Maui. Foto: Miriam Yeleq.

A Maui (María Luisa Ramírez Arjona, 1977) le han llamado de muchas maneras (que si la Björk de Utrera, que si la Lady Gaga del flamenco, que si la Woody Allen de la canción…), pero ninguna etiqueta ha conseguido capturar lo que respiran sus canciones. Con un caldo cocido a fuego lento en el flamenco del que se nutrió desde muy pequeñita, ha sabido aderezarlo de otros sonidos, con el único objetivo de darle más sabor. Y lo ha conseguido.

Tres discos acompañada de Los Sirénidos, dos en solitario, unos cuantos singles recientes y un denominador común: canciones que nos cuentan como somos. «Ir contracorriente / de lo que es evidente» dice uno de sus estribillos. Pues eso.

Maui actúa este sábado, 28 de mayo, a partir de las 22.30, en L’Etno, dentro de la programación del EtnoMusic (entrada gratuita previa reserva), acompañada de Josete Ordóñez (guitarra flamenca), Kiko Martín y Noé Barroso (palmas, coros y coreografía).

¿Qué importancia tienen tus raíces, tu origen (Utrera, tu padre el guitarrista y compositor Miguel Ramírez, tu tío Bambino, tu primer contacto con el flamenco…) en tu música?

Dicen que cuando una semilla se siembra en buena tierra, las raíz agarra fuerte, y Utrera tiene buen abono, y yo tengo regaderas de colores y la paciencia suficiente como para cuidar un brote en invierno y disfrutar de la flor en primavera.

¿En qué medida es un punto de partida para todo lo que has hecho después?

Mi tierra es, sin duda, el punto de partida, y el sitio al que regreso cada vez que siento vértigo, y no solo eso, mi equipo es mayormente utrerano, es mi fórmula mágica. Cuando tengo una canción me gusta que pase el filtro de mi padre, la llevo a mi casa y si ella allí está a gusto, entonces es el momento de ponerle alas.

¿En qué se refleja aún en tu música aunque ya no vivas en Utrera y tu música no deje de expansionarse estilísticamente?

Me gusta jugar con el flamenco porque es mi lenguaje natural, pero la musica es solo el vestido que le coloco a la historia que quiero contar, básicamente soy Contaora.

Siguiendo con lo de la expansión estilística, ¿cómo consigues sonar siempre a ti? Todas tus canciones tienen un hilo que las une (más allá de tus letras y voz, claro está), independientemente de su apuesta sonora. ¿Cómo lo controlas para que forme parte del universo Maui, para que no se tenga la sensación de estar escuchando canciones como si miráramos un catálogo de un supermercado donde no tienen nada que ver unas con otras?

Qué pregunta tan genial, y tan difícil de contestar… No tengo el control de nada, solo poseo un caleidoscopio a través del cual miro la vida…a veces pienso que soy un canal por el que las canciones pasan al papel, pero llegan a su antojo, lo mismo me pilla mojando un pellizco de pan en un huevo frito, que justo cuando estás entrando en un sueño… Pero sospecho que la esencia del asunto se basa en ser yo misma, rebuscarme para encontrar verdad, la verdad es lo más valioso que se puede tener, y conservarla en un mundo con tanta mentira, es tarea de equilibrista…he entrenado duro para conservar mi verdad, me alegra que la percibas.

Esa facilidad y talento para fusionar ritmos y sonoridades tiene su paralelismo con elegir las personas de las que te has rodeado o te rodeas (Mario Pacheco, Martirio, Kiko Veneno, Jorge Pardo, Rosario, Tomasito, Diego Guerrero…).

Tengo la suerte de sentirme muy querida por mis compañeros, y eso es un tesoro. He trabajado con los genios a los que he admirado siempre, y ellos me han enseñado y siguen enseñándome muuuucho, soy una privilegiada por tener una madrina como la gran Martirio, por poder hacer canciones junto a Rosario Flores, por compartir unos vinos con Kiko Veneno y charlar abiertamente de los entresijos de una buena letra, no sé…tantas experiencias, una master class de la vida.

Desde que tengo uso de razón siempre he sido mujer eslabón, me encanta unir a la gente, me encanta hacer un potaje y que en torno a la olla suceda la magia, que haya siempre una guitarra a mano, y unas risas para compartir…para mí el escenario debe ser ese lugar donde suceden cosas, y es interesante que haya una rendija por donde se cuele el cariño, la admiración hacia el otro, lo imprevisto…Me gusta contar con quien puede sumar a la historia que se cuenta, y la experiencia está por encima de los tickets que se vendan.

