Delocksley lo tienen claro. Son una banda de rock. Igual de directos que sus canciones. Seis de ellas conforman Suelos de Palacio, segunda entrega discográfica después de En la tormenta, con la que han enfurecido su propuesta, pero sin olvidar las melodías. Sam Alonso (voz, guitarras y letras) y Pablo Obiol (guitarra) responden nuestras preguntas.
Volvéis a repetir un formato a medio camino entre el ep clásico de 4 temas y el disco grande, editando 6 canciones. ¿No dar el paso a un álbum completo es por prudencia, por cierto respeto al formato, por no recurrir a lo que se llama temas de relleno o por ninguna de todas esas razones?
Sam- Hasta ahora, simplemente, hemos preferido movernos en este formato porque lo vemos más adecuado para bandas que, como nosotros, empiezan a moverse y a descubrirse a sí mismas. Hemos preferido optar por la agilidad que el EP/mini-LP ofrece y desde luego hemos buscado no hacer concesiones a material de relleno. Creo que eso ha conseguido que estemos más seguros de la línea a seguir, que ganemos objetividad respecto a nuestro trabajo, y ahora sí que tenemos en la cabeza ir a por un LP. Queremos dar lo mejor de nosotros mismos siempre.
Llama la atención que en Suelos de Palacio, respecto a En la tormenta, habéis endurecido el sonido. Las guitarras parecen más rabiosas y musculadas. No hay lugar para momentos más relajados como Valientes o ciertos aires pop que se colaban en Tormenta. ¿Ha sido intencionado?
S- Así es. Rodar el primer disco en directo nos sirvió para coger perspectiva y saber qué nos gustaba y qué no. Y lo que más nos gusta de nosotros es la crudeza, los riffs de guitarra y la potencia. De eso va el rock. Lo asemejaría a la diferencia entre vestirte con un traje estándar y hacerte un traje a medida. En Suelos de Palacio nos hemos vestido con un traje con el que nos sentimos tremendamente cómodos. Es nuestro traje.
Pablo- Sabíamos que la fórmula de En la tormenta era algo a lo que podíamos recurrir en cualquier momento, pero nos apetecía ampliar nuestro abanico de sonidos y hacer un disco de rock, por mucho que sea un género poco atendido por la crítica independiente últimamente. Habrá gente que eche de menos algunas atmósferas del trabajo anterior, pero como en esa escena de El Club de la Lucha, supongo que “nos apetecía destruir algo hermoso”.
¿En ese cambio ha tenido algo que ver aspectos externos como la difícil situación económica que estamos viviendo?
S- Desde luego el contexto socioeconómico actual es muy inspirador a la hora de escribir. Si bien no ha tenido mucho que ver con la parte musical, sí a nivel de letras. Nos parece imposible no escribir sobre todo lo que está pasando: fallos de base en nuestro sistema de gobierno, manipulación mediática…es imposible mirar hacia otro lado y no cargarte de mala leche, lo cual da unas ganas tremendas de aporrear nuestras guitarras!
P- “Suelos…” es menos instrospectivo y algo más incendiario en parte por eso. Poca gente ha valorado en su justa medida la aportación inspiracional de los gobernantes incompetentes y caciquistas al rock y al punk y desde aquí queremos reconocerles su parte de mérito.
Resulta curioso que la canción que mejor entroncaría con vuestro disco de debut sea Suerte! que es con la que cerráis este segundo disco. ¿Es casual que esté colocada ahí?
S- Como nota anecdótica, el orden en el que están dispuestas las canciones en el disco es el orden en el que fueron compuestas, nos pareció una forma muy natural de ordenarlas, simplemente lo vimos claro. Aunque teniendo en cuenta que hemos querido llevar nuestra propuesta al límite y evitar hacer un trabajo continuista respecto a En la tormenta, parece algo más que casual.
Por cierto, que no sé si os lo habéis planteado, pero Suerte! parece una canción con muchas posibilidades para reventar pistas si dais con la remezcla adecuada. ¿Está descartado que dejeis a otros músicos juguetear con vuestros temas? ¿Descartamos las pistas de baile en el futuro de Delocksey? ¿Os interesa la música electrónica?
P- A mí es una idea que me encantaría, de hecho últimamente estamos disfrutando mucho colaborando con gente que hace música muy distinta a la nuestra, como puedan ser Elíal. A título personal no me considero un experto en música electrónica pero me gustan muchas bandas que la integran en su propuesta como Postal Service, Metronomy o algunos grupos del sello alemán Morr Music como puedan ser Ms John Soda o Lali Puna.
S- Nos encantaría. Una vez escuchamos un remix de una de las canciones del primer disco y nos hizo mucha gracia. Y como comenta Pablo, cada vez le estamos cogiendo más el gustillo a colaborar con otros músicos y ver otras perspectivas.
Repetís con Carlos Soler de productor, pero da la sensación (por lo que os gusta cuidar todos los aspectos que envuelven al grupo) que en el futuro quisieráis asumir vosotros esa responsabilidad.
S- En realidad esta vez fuimos al estudio con las ideas mucho más trabajadas. Carlos nos ayudó a terminar de sacar brillo al asunto, pero es cierto que a la banda le gusta tener ese control. Quizás en el futuro lo valiente sería hacer lo contrario, es decir, hacer participar al productor desde el nacimiento de las canciones, sería una nueva forma de ponérnoslo difícil, para asegurarnos de no repetir patrones, y seguir sorprendiéndonos a nosotros mismos.
