Parece que por fin ha llegado el otoño. Y como muchas cosas de las que pasan por esta tierras, ha sido pensat i fet. De un día para otro hemos guardado el atuendo veraniego y sacado del armario prendas más abrigadas. Para que el relente sea más llevadero, aquí van cuatro discos que os haran entrar en calor.
«Un altre jo». Guillamino & the Control Z’s (Bankrobber)
Si de lo que se trata es de bailar (en casa, en la calle, en un club) el nuevo disco de Guillamino (arropado por the Control Z’s) es la mejor receta. «Un altre jo» es lo más parecido a una ensalada sónica que se puede encontrar en estos momentos. Coqueteando con el soul (más de Stevie Wonder que de las nuevas lumbreras que luchan por las listas de éxitos), pero sin darle la espalda a los beats bombásticos, las canciones se van sucediendo como si de un manual de seducción se tratara. Ahora melodías más envolventes (esa sección de vientos vale su peso en oro), ahora ritmos frenéticos, ahora una garganta que se desgarra, ahora una voz que se despendola y roza el funky incendiario.
El groove que inunda cada rincón del álbum puede dar a entender que estamos ante un disco festivo, despreocupado, hedonista y, aunque de alguna manera así sea, las letras (en ocasiones más introspectivas, más tristonas, más de denuncia de la situación actual,…) se encargan de redireccionar el conjunto del disco, que con ese final que forman la maravillosa «Nina» y la intravenosa «Quan l’amor s’hi posa», acaba resultando lo más parecido posible a los distintos estratos que dan forma a un estado de euforia (una fiesta, un amor, la vida misma,…).
«Fan #2». The Yellow Melodies (Discos Imprescindibles)
David Bowie, La Buena Vida, Comet Gain, REM o Ramones fueron algunos de los versioneados en «Fan#1», la primera de las 3 entregas en vinilo (sólo 200 copias de cada referencia) que The Yellow Melodies va a publicar, protagonizadas por algunas de sus canciones favoritas. Ahora llega la segunda ración. Los que conozcan a Rafa Skam (alma mater del grupo murciano) sabrán de su pasión irrefrenable por la música y de su filiación por sonidos de raigambre pop o clara tendencia estrebillesca. Vamos, primo hermano de esta casa. Por eso, descubrir que Papas Fritas, Family, The Smiths o The Primitives son en esta ocasión parte de los protagonistas no sorprende a nadie. Lo que llama la atención es que no se limiten a clonar las originales y aporten su granito, así en «La noche inventada» meten un par de marchas más o en «Paint a vulgar picture» tamizan a Morrissey y compañía con cierto aire power-pop.
Mención aparte merece su inclusión en terrenos menos cercanos a ellos (y por los que ojalá se adentren más en la tercera parte), estilísticamente, como Erasure, Propaganda o Modern Talking (tremendo acierto), donde salen victoriosos y con la sensación de estar pasándoselo muy bien. Porque ese es el verdadero objetivo de un disco que no oculta sus intenciones desde el mismo título. Una celebración de la música, de las canciones, de las tardes enteras oyendo discos en la habitación, que culmina con una deliciosa versión de la sintonía de «Cheers». Pues eso, aplausos.
«Microones». El Trineu Tanoka (Mésdemil)
Al primer disco de El Trineu Tanoka le pesaba, en exceso, las horas escuchando rock alternativo de los 90. Un debe que suele ser habitual en un debut en el que se quiere plasmar todo aquello que a uno le ha marcado y el filtro es más generoso de lo debido, seguramente, a la euforia. En «Microones» ha sido perfectamente asimilado y las guitarras ya no parecen sonar por encima de sus necesidades, sino que todo el engranaje sonoro ha sido vehiculado a favor de las canciones.
Las melodías han crecido (en calidad, variedad y desarrollo) y eso catapulta al grupo hacia un futuro lleno de posibilidades dentro de esa nueva (y muy necesaria) escena cantada en valenciano que se decanta por lo que, comúnmente, se conoce como música indie. Aquí hay aires Pixies, Teenage Fanclub, Red Kross, The Strokes, Arctic Monkeys o esa manera tan peculiar de Fernando Alfaro (en cualquiera de sus proyectos) de ejecutar su particular power pop. Da la sensación que han perdido el miedo a experimentar en la composición y el conjunto se ha visto beneficiado. Y es que muchas veces, los pequeños detalles (que pueden ir desde una trompeta, un hammond o unas congas a seguir contando con Mik Baro en algunos aspectos del diseño) acaban marcando la diferencia.
«Easy living room». Arcana Has Soul (Play It Again Records)
Entre el mimo y la obsesión por el detalle parece que se concibió este segundo álbum de Arcana Has Soul. Y en esa dicotomía se encuentran su mayores logros, pero también algún que otro defecto, como el excesivo academicismo de su cantante en algunos temas («Goodbye» o «Blue (by miself)»). La paleta sonora del grupo es rica (jazz, folk, soul, blues, pop,…) y llena de matices y de eso se benefician unas composiciones que van desplegando su instrumentación, tejiendo una tela sónica de la que resulta muy difícil escapar. Son canciones acolchadas con las que uno viajaría dónde le llevaran con los ojos cerrados.
Y aunque parezca que la voz de Lourdes Trujillo marque, con su elegancia, todo el devenir del disco, los numerosos arreglos instrumentales acaban teniendo el mismo protagonismo. Y ahí radica otro de los aciertos de «Easy living room». En mezclar y combinar estilos y músicas; añadir pequeños guiños; incorporar apuntes de cariz mediterráneo; o apostar por un tono de recogimiento festivo (el título del álbum no puede ser casual). El día que Trujillo se mire un poco más en la genuflexión trotona de la voz de Regina Spektor, los resultados (aún más) se dispararán.