Siempre hemos pensado que Gilbertástico llegó a Valencia desde otra galaxia. Su versatilidad, sentido del humor y eclecticismo, unidos a su talento y su costumbrismo encontrado en la tercera fase, no podían ser de este mundo. Pero resulta que sí, que desde bien pequeñito ya paseaba su figura por esta ciudad. Y la conoce bastante bien. Por ello, le hemos pedido que nos lleve de visita por sus cinco sitios preferidos:
Me llamo Gilberto, vivo en Valencia, ciudad en la que nací hace tres décadas. Me crié como músico de niño, luego fui también periodista pero esto lo abandoné definitivamente hace unos años, para volver a las orillas cálidas de las melodías de nuevo. Llevo unos años con mi proyecto Gilbertástico y participando en muchos otros con Amatria, Tórtel, Dwomo, Ana Elena Pena, etc.
Mis cinco lugares favoritos de Valencia son:
La tortuga del Parque de la Glorieta (junto a la Porta del Mar)
Ese parque estaba en mi ruta para ir al colegio y siempre que pasaba pensaba en que esa tortuga era el «columpio» más guay, original y único que existía. Era una tortuga y te podías subir a ella, y desde allí ver los colosales ficus del parque, que siempre me parecieron alucinantes.
El principio de la Calle de La Paz
Se encuentra muy cerquita de la tortuga. La visión de toda esa calle con Santa Catalina al final me parece muy interesante, imagino también porque tiene un pelín de pendiente y eso es muy raro de ver por aquí.
Los Jardines de Monforte
Son mucho más pequeños que los de Viveros, pero tienen una variedad y una tranquilidad muy reconfortante. Un lugar nada transitado excepto cuando se casa gente y tal, pero vaya, un remanso de paz inaudito alrededor de esa zona, en medio de todo el trasiego de hospitales y universidades.
El Miguelete / la cima del mismo
El Miguelete es una de esas cosas a las que no me canso de ir. Siempre que viene alguien de fuera gastamos un rato de la tarde en subirnos las escaleras del campanario barroco. Cuando era pequeño me parecían interminables y ahora me doy cuenta de que en realidad se sube en un momento. Tiene un punto místico el dar vueltas en espiral hacia arriba, perdiendo la referencia espacial, las escaleras que se van estrechando y empinando… Y bueno, arriba se está bastante bien.
La playa
La última línea de casas de la Malvarrosa, junto al paseo. Ahí será donde viva si me lo puedo permitir algún día. Durante un tiempo habité una casa de esa línea, la típica del Cabanyal, y cambia mucho abrir la ventana y escuchar el rugido de las olas. Lo cambia todo. Los días huelen distintos y para mí son más felices ya de entrada si empiezan cerca del mar.