Reconstruyendo a Buster Keaton

Jorge Pérez (Tórtel), Abel Hernández (El Hijo) y Jordi Sapena (La Habitación Roja, Sr.Chinarro, Tórtel) forman el tridente creativo que ha puesto música a «El héroe del río», película muda de Buster Keaton. Una producción propia del Espai Rambleta en el que los tres artistas han dejado volar su imaginación con sus locos cacharros.

¿Cuál es vuestro primer recuerdo cinematográfico?
(Abel) Yo me acuerdo que fui una mañana de sábado, o domingo, a ver «Aquellos chalados en sus locos cacharros», que era como de los primeros inventores de cosas a vapor, aeroplanos,…

(Tórtel) Tiene mucho que ver con lo que estamos haciendo de Buster Keaton.

(A) Sí, tiene mucho que ver.

(T) Yo vi «El libro de la selva». Fue mi primera vez

(A) Yo también la vi en el cine. Y tengo un gran recuerdo. De esa y de Indiana Jones.

(T) Y «ET». ¡Uf! «ET». Flipé.

(A) También la recuerdo. ¡Increíble!. Y, además, es que ocurrió algo muy raro. Llegamos un día del cole y mi padre, que normalmente siempre estaba trabajando a esas horas, nos dijo «Nos vamos al cine». Eso era rarísimo, no era nada habitual. Pero para todo el mundo, no sólo para mi familia. Mi familia no es que pasara excesivas estrecheces, un nivel normal económico. Pero era extraño que el padre se hubiera saltado el trabajo por la tarde para llevarnos al cine. Y nos llevó a ver «ET».

(T) Es que había que verla.

(J) Yo no sabría decir. Yo creo que fue…

(T) ¿»Abre los ojos» de Amenábar? (risas)

(J) Es que tengo el recuerdo de haber ido a un cine de verano a ir  a ver «D’Artagnan».

(T) ¿D’Artagnan?

(J) Sí, la de dibujos, «D’Artacan y los tres Mosqueperros».

(T) Pero eso era la tele.

(J) Pues yo creo haberlo visto en un cine de verano, de Gandía, que se llamaba El Palacio de los Deportes. Y la otra película que hacían era «Jungla de cristal».

(A) Igual aprovechando el éxito de la serie hicieron algo para cine y pasó muy desapercibido y acabó en cines de verano.

(T) O igual lo vio en casa de un amigo en el Cinexín.

(J) No, no, era en el cine del Palacio de los Deportes seguro.

(A) El Cinexín… Un amigo mío,  privilegiado, tenía uno. Lo asocio mucho a mi infancia.

(T) Yo tenía uno. Me tocó en una tómbola. Mi abuela era argentina y fuimos un día a algo como el local de Buenos Aires en Valencia.Y como era por Navidad hicieron una tómbola y me tocó el Cinexín. Que gran momento. No me ha tocado nunca nada más.

(A) ¿Y qué pelis ponías?

(T) Pluto y cosas así. Cortometrajes.

¿Qué películas marcaron vuestra adolescencia?
(T) «Regreso al futuro».

(A) Yo lo tengo superclaro. La saga «Regreso al futuro» / «Teen Wolf». Y luego «Top Gun».

(T) Uf, «Top Gun» no, tío.

(A) Igual es que a ti te pilló más jovencito.

(T) Yo recuerdo que fui a ver «Regreso al futuro», que nos llevó el padre de un amigo, y nos dejó solos a los chavales en la sala… Eso fue… Era la primera vez que iba al cine solo. Y era superemocionante. Estar viendo un peliculón, porque era una película de la hostia y éramos 4 ó 5 amigos juntos. Moló mogollón. Me acuerdo que fue en el Cine Oeste.

(A) «Top Gun» fue una fiebre adolescente. Increíble. De hecho, le copiábamos el peinado a Tom Cruise; las gafas; y se puso de moda, al menos dónde yo vivía, las cazadoras de aviador con borreguito. Y todo el mundo quería una moto.

(T) Y Kelly McGillis.

