Los puñales de Martín. Foto: Alexandre Zaragoza.

Tienen 20 años y hacen lo que se debe hacer a esa edad: montar un grupo y componer canciones que no pasen de los tres minutos y medio, pequeños himnos de los de estribillos contagiosos para corear a saltos y puño en alto. Frescos y melódicamente pop, pero con la irreverencia y energía del punk. Haciendo pleno en cada disparo. Divertidos y con ese desencanto innato y sano de la juventud. Adictivos.

Los puñales de Martín son Álvaro Hernández (voz), Dani Cuñat (batería), Pablo Montoliu (bajista) y Lucas Quince (guitarrista) y son de València. Publicaron un single el año pasado (Quiero que seamos amigos) y este viernes, 28 de mayo, ponen en circulación un EP de tres temas, Tengo que ser bueno en algo, editado (digitalmente y vinilo 7″) por Desorden Sonoro. Grabado y producido por Diego Escriche (La Plata) en Mil.lenia Estudios y masterizado por Daniel Husayn en North London Bomb Factory.

Hoy, en Verlanga, estrenamos en exclusiva el vídeo de uno de esos temas del EP, Ferrari, el único que aún no habían adelantado. Lo firma Paula Ruiz, como los anteriores. Dale al play y luego lee la pequeña entrevista que hay a continuación. Los puñales de Martín presentan su disco el mismo día que sale, este viernes, a partir de las 20h, en Loco Club, compartiendo cartel con Mínima.

El vídeo

Dani Cuñat, batería: Con el videoclip de Ferrari queríamos hacer algo diferente a los dos anteriores que hemos lanzado. El objetivo era dejar de lado el rollo historia que habíamos seguido y grabar un día completo nuestro lo más fiel a la realidad posible y creemos que así se refleja. Es simplemente eso, un día de nuestra vida, ensayando, comiendo juntos y pasando la tarde con algunos colegas, sin actuaciones ni decorados.

El nombre

Lucas Quince, guitarrista: La idea surgió porque teníamos un amigo que se llama Martín. Con 15-16 años, cuando empezábamos a salir por ahí, Martín solía dejarnos tirados para quedar con “rolletes” que tenía y demás. Le decíamos: Martín, cuando puedes nos la clavas por la espalda, eres un “puñales”. Con el tiempo se hizo bastante común entre nosotros llamar puñales a alguien que raja o deja tirado. Así que cuando hicimos el grupo y salió el tema de poner un nombre pensamos en nuestro grupo de amigos (que es el mismo para los 4) y nos acordamos de los puñales de Martín. Creo que el nombre es de lo poco que hemos tenido claro desde el principio, y que menos nos hemos cuestionado. Somos 4 y cada uno tiene una opinión y la mayoría de las veces nos cuesta mucho ponernos de acuerdo, pero con el nombre no pasó. A pesar de todo, le tenemos mucho cariño a Martín.

El EP

Pablo Montoliu, bajista: Lo definiría como cojonudo. Son 3 canciones que a pesar de ser diferentes entre ellas siguen una misma línea. En conjunto, el EP y nuestro primer single, Quiero que seamos amigos, es un material que muestra nuestra primera idea de qué música vamos a hacer. Grupos como Los Nikis, Arctic Monkeys, Carolina Durante, Mujeres, Mediapunta…, han influenciado bastante en nuestro sonido. En general, son canciones para gente de nuestra edad, que tratan sobre temas que nos gustan, nos preocupan y nos hacen gracia (Dolor y dinero). Con respecto a la instrumental, buscamos algo rítmico, que sea pegadizo y que cuando se escuche en directo se pueda saltar y bailar.

El productor

Álvaro Hernández, cantante: Nosotros hemos escuchado siempre a La Plata, el grupo de Diego, y justo cuando buscábamos un productor para entrar a grabar nuestros primeros temas, La Plata puso en su Instagram que Diego estaba buscando grupos o artistas a los que producir. Luego ya le hablamos, quedamos con él para conocernos y hasta hoy. Creo que el bagaje musical que tiene ha sido clave para encaminar los temas del EP, es un tío que vive la música de manera diferente y que ha tratado de sacar lo mejor de nuestras canciones, siempre desde el respeto por lo que él dice que es «nuestra movida». Diego es un productor increíble y un tipo fenomenal que disfruta mucho haciendo lo que hace y eso, cuando estás trabajando con alguien, se nota. Por eso, trabajar con él ha sido muy fácil, ha entendido desde un primer momento nuestras carencias y ha sabido explotar nuestras virtudes (si hay alguna), pero sobre todo, no ha perdido la paciencia con cuatro chavales que se metían por primera vez en un estudio.