Foo Fighters, Radiohead o Arctic Monkeys son algunos de los grupos que vienen a la cabeza cuando se escuchan vuestras canciones. ¿Os sentís cómodos con esos nombres?
S- Todas esas bandas nos encantan. Son bandas de muchísima calidad, así que es un lujo que nuestra música pueda compararse con bandas así. Ahora toca seguir trabajando en aquello que creemos que nos diferencia del resto.
P- Las comparaciones son inevitables a la hora de definir el sonido de una banda emergente y no creo que a nivel creativo sea sano tenerlas en la cabeza a la hora de componer porque encorsetan demasiado al músico. Son bandas que hemos escuchado y que respetamos, si alguien las usa para definirnos, genial. Si en el próximo trabajo usan otras, perfecto.
Reconocéis influencias del rock alternativo norteamericano, pero cantáis en castellano.
S- Lo primero que creemos que nos diferencia es precisamente eso: intentar llevar nuestros gustos musicales a nuestro terreno. Y qué mejor manera de empezar a hacerlo que cantando en castellano. Buscamos honestidad en nuestra propuesta. El público en general debería ser más exigente y crítico con este tema, porque hay muchas bandas que cantan en inglés y su inglés deja mucho que desear.
P- Respeto a quien elija componer en inglés persiguiendo una estética, aun sin tener grandes conocimientos en esa lengua. Frank Black usaba el castellano en muchas canciones de Pixies con el mismo propósito. Sólo espero que esos músicos sean conscientes del efecto que esto puede causar en un oyente realmente anglosajón. Componer en inglés desde luego es más sencillo, por métrica, porque hay mucho donde inspirarse y porque centra el foco en la música: desgraciadamente en este país la crítica y el público es mucho más indulgente con lo que escribes si usas el inglés, puedes permitirte el lujo de no ser brillante u original porque en muchos casos quien te escuche no va a molestarse en traducir tus letras. Por supuesto, como en todo, hay grandes excepciones y bandas de aquí que podrían pasar por anglosajonas. En cualquier caso pensamos que es más fácil transmitir algo cuando escribes en la lengua en la que maldices o hablas en sueños.
¿Por qué si cuidáis tanto las letras no las incluis en el bandcamp?
S- Porque están en castellano y se entienden perfectamente! Ahora en serio…¡recogemos el guante!
P- Habrá que solventarlo…
¿El hecho de que, en ocasiones, las letras sean algo crípticas o que se presten a diversas lecturas es intencionado?
S- A la hora de escribir letras intento no ser explícito, y soy consciente de que cosas que escribo pueden ser interpretadas de diversas maneras. Esa ambigüedad me gusta. Antes solía escribir canciones de forma más coherente con la temática de la canción, pero ahora es algo que no me preocupa. Simplemente desarrollo una idea sobre la canción y una forma de expresarlo que va conmigo, con mi forma de hablar y de ser.
En la tormenta lo sacásteis con La Montaña. ¿Era realmente un sello como tal? ¿Qué ocurrió con él?
S- La Montaña era una iniciativa cultural más que un sello, era algo así como un colectivo de propuestas artísticas. Y es una pena porque su actividad se ha parado. Estamos en un momento en el que la industria musical debe reinventarse y cualquier opción aporta muchísimo y supone nuevas formas de difundir contenidos culturales.
Para Suelos de Palacio habéis optado por la autoedición. ¿Lo movisteis antes por algún sello? ¿Creéis que es necesario tener un sello que libere al grupo de cualquier trabajo no musical y se centre en hacer canciones y tocar o preferís la libertad que proporciona la autoedición (cuestiones económicas al margen)?
S- Cuando tuvimos el master del disco en nuestras manos hicimos una batida por sellos discográficos, pero los sellos tradicionales no tienen apenas dinero, no arriesgan y funcionan bajo unos paradigmas que cada vez nos gustan menos. Hemos preferido no esperar a lo que venga del exterior, y hemos querido gestionar nosotros mismos nuestra obra. Evidentemente es tiempo que te consume, porque lo que querríamos es invertir el 100% en tocar, pero mientras tanto no nos vamos a quedar de brazos cruzado esperando que las cosas ocurran solas. El mundo no funciona así. Tenemos que trabajar duro.
¿Qué echáis de menos, musicalmente hablando, en Valencia? ¿Y de más?
P- Serían necesarias más salas de conciertos, la oferta que hay para una ciudad de este tamaño es ridícula y eso dificulta la creación de una escena de bandas de calidad en formato eléctrico. Muchos grupos terminan optando por mutar a un formato acústico por una mera cuestión de supervivencia logística porque ello amplia mucho el abanico de sitios donde pueden actuar.
S- Tenemos la sensación de estar recorriendo nuestro camino bastante solos, no vemos muchas bandas que se asemejen a nosotros en Valencia, lo cual por otro lado, es algo que podría beneficiarnos al no ser un patrón repetitivo. En el fondo estoy orgulloso de ello. La escena es muy endogámica y echo de menos más pluralidad de propuestas y que las bandas se atrevan a salir fuera. La relación entre el número de bandas valencianas y su presencia e importancia fuera de nuestras fronteras es inversamente proporcional. Hay que hacérselo mirar.