Desde la edición de tu último disco grande, Por arte de magia (2019), has publicado cuatro singles. ¿Cambia la manera de componer cuando una canción en principio va a salir así y no formando parte de un LP (aunque luego acabe allí)? 

Es otro universo. Un disco te exige una coherencia que quizá encorsete un poco las posibilidades creativas, tiene que haber un concepto general, un hilo conductor, un envoltorio temático, estilístico e incluso estético…aunque en mi caso no hay mucho método detrás de un disco, voy coleccionando canciones, y cuando hay suficientes, les hago la foto, con la suerte de que ellas se dan la mano y el trabajo adquiere una unión casi mágica. Pero en un single, aún te sientes más libre para experimentar, puedes ir jugando con sonoridades sin necesidad de enmarcar nada, puedes entrar en el laboratorio y dejar que fluya la canción solita.

¿Afectó la pandemia de alguna manera a estos singles a la hora de crearlos?

A mí, la pademia, me bloqueó bastante, no era capaz de escribir nada que me gustara lo suficiente como para grabarlo, hasta que llegó la fase 2 que nació «Mi Alfombra». Yo necesito vivir para componer, observar situaciones cotidianas, paisajes, personajes…y la pandemia solo me ofrecía las paredes de la casa.

«Nada» es el último de esos singles hasta la fecha. Muy «bambinero», muy rumba, es como si hubieras querido capturar una fiesta en directo.

He querido hacer un homenaje al sonido de mi infancia, al barrio donde me crié el Polígono del Tinte, a mi padre y su primo el genio Bambino. Quise contar con los guitarristas originales de Bambino, los hermanos Priego, imagínate qué fantasía…tuvimos que grabar todo en riguroso directo, porque ellos son salvajes como un yerbajo del campo, y para conservar su esencia, hubo que planear un encuentro en que surgiera la chispa. Creo que lo conseguimos.

¿Cómo es tu proceso compositivo?

Soy puntillista, me gusta componer en pijama, a ser posible gastaito, con mi guitarra y una libreta, soy analógica y tiendo a tachar los renglones que no me gustan. Me obsesiono mucho con las letras, rebusco en los versos y cuando voy a la frutería pido un estribillo fresco, se me olvida dormir en los periodos creativos … Sostengo la historia con andamios armónicos incluso alguna idea de arreglos, pero después me gusta escuchar a mis compañeros músicos, ellos siempre aportan y normalmente mejoran mucho el trabajo que traigo de casa. Pero te confieso que no hay momento más especial para mí, que el nacimiento de una canción. Es mi fase favorita.

Tus letras resultan cercanas y reconocibles gracias a su cotidianeidad, o costumbrismo. También el humor tiene su importancia. ¿Cómo las escribes, vas tomando nota, eliges una historia y la desarrollas…?

Normalmente surgen observando la realidad, y echándoles unas gotitas de imaginación. Si voy a la pescadería y hay una cola de hipsters, todos iguales y en fila, ahí mismo saco la libreta…me gusta escribir sobre lo cotidiano y lo absurdo del ser humano, no tomarse muy en serio es una filosofía que mi personaje intenta llevar al público. El humor es un ingrediente maravilloso, pero siempre hay un mensaje en el fondo que te llevas a casa., para darle una vueltecita.

¿Cómo será tu concierto en València? ¿Recuperas en directo canciones de tus discos con Los Sirénidos, haces alguna versión…?

La base del repertorio está en las canciones de mi último trabajo, pero desempolvaremos algún tema antiguo de la época sirénida. La única versión que tenemos prevista es una sorpresa…no haré spoiler…pero es muy especial. Será un concierto cargado de alegría y canciones de colores que pretende abrazar las emociones del espectador y darles un paseo por lugares del sur.

¿Y el futuro? ¿Habrá disco grande o más singles?

En principio seguiré jugando con los singles, pero ya va habiendo material como para entrar en el estudio y cocinar un discazo…todo a su debido tiempo. En breve presentaré un espectaculo nuevo para celebrar mis veinte años de matrimonio con la música, que estamos ya elaborando, y también se trata de algo muuuy especial, algo que da un paso mas allá de un concierto al uso. Estoy muy ilusionada.