El Ser Humano es el título del quinto disco de El Ser Humano, como antes también lo fue del primero. En esta ocasión, el álbum, editado por Luscinia Discos, está compuesto por tres EP’s. cada uno de ellos grabado con un productor distinto: Sergio Devece el primero, Román Gil y Eli M. Rufat el segundo, y Fede Trillo el tercero.
Doce canciones en las que parece que se lanza de cabeza a la piscina sin importarle si está llena de agua o no. Es, sin duda, su mejor disco hasta la fecha y el que proyecta al Gonzalo Fuster más poliédrico.
Se trata de un disco repartido en 3 EP’s, cada uno con un productor distinto. ¿Cuándo tomas ambas decisiones: la de grabar unos temas con un productor y la de publicarlo en 3 EP’s? ¿Componías las canciones sabiendo «en manos» de quien las pondrías o el proceso de repartir las canciones a cada productor fue posterior?
Éste no es un disco conceptual planificado antes de la grabación, fue surgiendo, de manera orgánica según iba componiendo los temas y surgían las oportunidades de grabar. Empecé con Fede Sesentaynueve en Diciembre de 2016, gracias a su amable ofrecimiento tras un concierto, también llevaba tiempo detrás de Román Gil para grabar en directo y con Sergio Devece tenía la deuda pendiente de grabar con él.
Se fueron desarrollando los acontecimientos, iba pasando el tiempo y llegó un momento que le expuse claramente a Sarah Vacher (responsable de Luscinia Discos) mi situación. Le dije que no sabía qué estaba haciendo ni para qué. Por suerte, vio las cosas muy claras y, como hace con todas las referencias de su catálogo, apostó por la música sin condicionantes.
¿Qué papel ha jugado Dani Odisseu en el disco? ¿Y en El Ser Humano?
En el disco y en mi vida… es muy importante. ¿Sabes que nacimos el mismo día? Gracias a Dani Odisseu he aprendido a fluir, antes no me lo permitía. Si no fuera por él ni habría grabado este disco, es quien más me ha impulsado en los últimos dos años. Prácticamente hemos hecho el disco entero juntos, no tanto la composición pero sí toda la toma de decisiones. Me es muy fácil trabajar con él y me ha aportado una estabilidad y una confianza de la que yo carecía en esta etapa. Y es un supermúsico, claro está.
Has dicho que son tus letras más directas y claras, sin embargo siguen describiendo un universo muy personal y dando posibilidad a muchas interpretaciones.
Solo trato de serme honesto y de evitar hacer nada por los demás ni por agradar a nadie. Pienso solo y nada más que en mí. Parece una obviedad y no lo es en absoluto. Son mis textos más estudiados y cuidados… desde cómo empieza el disco con un “Nacemos llorando para tomar aire” hasta la temática del último EP, “pasaré aquí la eternidad”. Me halaga que te describan un universo personal y característico. Estoy muy satisfecho de ello y me hace feliz leer cosas como la que escribió Voro Contreras sobre mi último disco en Urban, “Género: Gonzalo Fuster”. Guau, esto se merece mucho más que un maletín lleno de billetes. Está claro que hay momentos que, por licencias, abro interpretaciones. Pero aún así, aunque puedas captar varios significados, el trasfondo es bastante más evidente que en los anteriores discos. A eso me refería con letras directas y claras. Es un disco sobre la muerte.
En el primer EP cantas con más nervio que nunca, casi épico, como furioso, bíblico, eléctrico, áspero incluso, como el que se retuerce cuando le hieren, con cierto dolor vitalista (aunque pueda parecer contradictorio). ¿Es intencionado? ¿Nacen así las canciones o ese tratamiento se produce en el estudio?
Estaba agotado, entramos a grabar con Sergio Devece con retraso por varios motivos y poco antes di el peor concierto de mi vida en una playa ante más de 100 personas (eso para mí es muchísima gente), tocaba y cantaba pero estaba desilusionado y perdido. Sergio Devece propuso darle un carácter setentas español, potenciando el factor voz a lo crooner desgarrado. Me apretó muy bien en las voces, repitiendo hasta tener las tomas perfectas. Recuerdo un día que cuando llegué al estudio Sergio estaba trabajando con Dani Cardona y le puso un poco de Morir y Desayunar. Dani me conoce a la perfección, junto a él creé El Ser Humano y que grabe discos es gracias a él. La cara de Dani mirando a Sergio y señalándome por lo bajo fue muy descriptiva. Dani le comentaba que él siempre había tratado de llevar mi voz al terreno más pop, el de pulir mi voz, sin embargo Sergio quiso darle vértices y épica. En resumen, es mérito de Sergio y por mi parte lo tenía todo a favor (o en contra, según se mire) y fui muy obediente.