(A) Y la canción aquella que todavía la oigo de vez en cuando (momento mítico en el que Tortel y El Hijo tararean la canción). «Take my breath away». Sigue sonando en emisoras tipo Kiss FM. Fue muy importante «Top Gun». Me acuerdo que haber visto «Top Gun» y poder hablar de los diálogos era para ligar bastante necesario.

(J) Mi peli de adolescencia creo que es «Trainspotting», porque yo soy más joven (risas). La vi en séptimo o por ahí, y era como … es una peli en la que un tio se mete en el water porque se le cae una pastilla y luego se la mete por el culo. Era bastante transgresor para el momento.

(A) Que diferencia, ¿eh? En «Top Gun» lo transgresor era que se tomaban dos cervezas.

¿Qué película o que cineasta os abrió las puertas a otro cine menos comercial, distinto al que podíais ver en la adolescencia?
(T) David Lynch. Era muy crío y cuando descubrí «Twin Peaks» y flipé. Vi que habían otras formas de contar las cosas.

(A) Yo coincido con lo de Lynch y «Twin Peaks». De hecho es, también, un recuerdo de adolescencia, porque estábamos toda la clase alucinados. Me tocó con unos 16 años y ya entendías casi todo lo que pasaba, aunque aún no todo, y era una locura de serie.

(T) De pequeño me gustaba, también, mucho el cine negro porque en La 2 hacían ciclos muy buenos.

(A) La 2 creo que ha sido muy importante. A lo mejor tú (refiriéndose a Jordi) no te acuerdas cuando no había internet, pero yo voy a cumplir 40 años y una buena parte de mi vida ha pasado sin eso. Y gracias a La 2 y al defenestrado Garci, que a mí su cine no me interesa mucho y él como persona tampoco. Pero su programa «¡Qué grande es el cine!» durante muchos años yo lo esperaba con ansiedad porque era una posibilidad de ver cine de Dreyer, de Pasolini, de Rosellini, cine italiano, francés,… películas americanas tipo «La noche del cazador»… o ese cine negro tipo «El sueño eterno», que no era muy fácil de poder ver.

(J) En mi caso fue «Días de vino y rosas» de Blake Edwards. Yo siempre asociaba a Jack Lemmon a la comedia. Y me acuerdo de verla y decir «este tío no hace sólo gags».

¿Qué tipo de cine os gusta hoy en día?
(A) El bueno (risas).

(T) No sé, es como la música. Puede parecer una obviedad, pero cada cine tiene su momento. A mí me encantan los Hermanos Farrelly. Pero también me gusta Casavettes. Cada momento tiene su cine. Me gustaba Terrence Malick, pero la última ni voy a ir a verla. Yo creo que es difícil encontrar a alguien que digas, «hostia, nunca falla». Woody Allen sabes lo que te va a dar siempre. A veces está más inspirado, otras menos, últimamente casi siempre menos. Pero, normalmente, miras la cartelera y es desoladora. Dices, «¿qué película podría ir a ver?». Y, al final, acabas viendo «The Hobbit», para pasártelo bien.

(J) Tirando de clásicos (risas).

(A) Yo estoy viendo mucho cine un poco raro, tipo Antonioni y cosas así. Lo estoy volviendo a ver. Ahora mismo me apetece más ver una película densa que me altere, de alguna forma, la percepción. Aunque es verdad que también hay momentos que se prestan a los Farrelly o al Hobbit. De hecho, la fui a ver al cine. Y no me gustó nada.

(T) A mí tampoco me gustó nada.

(J) Pues a mí me moló.

(A) Me esperaba mucho más y no fui a verla con la mentalidad adecuada que creo que es algo que nos pasa mucho con la cultura en general.

(J) Claro, yo es que me esperaba un truño y bueno, pues no estuvo mal.

(A) Si te esperas un truño… Me pasó igual con Malick, … que lo he defendido hasta la última película, que ahí ya me he tenido que enfrentar con los puños a gente, pero es que con la última ya no sabía donde meterme. La vi porque estaba a gusto en el cine. A mí siempre me gusta estar en el cine, aunque no haya película. Estar ahí sentado a oscuras, oyendo la música, cierras los ojos y se puede uno hasta dormir. Es que creo que como la televisión, ahora, está tan bien hecha; las series en cuanto a narración y guión son tan potentes; reclamamos al cine que nos pegue otro tipo de puñetazo.

