» para un concierto en septiembre y el repertorio de «Benidorm» para grabar en noviembre y diciembre. Yo había tocado con Dani en nuestros primeros años de facultad y ha sido un reencuentro muy bonito pero ¡imagino que no se lo hice pasar muy bien con tanta presión!
Hablando de colaboraciones, ¿cómo surge la participación de Gary Louris (The Jayhawks) en el disco?
Surgió de forma natural. La fortuna quiso que, justamente los días en que estábamos en Cádiz grabando, Louris se alojara en casa de Paco Loco. Salimos a cenar juntos y compartimos varios momentos como el desayuno y la sobremesa. Alguna vez se acercaba al estudio a ver qué hacíamos, fumarse un cigarrillo y charlar. Uno de esos días, grabando “Susan”, le dijimos a Paco que el solo no estaba cerrado del todo y él le preguntó si se animaba a grabarlo. Afirmó e improvisó lo que ya conocéis. No dábamos crédito en aquellos momentos y lo vivimos con mucha ilusión.
Es posiblemente vuestro disco más cercano a postulados pop, sin perder de vista vuestra querencia por el rock alternativo de los noventa. ¿Fue intencionado?
Queríamos canciones con riqueza melódica y lírica, con estructuras bien pensadas así que hubo un trabajo “explícito” con las melodías y las partes. No tuvimos unos discos de referencia en concreto porque siempre estamos escuchando música, la que ya es tradición y la más actual. Recuerdo que hice algún ejercicio de análisis de canciones de otros: “¿Qué tiene esta canción? Estribillo aquí, coda allá, se monta en un riff”… todo eso; luego en mis canciones buscaba la estructura X y también la analizaba para comparar las partes con el resto del repertorio.
También es vuestro álbum en el que el concepto hit tiene mayor presencia. ¿Habéis trabajdo en ese sentido? ¿Tuvo que ver algo Paco Loco o las canciones llegaron prácticamente cerradas al estudio?
En parte ya he contestado cuando hablo de la importancia de la melodía: no se pretendía “hits” porque eso viene a ser buscar el éxito de público; buscábamos melodía y estructura, eficacia, es decir, canciones redondas y que no existieran por cubrir un hueco en el álbum. Como Rubén Darío: “Yo persigo (perseguía) una forma”…
Los temas llegaron muy atados al estudio, salvo la parte del solo que hemos comentado en “Susan”, con los apoyos vocales y coros resueltos (cosa que hasta entonces solía dejar a la improvisación). Creemos que el más intervenido por Paco fue “Greener Grass Dreamer”, que iba a ser grabado con percusión y una guitarra acústica y acabó por tener un harmonium (lo toca el propio productor). Para acabar, Paco Loco sin duda le aportó mucho al disco, si no, habría dado igual grabar en Cádiz o en Benidorm. Los buenos productores imprimen la huella de su personalidad en los discos, es obvio; si se piensa de otro modo, hay que grabar en casa, solo ante el ordenador.
¿Durante la composición y grabación del disco tuvisteis presentes algunos discos concretos como inspiración o preferís aislaros musicalmente durante ambos procesos?
En cuanto a aislarme, cuando me pongo a trabajar (puede ser a partir de una melodía, un riff…) prefiero estar sola y en casa, pero a veces una idea me pilla yendo en bici al trabajo, por ejemplo: me paro, saco el móvil y me grabo porque no sé lenguaje musical. Luego en casa rescato ese audio cutre y trabajo sobre él con guitarra, papel y bolígrafo. En la composición de «Diastema Girls», además de eso que parece anecdótico, hubo también algunos momentos angustiosos porque, como dije, teníamos los plazos muy marcados, y 3 meses antes de entrar en estudio aún me peleaba conmigo misma por cerrar el repertorio.
Respecto a discos de referencia, no tuvimos unos en concreto pero la época de «Diastema Girls» yo escuché mucho REM de la primera época, Bob Mould, Ty Segall, Ryan Adams, Veruca Salt, Pearl Jam, Pavement y Weezer por poner bandas o artistas que recuerde. Luego, Nick es muy fan del power pop pero adora a Rush, Dani es el más ecléctico y tiene el carnet de Metallica y a Jose sé que le gustan mucho Jon Spencer Blues Explosion y algunas cosas de Jellyfish. Lo nuestro es un matrimonio de las Islas Británicas y América del Norte.
Vuestro primer disco se firmaba como The Someone Elses, ¿por qué decidisteis convertirlo en Carolina Otero & The Someone Elses? ¿Qué papel desempeñan The Someone Elses en las canciones? ¿Son meros ejecutores, aportan cosas, …?
El grupo lo monté con ciertos músicos allá en 2009 (Nick Simpson, José Montoro y Hi-Lo Ray) y, por entonces, pensé que irían cambiando según los directos y los discos; nunca fue así: se afianzó aquella formación como banda. El único cambio que hubo fue la incorporación de Dani Gurrea en lugar de Hi-Lo Ray allá por el verano de 2012 como ya he contado. El nombre de “The Someone Elses” respondía a esa idea inicial: mis canciones con “los otros”, pero se quedó así más bien como una formalidad, con esa ese de plural, agramatical. Cambié la idea en el primer disco y luego la retomé.
Para acabar, la banda es lo que me ayuda a comunicarme; yo no soy una cantautora “al uso” y les necesito. Podría tocar sola con una acústica pero no quiero; tenerles me ayuda a crear la música que quiero crear: con los matices, el ruido, los tonos… Además, ellos hacen un trabajo muy importante en los arreglos. Las canciones llegan prácticamente acabadas al local pero, desnudas. Yo sólo toco un tanto la guitarra: necesito su maestría y disfruto mucho de ella.
¿Cómo veis la escena musical valenciana?
Muy rica y ecléctica, con gente resistiendo a contracorriente. Más concretamente, la veo como un tejido de vasos no comunicantes, esto es, hay muchas escenas pero no se conocen entre ellas. Las microescenas se articulan según una sala normalmente, pues a ésa se adscribe cierto género o géneros. Normalmente, pocos de la escena hardcore van a ver indie melódico ligero, y pocos del blues van a ver también punk… Además, sólo ahora empieza a conocerse cierto interés institucional, un pequeño amago, sin el que no puede haber en verdad una escena; llevábamos 24 años de trabajo abonando el subsuelo.
¿Qué aporta el formato acústico a vuestras canciones?
Como sabes, somos una banda de eléctrico pues las canciones nacen con esa intención y se trabajan en el local de ensayo así, salvo excepciones como “Greener Grass Dreamer” en este nuevo disco y “On The Floor” en «Benidorm». Para el acústico hemos hecho adaptaciones en estructuras, tempos e interpretaciones, así que el acústico nos aporta, desde luego, otros tonos. También hemos preparado un versión de Patti Smith para la ocasión.
¿Estableces alguna diferencia entre la compositora de canciones y la poeta a la hora de crear?
Sí, porque, aunque suelo partir de chispazos (puede ser un sintagma que generará un texto o una melodía, una canción), trabajo de distinta manera. Los textos poéticos tienen que producir su propia música, que para mí es ahora básicamente sintáctica (me interesa la ruptura de la frase natural, por ejemplo), mientras que las letras de las canciones deben amoldarse a la música de la canción. También me permito un poco más de hermetismo, en general, en poesía, y más “transparencia” en las canciones. Luego sucede que hay “trasvases” inevitables: mismos temas, algún giro parecido o referencias mitológicas que están en mi imaginario.