Son canciones que musical y vocalmente son vitalistas, pero las letras arrastran cierto desencanto. ¿Esa dualidad es buscada?
Sí, 2016 y sobre todo 2017 fueron dos años realmente duros para mí y además estaba tratando de adaptar mi felicidad (y sacrificio) familiar con mi pasión musical con un enorme esfuerzo que no tenía ningún tipo de recompensa más allá de la creación de mis propias canciones. Dani me impulsaba para probar, experimentar, tocar y tocar, supongo que la vitalidad viene por él y el desencanto por mí. Esa dualidad, por tanto, es el resultado de nuestra convivencia en El Ser Humano. De buena os habéis librado si no fuera por él.
El segundo EP da la sensación de quedar lastrado por la rotundidad y descarga del primero. Aquello de que tras la tempestad viene la calma se cumple, aunque esta sea también más tenebrosa. ¿Das importancia al orden en el que las canciones acaban apareciendo en los discos? ¿Qué buscabas con el contraste entre los dos primeros discos?
Sí, el orden siempre me ha resultado de lo más complicado y no es uno de mis fuertes. En Ontario estaba Adrián para eso, en Trinidad lo hacía David… Ni Dani ni yo somos buenos en esto, nos hemos esforzado mucho, parece que algo funciona y que se debió a la casualidad.
Este segundo disco, grabado en directo por Román Gil y Eli M. Rufat, iba a tener un carácter totalmente distinto al que posteriormente puedes escuchar. Jamás pensé que se convirtiera en el más elegante y armonioso, porque al ser grabado en directo esperas un carácter crudo, pero tú dale las pistas a Román Gil, deja que se las lleve a casa y espera.
En mi opinión no está lastrado, recuerdo cuando Román me pasó las mezclas con todos los arreglos, los suyos y los de Eli. Ha sido la única vez en mi vida que no he sugerido tocar absolutamente nada de las mezclas, así de encantado estaba. Por tanto ese contraste no está buscado, al menos no el contraste que puedas apreciar en el disco.
Varias escuchas de ese segundo EP, sin seguir el orden establecido, favorece mucho a unas canciones muy brillantes, posiblemente, las más melódicas de todo el álbum. De hecho ahí está esa joya titulada Mar. ¿Necesitas como compositor recorrer esos extremos que delimitan cada uno de los dos primeros discos?
No lo sé. Realmente no sé lo que necesito. Hay gente que se conoce y obra en consecuencia, yo ando perdido y sorprendiéndome a mí mismo cada poco tiempo. Tiene muchas ventajas, una de ellas es que no me debo a nada, ni tan siquiera al recuerdo. Así que voy sin rumbo fijo. ¡Mírame ahora con Gran Camino!
Con canciones tipo Mar lo que sucede es que me cuestan menos esfuerzo consciente, son menos sesudas que muchas otras, son viscerales. Son, como decía nosequién, las canciones las que me poseen a mí. Es mi favorita, la toco y pienso “guau, esto lo he compuesto yo”. Es una de las sensaciones más bellas que he vivido. Gracias por el adjetivo de “joya”, para mí destaca por encima del resto, pero estaba seguro que iba a pasar desapercibida. Dicho esto, es muy reconfortante saber o creer que nadie espera nada de ti. Muchas veces me he planteado el mal que genera tener repercusión, he visto casos a mi alrededor y no es nada agradable. Me refiero en concreto a la calidad o interés de las obras una vez han puesto el foco en ellos. Sí, gustas a más gente, pero se suele perder una entidad propia, se difumina el carácter personal para adaptarlo al mercado (aunque sea un micromercado).
Este segundo disco es el más trabajado a nivel de arreglos. ¿Hasta qué punto das libertad a los productores para que «transformen» tus canciones?
Toda esa creatividad es obra de Eli y Román. Delegué absolutamente todos los arreglos de este EP. El trabajo de Eli con los sintetizadores y los coros fue sobresaliente, hizo crecer muchísimo las canciones. Lo de Román, guitarras, coros, percusión, algún teclado más y ese bandoneón es para darle de comer aparte. Yo suelo hacer arreglos junto con los productores, si no los llevo grabados ya de casa, sí que tengo la idea bastante clara. Sin embargo aquí no hice nada. Nada.