(T) Es que ahora las series están a un nivel muy superior al del cine en muchos aspectos. Yo estoy superenganchado, por ejemplo, a «Mad Men» y me aporta cosas que muy rara vez lo consigue el cine.

(A) Los estándares de calidad han subido tanto en cuanto a la producción…

(T) Y la posibilidad de contar una historia y de profundizar en los personajes que te permite al rodar varias temporadas.

(J) A mí me pasa con «Boardwalk Empire»: el rollo gángsteres, Ley Seca, años 20, … Supera películas del género como… como todas las que hizo Robert de Niro. Enoch «Nucky» Thompson se lo come con patatas.

(A) Yo creo que las series son como el pop actual en el sentido de que están reciclando todos los conocimientos, todos los trucos de la historia del cine, de guión, de montaje, visuales, … Se reciclan porque la gente ya se los sabe. Como muchos grupos de ahora, que por las facilidades y herramientas de producción, saben sonar a mil cosas distintas de mil épocas. Es muy accesible. Sin embargo, el cine siempre parte de una premisa más autoral y cuesta más ver ese tipo de cosas que rozan el pastiche que en las series muchas veces sí están y funcionan. Funcionan con menos escrúpulos. Series como «Mad Men» o «Lost», por ejemplo, son series que chupan de todos los lados.

¿Qué relación mantenéis con el cine español?
(A) Un poco de amor y oido. Creo que hay muchísimo talento. Está habiendo como un nuevo microcine… Andrés Duque, Jonás Trueba, Oskar Alegria… una serie de directores en torno a los 30 años que está haciendo cine sin dinero, muchas veces tirando de vídeo, a veces reciclando cámaras de Super8 y 16, y con una actitud muy buena. Luego está este que ha ganado todos los Goya del mundo, que creo que también es merecedor de un aplauso porque está intentando hacer industria…

(T) Bayona.

(A) Sí, Bayona, es otro cine, pero está funcionando muy bien. Pero este microcine del que yo hablo no es lo equivalente a lo que era antes el cine de arte y ensayo, un cine muy sesudo o tostón, no, para nada. Es un cine muy cercano a la gente de su edad, pero con pocos medios. Lo que no aguanto es ese quiero y no puedo del cine español. Ser menos cutre en cuanto a lo industrial, a la producción, no necesariamente al mercado. Se debería haber invertido como en Francia. Haber copiado su modelo.

(T) Totalmente de acuerdo. No hay nada que añadir a lo que ha dicho Abel.

(J) Mi novia que es argentina siempre me decía que las películas españolas eran las mejores. Siempre que íbamos al videoclub, ella quería coger una española…

(A) A nosotros nos pasa con el cine argentino (risas).

(J) Imagino que sería porque lo veía como cine europeo.

¿Os fijáis mucho en las bandas sonoras de las películas?
(T) Sí, yo me fijo. Creo que la banda sonora ideal es la que, prácticamente, no se nota. Cuando está como un poco por encima de las imágenes, me incomoda. Me sobra. Es una imposición de la música sobre la imagen…una obsesión por contar más… o de atraer a cierto público. El rollo ese del pop en las películas me pone un poco nervioso. El rollo ese de una canción que no está compuesta para la película, pero la usan. Lo veo como una necesidad de ser más modernos y atraer a un determinado tipo de público y me molesta. Me gusta, por ejemplo, lo que hace Jonny Greenwood, de Radiohead, … la de «Pozos de ambición» me parece brutal.

(A) Nino Rota me gusta mucho.

(T) Y Ennio Morricone. O Burt Bacharach.

(A) Hay música que es tan buena que, por momentos, supera eso del valor añadido que se le supone en la película y adquiere un protagonismo al margen de las imágenes. Yo me acuerdo de la banda sonora de «Drácula» de Coppola, que es tan buena, ayuda tanto a la película, que por momentos hasta se llega a imponer. O Badalamendi con Lynch.

(T) Es que es música que funciona perfectamente sin la película.

