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Cuentan los chicos de Discos de Paseo que vieron a Alborotador Gomasio (un nombre que habría hecho las delicias de Poch y otras luminarias de la Movida) de teloneros en un concierto y que nada más terminar el mismo se acercaron al escenario para ficharles. Y es que la ecuación infalible distorsión + melodía es lo que tiene. Resulta imposible salir indemne cuando uno se expone a ella. Basta con escuchar una sola vez su debut largo, Más humillante que doloroso, para entender lo que sintieron los muchachos del sello al verles en directo.

Alborotador_Gomasio-Mas_Humillante_Que_Doloroso-FrontalEn el curriculum de estos madrileños se atropellan grupos como Hazte Lapón, Ingenieros Alemanes, Autofans o Mata a tus Ídolos. Y en el backgound auditivo, en letras mayúsculas, la música indie de principios de los noventa (que no deja de ser reivindicada últimamente, por cierto). Sin embargo, lejos del hieratismo vital que parecía afectar a muchas de aquellas bandas, a Alborotador Gomasio se les intuye energéticos, vigorosos, divertidos, sin postureo, concentrados en hacer canciones que se puedan tararear (aún debajo de una maraña sónica) y disfrutar con ello.

Apuntan en el libreto del cd que «J.Mascis y David Summers son culpables de gran parte de esto». Y lo que en los 90 podría haber sonado a provocación o boutade facilona, aquí resulta sincero. Porque esa mezcla entre el noise más cervical (pongamos que hablamos de Dinosaur Jr) y el pop de cadencia ultramelódica (si aún tienen prejuicios con Hombres G, coloquen aquí a Los Secretos de los primeros discos) es la que provoca la adherencia inmediata a las canciones (presten, también, atención a las letras) en cuanto empieza a sonar el disco. Una sensación que va más allá de un simple viaje a hace dos décadas. Va mucho más lejos. A esos días en que descubrir nuevos grupos lo era todo. A esos días en los que la música era esto.