En este disco se incluye Agua, la única canción no compuesta 100% por ti. ¿Por qué se produjo esa excepción?
Pasó el tiempo necesario para que Dani y yo llegáramos a tomar una idea y darle las vueltas y el esfuerzo adecuado para convertirla en canción. Los acordes de las estrofas son trazo de Dani, le puse melodía vocal, un estribillo y funcionó. Es cuestión de confianza y convivencia. Normalmente compongo solo por la sencilla razón de que, musicalmente, paso mucho tiempo solo. Cojo la guitarra y escribo. Desde Trinidad, con Javi Galope, que no tenía oportunidad de hacerlo. En aquel momento tenía tiempo para disfrutar de tocar con Javi horas y de ahí salían las canciones. Ahora es impensable con dos hijos, un trabajo de horario fijo, …
El tercer ep empieza con una canción que podría ser continuista con la discografía de El Ser Humano (también Siempre quiero más). Y en la que pareces exorcizar algunos «complejos» sobre tu música. Algo que llama la atención después de cinco discos como El Ser Humano.
Hablamos de Rimar, probablemente la canción más antigua de este disco, por tanto sí que puede tener ese continuismo que indicas. Yo la veo como la evidencia del cambio, como cantar acerca de lo que realmente está pasando en ese proceso que vivo. No me escondo ni necesito mentirme, el tema de la canción es precisamente ese cambio, he llegado a un punto muy sano y consciente donde me resulta sencillo ver quién soy ahora. ¿Tú recuerdas cuando te ponías delante del espejo con 12 o 13 años y querías ser X (en mi caso, Pete Townshend) o Y (en ocasiones Elvis)? Esto sigue pasando con 40 años en la mayoría de la gente, aunque de otra forma, y es lo que me he quitado de encima en los últimos años. Solo quiero ser yo.
Es curioso, acabo de caer que Rimar es la primera canción que compuse y grabé absolutamente solo, órgano y voz, con un tipo de letra mucho más directo y llano, sin rodeos. Llegué a colgarla muchos meses antes de ni siquiera plantearme este disco. Esta forma de actuar la asocio hoy a Gran Camino más que al pasado. Aunque esta versión que aparece en el disco está ya producida por Fede (¡¡¡y cómo!!!) y con Dani tocando la guitarra.
En esa canción, como ya ocurrió en el pasado con Dwomo, Maronda o Sokolov, vuelves a hacer guiños hacia músicos valencianos (Gilbertástico, Alberto Montero). ¿Hay algo de reconocimiento hacia ellos?
Mucho, claro. En este caso son dos de los músicos que más admiro de entre los que están vivos y produciendo. Me fascinan sus obras y, cómo no, ellos. Esa querencia por lo imposible hecho canciones, bien sea en una guerra mundial o en una guerra individual, me transporta. No hay concesiones al público, es algo innato, de muy adentro. No hay más doblez que transmitir con su talento, que no es poco. No entiendo como Alberto Montero no viaja en un helicóptero privado ni cómo Gilberto tiene que tocar para otros.
Los otros dos temas de este ep, Eternidad y Hangares, rompen ese continuismo, pero al mismo tiempo da la sensación sin embargo de ser muy fiel a ti. De hecho, por momentos se podría imaginar que Ontario sonarían así de seguir en activo. ¿Reconoces en este tercer ep más referencias a tu pasado musical, más reciente y lejano?
Debería escuchar de nuevo el disco para opinar, desde octubre de 2017 que no lo hago, pero desde mi recuerdo no coincido con lo que propones. Quizás haya un factor común, así a vuelapluma, que es el factor bizarro y cierto sabor surrealista en los textos. Precisamente, en estos dos temas tiene especial protagonismo Fede Sensentaynueve (Fede Trillo). Para mí representan perfectamente nuestra relación, llegaba al estudio y trabajaba un poco de psicólogo, un poco de productor, un poco de psicólogo, un poco de productor. Por suerte, tiene un talento enorme y ambas cosas las hizo genialmente. Lo que sí recuerdo es que, aparte del gran trabajo de Fede, son las canciones menos cohesionadas por mi parte. Como anécdota representativa, un seguidor (y ahora amigo, claro, que no son tantos y nos acabamos conociendo) de Madrid me escribió para decirme que quitara el final de Hangares porque no era propio de mí. Me encantan estas cosas…
Además de con tres productores, has contado con la colaboración de bastantes músicos. ¿Cómo fue la selección? ¿Hubo alguno que al final no pudo? ¿Qué buscabas que pudiera pasar con tus canciones con esa «expansión»?
