Javier Botella y Albert Sanz. Foto: abasedebé.

Celia Mur presentó a Albert Sanz y a Javier Botella. Fue allá por el 2004, ella actuaba acompañada de Albert al piano, Javier estaba entre el público. La prematura muerte de la cantante granadina (en agosto de 2019) le impidió grabar un disco en el que había proyectado, junto al gestor y programador cultural Jesús Villalba, incluir el Speak Low de Kurt Weill. Kurt Weill es uno de los ejes del primer disco que une a Sanz y a Botella. Ese tema en concreto no aparecerá en el álbum, pero sí forma parte del repertorio en directo.

En aquel concierto, Javier escuchó cantar a Albert por primera vez, «es un gran pianista y me apasiona su timbre de voz y su estilo, me quedaría con su forma de frasear a la hora de cantar y con su improvisación al piano y a la hora de armonizar las voces». Tuvieron que pasar dos años para que Sanz viera cantar «y defender las canciones con total autoridad» a Botella. «Tiene plena convicción en lo que hace, tiene muy claro que hay que trabajar duro para estar ahí delante y le admiro». Entonces no sabían que, tiempo después, grabarían juntos.

It never was you es el título del disco, «un repertorio que toma como referencia la música norteamericana y los estándares de jazz basados en la época dorada de Broadway y que gira en torno a la búsqueda de la melodía original de los maestros George Gershwin, Cole Porter y Kurt Weill«. Para llevarlo a cabo abrieron un verkami, ya han conseguido el dinero suficiente para la grabación y edición en cd y para un videoclip, ahora van a por el formato vinilo. Hasta el 27 de marzo puedes colaborar aquí.

A Javier la idea de este álbum le rondaba en la cabeza desde hacía tiempo. Después de haber publicado The best is yet to come (2017) acompañado de la Copa Ilustrada Big Band, con canciones populares americanas, y Todo el camino (2018) «un disco fundamentalmente de boleros y canciones populares latinas con una formación instrumental jazzística, quartet with strings», era el momento de Gershwin, Porter y Weill. Los tres autores le retrotraen a su infancia, cuando gracias a su padre ya escuchaba sus composiciones. De hecho, apunta, que el disco es «quizás, también, un homenaje a mi padre, que falleció cuando yo tenía 16 años».

Para Albert, «el proyecto llega en el momento ideal porque yo tambien me siento cantante». Reconoce que siempre ha disfrutado acompañando desde el piano a otras solitas como su madre, Mamen García, Sílvia Pérez Cruz, Carme Canela o René Marie, pero «de un tiempo hasta ahora siento la necesidad de que la música, además de sonidos, contenga texto».

¿Por qué la música norteamericana y los estándares de jazz basados en la época dorada de Broadway?

Javier Botella: «El teatro musical de Broadway fue una gran influencia para el jazz a partir de 1920. Gran parte de los temas del American Songbook están conformados por canciones escritas para este género, que tantas veces han sido versionadas por músicos de jazz. Entre otras cosas, creo que pocas veces se han juntado dos voces masculinas para cantar estas canciones. Como apuntaba antes, las escucho desde mi infancia, mi padre era un cantante frustrado porque luego se dedicó a la abogacía, pero era un amante de este estilo de música y este género es el que más me hizo apreciar, aunque también escuchaba zarzuela, ópera, grandes intérpretes líricos… Y en esos momentos él ya se daba cuenta de que tenía ciertas dotes para cantar y siempre me animaba a que desarrollara mis cualidades».

Albert Sanz: «Porque son grandes melodías que aúnan exuberancia melódica, reinterpretación rítmica, sofisticación armónica y todo ello en un pequeño espacio formal ideal para la improvisación y reinterpretación espontánea. Los textos son claros, poéticos e ingeniosos a la vez. Este repertorio es una mina de oro para desarrollarse musicalmente y así vengo haciéndolo desde que empecé en el jazz».

¿Qué relación pensáis que guarda este disco con vuestros trabajos anteriores?

Javier Botella: En mi caso guarda mucha, porque de alguna manera en un anterior trabajo, en «The best is yet to come», que fue grabado con una Big Band en los estudios PKO de Madrid, parte del repertorio son algunas canciones de compositores de esta época y al final estamos hablando de standards de jazz.

Alberto Sanz: Vengo grabando varios discos en dúo, con Antonio Serrano el harmonicista, con Javier Colina acabamos de grabar el segundo, y con Mamen García tenemos uno en ciernes,  así que para mí es una evolución natural. pero siempre he querido cantar más y Javier me de la oportunidad de cantar con él, lo cual es una bendición.

¿Cómo os ha afectado la pandemia a nivel musical (composición, proyectos, conciertos, inspiración, desconexión…)?

Albert Sanz: Sin duda, ha hecho que me replantee el hecho de lo que es importante para mí en la música, siendo la prioridad el poder expresar los sentimientos a través de ella aunque no haya nadie escuchando. O sea, que aunque uno toque solo, ¡hay que tocar y cantar! No dejarse llevar negativamente por lo que pasa afuera, la música es primero un escape para la humanidad, y yo siendo pianista me siento afortunado de poder tocar uno. Pero me ha hecho apreciar mucho más las veces que he estado en el escenario durante la pandemia.

Javier Botella: En el momento en que surgió la pandemia, en marzo del año pasado, me encontraba en València con la producción de la nueva gira de conciertos con la Big Band que íbamos a estrenar en el Palau de les Arts el 4 de abril. La situación de la pandemia me hizo replantearme mi vida y volver a instalarme en València. Durante este periodo, me planteé, entre otras cosas, retomar el proyecto en cuestión y tomé contacto con Albert para hablarle del mismo. A mí me gusta sacar la parte positiva de los momentos difíciles y quizás he tenido más tiempo para poder desarrollar el disco en buenas condiciones y así poder llevarlo a cabo en tiempo y forma con calidad. Creo que también por este motivo he encontrado a Albert con más disponibilidad y más receptivo. En lo económico, también me ha afectado, teniendo que reconducir la financiación del disco en una forma de micromecenazgo como es el crowdfunding.

¿Es posible vivir exclusivamente de la música en València (pandemia al margen y aceptando la docencia si está relacionada con la música) como opción /complemento?

Javier Botella: A diferencia de los músicos, yo como cantante e intérprete de un proyecto musical personal, quizá mi caso no sea extrapolable a otros. Me considero un afortunado. En general, los músicos complementan sus ingresos en la docencia con conciertos de proyectos personales o de otros artistas. En mi caso concreto, antes de la pandemia sí que vivía de la música. Ahora, en estos momentos estoy esperando, como todo el sector, a los progresos hacia el control de la pandemia y a que las restricciones se relajen para poder seguir con la gira programada.

Albert Sanz: Siempre me cuesta responder a esta pregunta. Depende de las necesidades de cada persona, si tienes familia, si vives solo…Yo, personalmente, no creo que se pueda vivir de la música en València si no sales a hacer conciertos fuera también, como todos los músicos que conozco que tienen que viajar para subsistir. O viajas bastante o tienes que dar clases.