Lo de Johnny B. Zero se resume pronto y bien: rock and roll. Pueden sonar más hardrock, progresivos, funky, musculosos, freejazz, afilados, blues, glam, pop, soul, country, psicodélicos,… el abanico es tan amplio que lo mejor es volver a la afirmación de la primera frase.
Johnny B. Zero está formado por Juanma Pastor (voz y guitarras), Luis Ciruli (batería), Julio Fuertes (sintetizador) y Pablo Pérez Soriano (saxo y ewi). Los cuatro dejan sus instrumentos por un momento y eligen sus discos favoritos. Dos por cabeza:
La pasión según San Mateo (Johann Sebastian Bach)
(Juanma) Los dos discos que elijo son parte de mi educación musical y sentimental, ya que he crecido con ellos y me hecho la personita que soy escuchándolos. Uno es La pasión según San Mateo, de Johann Sebastian Bach. La primera vez que la escuché, siendo niño, me cautivó la coral de la apertura. Era como si hubiera oído algo que ya conocía, pero no tenía sentido porque era un enano sin experiencias ni bagaje musical. A medida que la oía más, me daba cuenta de que me enseñaba aspectos importantes de la narración musical y de cómo contar historias por medio de sonidos. Sí, narración musical, eso que muchos zopencuelos no saben que es, y en cambio es lo que llega a las personas de modo más emocional. Bach que contaba la pasión de Cristo por medio de música y texto, acabó creando una pieza canónica que armónicamente sigue siendo tremendamente moderna. No he tenido una educación religiosa, ni vínculo con ningún tipo de ambiente relacionado con la iglesia. Pero siempre he sentido que Bach nos apelaba a todos, incluso a nosotros en el futuro. En Johnny B. Zero tocamos Erbarme dich, un pasaje central muy interesante, para abrir nuestro Instagramer, así es que sigue tremendamente presente en mi imaginario.
Purple Rain (Prince and the Revolution, 1984)
(Juanma) Otro disco que siempre me ha encantado es el Purple Rain, de Prince. Es su disco más redondo y sentido, quizás por eso fue el más popular. A mí me enseñó a ser un músico más directo y sentimental en lo referente a la interpretación musical. Prince canta y toca con un grado de afectación tremendamente casual, y escribe de una manera muy sensual, aunque hable de política. De hecho hace política del sexo y de la política, sexo. Todo esto constituye el punto de partida de Johnny B. Zero, así es que le debemos mucho a Prince. Además las canciones del disco son todas buenísimas: Darling Nikki, The Beautiful Ones, When Doves Cry,...
Faith (George Michael, 1987)
(Luis) El verano de 1987 (en el hemisferio sur) fue el momento en que nuestros hermanos adolescentes nóveles se reunían por las tardes sin prácticamente ninguna supervisión adulta en improvisadas fiestas todos los días. Así que en la esquina donde nos juntábamos los menores a, entre otras cosas, imitar las proezas ciclísticas de la película BMX Bandits, nunca nos faltaba este disco sonando de fondo a todo rabo a lo largo de toda la calle.
Joyride (Roxette, 1991)
(Luis) Un equipo de música con reproductor de CD fue el regalo que mi padre hizo a mi madre en 1990. No fue hasta un año después que consiguieron un CD que reproducir. Era una edición importada del Joyride, de Roxette, su tercer trabajo, cuyos cortes sonaron hasta el cansancio en todas las radios. La novedad del sonido digital era su profundidad y nitidez. (Do You Get) Excited? y Physical Fascination son mis temas preferidos.
Revolver (The Beatles, 1966)
(Julio) No hay mucho que decir: temazo tras temazo hasta la victoria final. Y para cerrar, Tomorrow never knows, que parece que haya sido compuesta en el año 2034. Me gustaría poder cantar como canta McCartney los últimos versos de Got to get you into my life.
Travelling Without Moving (Jamiroquai, 1996)
(Julio) No es un disco de cabecera, pero últimamente le doy muchas vueltas a cómo homenajear o referenciar desde el sintetizador un lenguaje puramente bajístico (lo que viene a la cabeza cuando alguien grita James Jamerson). Es imposible, pero los errores generan texturas novedosas e interesantes que he utilizado en el nuevo single que sacaremos en septiembre. De Use the force directamente le cogí prestado un lick maravilloso para All that love, de nuestro último LP.
Amoroso/Brasil (Joao Gilberto, 1977 / 1981)
(Pablo) El primer álbum, Amoroso, es de 1977, al cual se unió Brasil en 1981 con colaboraciones de Maria Bethânia, Caetano Veloso y Gilberto Gil. Le tengo mucho cariño a este disco, me lo regaló mi tío cuando yo tenía unos trece años, lo escuchaba de camino al instituto aún casi dormido, y a veces para dormir. Me relajaba mucho, era una música diferente a la música que solía escuchar, que me hacía sentir muy diferente , me transmitía mucha paz. La voz de Joao se oye cercana, se le escucha la boca, el aire, y expresa mucho sin gorgoritos, sin impostarse, respetando cada palabra y entreteniéndose en cada entonación. Los arreglos orquestales de Claus Ogerman son sutiles, no invaden la canción que ya funciona a guitarra y voz, pero le dan unas tonalidades que a mí me hacían volar. Hay discos que te definen sentimientos, para mi éste significa ternura, en concreto la última canción de Brasil titulada Cordeiro de Nana, un tema de Mateus Aleluia y Dadinho que Joao resume cantando sólo su estribillo basada en una única frase que repite durante más de un minuto. A partir de sentirme interesado por Joao Gilberto, llegué a Stan Getz, que fue el primer saxofonista de jazz que me cautivó.
The Line (Kneebody, 2012)
(Pablo) Fue el primer disco que escuché de este grupo, quizás no es la música con la que más conecto sentimentalmente, pero este grupo me parece una referencia tanto por sus instrumentistas individualmente, como por la idea artística en conjunto. Para mí son una fuente de inspiración e ideas constantes, bastante eclécticas. Siempre están en busca de texturas nuevas, ritmos complejos, pero melodías asequibles al oído. Lo que me atrae es esa libertad artística, casi vanguardista, rozando los límites, pero sin salirse de los canones de diferentes estilos. También me resulta muy atractivo como consiguen compactar tan bien una música de “alto voltaje” con sonidos duros de sintetizadores, bajo y batería con los sonidos de los vientos, en este caso trompeta y saxofón tenor. Éstos también hacen uso de diferentes efectos para conseguir otras texturas, algo muy común, pero me resulta especialmente acertado su uso puntual como parte de la composición, muy bien integrado, no utilizándolos únicamente como un resorte decorativo o anecdótico con lo que llamar la atención, responde a una lógica.