¡Tampoco estaba planeado! Llevaba muchos años detrás de Lourdes Casany, al final conseguí tocar con ella, quien a su vez trajo a Miguel Tatay como batería. Con esta formación hicimos dos conciertos y grabamos en directo con Román y Eli, pero las grabaciones con Fede, al ser en Castellón, requería desplazamientos constantes y no pudieron venir ningún día. Así que Fede recomendó a Jorge Izquierdo a la batería y Paco Durán al contrabajo con grandísimos resultados. Posteriormente, dado que tanto Lourdes como Miguel tocaban en muchas bandas, decidimos parar y seguir Dani y yo solos. Nos quedaba todavía grabar con Sergio Devece y por suerte, mi hermano Javi Galope estuvo ahí para salvarme el cuello. Cogió las baquetas e imprimió su clase al primer EP. Devece no pudo venir a ningún ensayo como bajista, y casi entra Lourdes a grabarlos. Yo tenía pensado hacer arreglos con un cuarteto de cuerdas, pero Alberto Montero se pasó una tarde con una pizza y probamos esos arreglos con su voz y la de Lourdes. Acabó quedándose dos días, con sus respectivas pizzas, y decidí pasar de las cuerdas. ¡Esto era mucho mejor! Luis Torregrosa participó en la grabación de la batería de Eternidad, era él o nada porque Dani y yo buscábamos un carácter muy concreto para el pulso de esta canción. Una batería de Jazz-Post-rock, como no tenemos confianza con John McEntire, se lo pedimos a la única persona que veíamos capaz de meterse en este fregado y salir airoso. Vino al estudio con 4 propuestas de baterías distintas dentro de lo que le pedimos, a cada cual mejor, grabó de una toma y nos fuimos a tomar cervezas. Cuestión de una hora. Lo grabamos con Devece pero lo mezcló Fede. Acabo de releer toda esta parrafada y creo que simboliza muy bien este disco triple.
Acabas de editar un nuevo trabajo firmado como Gran camino, totalmente en solitario, más crudo. ¿Lo necesitabas después de los 3 ep’s tan colaborativos?
Sí, lo necesitaba. 2017 fue excesivamente duro y dependiente de muchos factores y de mucha gente, así como también de excesivo cansancio tras tantos años de esfuerzo por encima de mis posibilidades. Hay factores más prosaicos, tengo dos hijos, trabajo en una fábrica, amo a mi mujer y quiero estar con ella… esto quiere decir que los ensayos con banda y las grabaciones son un sobreesfuerzo, llegar a casa pasada media noche cuando a las 6:30h he de estar arriba condiciona. Gran Camino ha supuesto no sólo seguir mi ritmo emocional, sino también mi ritmo vital. Toco con mis hijos delante, ensayo mientras pintan o me acompañan con sus instrumentos, grabo cuando mi mujer se los lleva a Santander unos días. Así de sencillo y natural. Me he adaptado a mi realidad y me está sentando muy bien, he ganado calidad de vida. Pero sobre todo y como objetivo final, he eliminado toda presión por planificación, procesos, etc… Me da igual si el disco tiene 5 o 9 canciones, si sale un jueves o un lunes, solo me ocupo de las canciones, todo lo demás ya no es asunto mío. Ahora soy una estrella.
En él recuperas Mar, y hay canciones como Esto es vivir o Energía que podrían haber encajado en tu último disco. ¿De dónde salen las canciones de Gran Camino? ¿Siempre han estado fuera de El Ser Humano?
Canciones como Energía y Presente las compuse durante 2017, repito, un año muy complicado. Fatiga y agotamiento vital por varios motivos. El resto de canciones ya son consecuencia del remonte, compuestas tras finalizar el disco de El Ser Humano y ya planificando qué y cómo quería grabar: Canciones sencillas, con base de folclore clásico, tocando algunos palos de flamenco incluso, yo solo, grabado en directo en mi casa y sin ningún tipo de truco ni retoque.
Tengo un segundo disco de Gran Camino en ciernes, me falta sentarme y grabarlo. La idea era lanzarlo online simultáneamente con la edición que ha sacado en cinta el sello canario Pequeña Criatura, pero he tenido 4 amigdalitis en 2 meses y por tanto ha tenido que esperar.
A día de hoy lo veo radicalmente distinto a El Ser Humano. Es casi una respuesta a aquello. No sé qué pasará con uno y con lo otro porque no hago planes ya. Como dice la gente: Vivo con lo puesto.