Manel apareció en nuestras vidas como la verbena que actúa a última hora de la noche. Golpeando a los supervivientes y haciéndoles creer que estan protagonizando una panorámica con la que se acaba una película. La euforia introspectiva. Pasando lista de la gente con la que al día siguiente se cruzarían. Hablando de Bernat, de Dolors, de los guapos y de la dependienta de Ceràmiques Guzmán. «Els millors professors europeus» (Discmedi, 2008) consiguió fuera de Cataluña lo que ningún disco del subvencionado (y sobredimensionado) rock català. Y conectaron con facilidad con el concepto mediterráneo de los setenta. Había canciones como himnos, pero quien buscara proclamas debía adaptar a sus intereses aquello de «Ens ha costat Déu i ajuda arribar fins aquí».
En su segundo disco, «10 milles per veure una bona armadura» (Discmedi-Warner, 2011), apostaron por la narrativa de las composiciones. Obviaron estribillos e inmediatez. Como si quisieran recuperar la tradición oral de los romances de ciego («Aniversari» es el mejor ejemplo), sus canciones eran cuentos con estructura de cuentos. Musicalmente llegaron las orquestaciones y coros angelicales. Un halo de media tarde otoñal sustituyó el entusiasmo festivo de su debut. Era un aviso para navegantes que se ha ido repitiendo con cada nuevo álbum. El continuismo no era cosa de ellos.
Y así los aires de fiesta mayor se escondieron en «Atletes, baixin de l’escenari» (Discmedi- Warner, 2013). Manel siguieron tirando de temáticas costumbristas, pero huyendo de la comodidad auditiva de su ópera prima, reivindicando su derecho a experimentar, luciendo orgullosos cierta aspereza y facturando su trabajo (al menos formalmente hablando) más rock. Moviéndose entre el guiño cómico de tomar prestado el título del disco a una frase pronunciada por Constantino Romero en la clausura de los Juegos Olímpico del 92 y la tristeza (luminosa y adictiva, pero tristeza) de canciones como «Banda de rock» o «Fes me petons».
Cuarto disco, cuarto giro. Con «Jo competeixo» (Discmedi- Warner, 2016) han seguido su evolución particular, su viaje hacia adelante, sin mirar atrás, pero sin olvidar su pasado. El coqueteo electrónico del álbum anterior aquí es una realidad. El componente latino (igual no era una broma aquella versión que hicieron hace años de Shakira) hace acto de presencia, tal vez avanzando el protagonismo que tendrá en un futuro. No es que hayan cambiado a Pulp por Grizzly Bear y Juan Luis Guerra (ahí está «M’hi vaig llançar» para demostrarlo), sino que la paleta sonora sigue sumando colores. Y ese es uno de los principales méritos de Manel, no haber caído nunca en el conformismo. Como también lo es, despertar siempre la curiosidad por cómo será su próxima entrega y no defraudar.
Manel actúa el próximo jueves, 20 de octubre, en el Concert de Benvinguda de la Universitat de València, en la Plaza de Toros. Els Catarres, Hits with Tits y Carles Biano (A máquina) completan el cartel. Hora de inicio: 20:30h.