¿A qué película os gustaría haberle compuesto la banda sonora?
(A) Cobrando, a la que fuera (risas).

(T) Pues ya puestos, me gustaría trabajar con directores que me gustan, para así conocerles. Imagínate conocer a David Lynch. O a John Casavettes.

(A) ¿Te gustaría hacer la de «Regreso al futuro V»?

(T) Pues igual hacer algo así debe ser superdivertido.

(A) Debe ser increíble.

(T) O algunas así de Robert Zemeckis.

(A) A mí me encantaría. Que suceda en otra época y tengas que inventarlo todo.

(T) Rollo Vangelis. Rollo «Blade Runner».

(A) Y poder hacer algo para una película de aventuras, tipo Indiana Jones, también debe ser increíble. O un policiaco. O una de terror. Me gustaría mucho para una película de terror. Vi hace poco «Berberian Sound Studio» y la banda sonora de Broadcast me gusta más que la peli. Y, también, me gustaría mucho trabajar con Gus Van Sant…

(T) Hombre, por supuesto.

(A) Pero en una de esas pelis tipo «Gerry» o «Elephant»…

(T) De las que casi no tienen banda sonora.

(J) ¿Y con von Trier no te gustaría?

(A) No. Me molaría si no tuviera que hablar con él (risas).

¿Algún vicio inconfesable cinematográficamente hablando?
(T) Los Hermanos Farrelly, pero tampoco creo que sean inconfesables.

(J) A mí me hace mucha gracia una película de Paco Martínez Soria, que no sé como se llama, que sale Juanito Navarro, Ozores,… Es que la he visto en tantas situaciones absurdas que le he cogido cariño. Ir a tocar a un sitio y después de la prueba de sonido ir al hotel a hacer la siesta y que la estén poniendo en la 1 y verla entera.

(T) A mí me gusta mucho, y la he visto un montón de veces, «Notting Hill». Me encanta. Una película de esas de amor. Ahora lo pienso y digo «que coñazo», pero si llego a casa y la ponen la veo. Me mola Hugh Grant con el puto rollo que lleva.

(J) «Seven» la he visto también un montón de veces.

(T) ¿Y qué me decís de «Grease»? La empiezas a ver y vas diciendo «ahora cuando salga de la escena de los coches la dejo», «cuando salga la de…» y la ves entera.

(J) Yo, el otro día, cenando volví a ver «Dirty dancing».

¿Cómo surge lo de poner música a «El héroe del río», la película de Buster Keaton?
(T) Keaton nos gusta mucho. Yo ya tenía la canción «El héroe del río» que era un homenaje a esta película.

(A) Tórtel y yo siempre estamos pensando en hacer cosas juntos. Él vive en Valencia y yo en Madrid y no es fácil, pero de tanto ir encontrándonos, fue saliendo este proyecto. Y, también por una persona que tenemos en común…

(T) Una amiga mía de toda la vida que desde hace 5 años es su novia.

(A) Ella es muy fan de Buster Keaton y, por ello, los dos nos hemos chupado bastante su cine. Y pensamos que podría quedar bien hacer algo actual con el cine de Keaton. Tórtel habló con Jordi y, también se sumó, gracias al cielo.

(T) Sí, menos mal.

¿Ha habido algo de miedo o respeto a la hora de enfrentaros a la película?
(A) Yo creo que hemos sido un poco inconscientes.

(T) Mi forma de entender la música es parecida a la filosofía de Buster Keaton, de trastear, cabe mucho la improvisación, el gag continuo. Es que no es una película de arte y ensayo, esto es como jugar. Y me hacía mucha ilusión.

(J) Yo cuando me llamó Tórtel me acojoné, porque nunca había hecho algo así, pero luego hacerlo significaba poder trabajar con muchos cacharritos y eso me encanta.

(T) Y, bueno, que aunque nuestro acercamiento sea desenfadado, no significa que no haya mucho trabajo. Yo no recuerdo haber currado tanto ni para grabar un disco. Para que pueda haber esa espontaneidad que buscamos es necesario mucho trabajo detrás. Lo mismo que pasaba con las películas de Keaton.