Lo mejor con Fuerza nueva es mirar de soslayo su lado provocativo (el nombre, las fotos…) porque se corre el riesgo de no empaparse de su música. Aunque el concepto teórico del grupo que ha unido a Los Planetas y Niño de Elche sea importante para entender el cómo y el por qué del asunto. Pero centrarse solo en ello nos convertiría en cegarritas.
Lo de Fuerza nueva es casi una liturgia, una suerte de psicodelia desacralizada, una ceremonia por la que desfilan con ese extraño aire festivo de las procesiones desde Guy Debord a los legionarios. Space flamenco al que le gusta alternar entre dimensiones. Un proyecto que derriba fronteras más allá de lo andaluz, territorial, intelectual y popularmente hablando.
Cuando artistas con trayectoria asentada y personalidad marcada se juntan en una aventura común corren el riesgo, por querer salirse de sus centros de gravedad, de parir un alien irreconocible y poco digestivo. Aquí no, aquí se percibe a Los Planetas y a Niño de Elche (¿dónde están los que decían que no cantaba?), pero al mismo tiempo se contempla algo nuevo. Algo que traspasa la música, que se convierte en una experiencia, en una especie de performance, a la que no hay que perder el tiempo preguntándole por su continuidad o su futuro, y limitarse, que no es poco, a disfrutarla. Y sí, esta Fuerza nueva también es política.
Fuerza nueva actúan el próximo jueves, 24 de junio, a las 20h, en La Marina Sur, dentro de la programación de Sons al Mediterrani.